AntÃgona, de Jean Anouilh
Versión y Dirección:
Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego
Reparto: Eleazar Ortiz (ha sustituido a Rubén Ochandiano en el papel de Creón); David Kammenos; Najwa Nimri; Berta Ojea; Toni Acosta; Sergio Mur; Nico Romero y Ramón Grau al piano.
Producción: Teatro Español
Las Naves del Matadero, Teatro Español hasta el 17 de marzo
Los cuervos sobrevuelan las afueras de la ciudad con sus picos apuntando al suelo. Esperan a que los perros devoren el cadáver de Polineces, hijo del Rey Edipo y hermano de AntÃgona. Mientras que la guerra entre hermanos ha desangrado a la familia gobernante y al pueblo, Creón, hermano de Edipo, se ha hecho con las riendas del Poder.
Creón (Rubén Ochandiano / Eleazar Ortiz) ha dado la orden de que Polineces no sea enterrado con honores fúnebres por haber traicionado a su patria y decide romper con esa tradición helénica dejándolo extramuros, a merced de las aves rapaces. AntÃgona, sobrina de Creón y prometida del hijo de éste, se opone a que el alma de su hermano vague eternamente en la Tierra y decide enterrarle, contradiciendo la orden de su tÃo-rey, en un acto de abierto desafÃo al Poder constituido, y desatando la ira del gobernante.
Jean Anouilh estrenó su versión de AntÃgona el 6 de febrero de 1944. El paralelismo entre la Ocupación alemana de Francia y la Resistencia quedó patente. 69 años después del estreno del autor francés, el 6 de febrero de 2013, suenan canciones francesas en la inmensidad de la Nave del Español y el maestro de ceremonias, interpretado por un sobresaliente David Kammenos, como si se tratara de un cabaret, pone en marcha el funcionamiento de la maquinaria del espectáculo.
Rubén Ochandiano y Carlos Dorrego han llevado a las Naves del Matadero de Madrid una versión y una puesta en escena que, en los tiempos que vive España, podrÃa traducirse como una parodia de la situación que atraviesa el paÃs. Lejos de exudar tufo panfletario, el montaje del dúo Ochandiano-Dorrego pretende, y lo consigue, sobrevolar la coyuntura con una altura poética considerable y, además, con acento francés.
El personaje de AntÃgona (Najwa Nimri) es la encarnación de la rebelión, la lucha de la aparente fragilidad de una mujer joven contra el Poder omnÃmodo de un gobernante todopoderoso. AntÃgona, la obra, pone de relieve hasta dónde son capaces los gobernados de soportar los humores, excusas y explicaciones de quienes tienen las prerrogativas del mando. Creón tiene la ardua tarea de hacer el trabajo sucio, algo intrÃnseco a las funciones que le tocan desempeñar debido al puesto que ostenta. Una labor verdaderamente desagradable en la que se deja el pellejo por su pueblo. Por lo antedicho, cualquier coincidencia con la realidad que cada uno conozca es pura casualidad.
La ciudad se va ensombreciendo, las últimas gotas de luz se van quebrando con cada nuevo disparo. Los ideales de AntÃgona y los deseos de su prometido (Sergio Mur), el hijo de Creón, se van evaporando, mientras que los miedos de su hermana (Toni Acosta) se acrecientan. A lo lejos, cuando el rey sale a los balcones de su palacio, oye los graznidos de los cuervos regocijándose en el festÃn de los cuerpos muertos. Detrás, el maestro de ceremonias, cual fiel observador silencioso, ejecuta las transiciones, los acordes necesarios rumbo a la cumbre de la soledad más absoluta, la soledad a la que se encarama el Poder.
Daniel Dimeco (@DanielDimeco)
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