Autores de Novela Negra (I): Rosa Ribas

Rosa Ribas (El Prat de Llobregat), es una de las damas del crimen de mayor proyección internacional. Con dos obras protagonizadas por la comisaria Cornelia Weber-Tejedor (Entre dos aguas -publicada por la editorial Umbriel en 2007- y Con anuncio, que apareció hace unos meses de la mano de Viceversa), se ha hecho con un nutrido grupo de fans que la siguen cada vez que regresa a España, ya que desde hace más de diecisiete años reside en Frankfurt, ciudad en la que transcurre la acción de sus tramas criminales. Antes, ya había cautivado a los lectores con El pintor de Flandes (Roca Editorial, 2006) una intriga ambientada en Amberes en el siglo XVII.

¿Qué te llevó a Frankfurt, donde resides desde hace diecisiete años?

Me fui como mucha gente que va para un año, para aprender alemán, que es algo que siempre había querido hacer, y como me interesaba mucho la cultura alemana, pensé que sería bueno hacerlo antes de estar atada, por ejemplo, laboralmente, y me fui a Berlín con esa idea de permanecer un año. Ese año se ha convertido en diecisiete y la cuenta sigue.

Algo que te atrajo mucho de Frankfurt fue su interculturalidad y queda muy bien reflejado en las novelas protagonizadas por la comisaria Weber-Tejedor. En la primera, Entre dos aguas abordabas el tema de la inmigración y en Con anuncio sigues tirando del tema.

Sí, es algo que seguirá presente porque Frankfurt es una ciudad que muestra lo que será la Europa del futuro. Incluso  se vuelve a discutir lo del modelo de convivencia cultural, donde se ve que el modelo de la llamada multiculturalidad no funciona tan bien como se había dicho en la teoría. Más que una convivencia de culturas en un vivir al lado del otro sin tocarse. Se está viendo que Frankfurt es la «global city», como la denominan en Alemania, la ciudad global por excelencia. Y es el campo de pruebas donde se está experimentando cómo se puede gestionar que vivan 175 culturas  en una sola ciudad.

Algunas iniciativas han dado buen resultado allí. Por ejemplo, lo que se hizo para que no hubiera guetos. Se evitó que en las viviendas sociales convivieran personas de una sola nacionalidad. Tenía que haber siempre un porcentaje mínimo de alemanes. Ha funcionado en parte, porque finalmente se han formado burbujas, más que guetos, que no se tocan. Y eso es lo que se está discutiendo ahora en la ciudad.

¿Consideras Frankfurt un personaje más de tus novelas?

Sí, son novelas que no pueden pasar en otra ciudad. En Con anuncio se cuestiona el tema de la identidad, no solo la de la comisaria, que al ser hija de inmigrante y alemán es una cuestión que le acompaña siempre. También se aborda la identidad de la ciudad, que está buscándose siempre. Frankfurt comparte, refleja el conflicto que tiene Cornelia. Esto no se podría abordar en Munich, por ejemplo.

La novela negra se ha transformado en el reflejo de la sociedad en diferentes aspectos. En tu nueva obra retratas un mundo profesional, el de la publicidad, muy específico.

Lo que me da el género es un armazón, una estructura con la que puedo hacer muchas cosas. No es un corsé, como dicen algunos, sino que me ofrece las líneas básicas en las que puedo poner la carne que quiera. Da mucho juego y, a la vez, por el hecho de plantear un caso en el que se comete un asesinato o un delito, puedo mostrar la sociedad en un momento de ruptura, con lo que el personaje que investiga se puede colar por todos los rincones y mostrar lo que funciona y lo que no. El género me permite enseñar y hacerlo en un momento muy particular.

Lo que ahora ha dejado de hacerse es aquello de que, una vez resuelto el crimen, todo vuelva a estar en orden, como en las novelas de Agatha Christie, en las que mueren 4 ó 5 personas y luego se van todos a tomar el té. Ahora no, esa ruptura deja huella en los personajes, la sociedad y el entorno.

En este tipo de novelas se requiere, quizás, un cierto orden más metódico al escribir. ¿Cuál es tu procedimiento?

La primera parte es la planificación. Siempre tengo la novela muy pensada, aunque pueden producirse cambios. Lo más importante para mi es que sé cómo termina, lo que va a pasar. Trabajo la novela desde el final hacia el principio procurando que los hilos no se rompan, que lo que suceda me lleve al punto al que quiero llegar. Como necesito visualizar los detalles, trabajo con una pizarra enorme que tengo en mi estudio, donde voy anotando todo, porque tengo miedo de perderme. Al escribir se me ocurren  cosas muy interesantes pero que no me sirven para la novela. Existe un trabajo de planificación, que es paralelo al trabajo de documentación. Para Con anuncio, por ejemplo, necesitaba conocer todo lo posible sobre el funcionamiento  de las agencias de publicidad, cómo es el día a día. Requiere el mismo trabajo que hago con la policía en Alemania, que utiliza procedimientos  que no conocemos mucho, por cierto. Tenemos una idea del trabajo policial de Estados Unidos por las series de televisión, pero los protocolos alemanes y la rutina son diferentes. Intento reflejar fielmente todo esto. Tengo una forense que «me hace» las autopsias, procurando no ser muy morbosa, porque yo tampoco lo soy. El resultado de todo este proceso lo voy acumulando y preparando mientras escribo. Algunos problemas surgen posteriormente, al escribir. Algo que pensaba que estaba muy bien estructurado y pensado, una vez puesto en el papel puede no funcionar. Y lo que no hago nunca es improvisar.

Además no abordas un único caso. En Con anuncio presentas dos: El hallazgo del cadaver de una prostituta y la trama del enredo de la agencia. Además vas tirando de otros hilos como la vida personal de Cornelia y su relación con sus compañeros, que también aporta intrigas…

Es que me interesa que el lector se encuentre con un personaje que tenga una vida antes y después del caso, que no sea una pura función en la que entra, resuelve el caso y se va, sino que haya hondura en ella. Para eso necesito una familia, unos colegas, sus conflictos personales y mostrar cómo afecta un caso criminal a esa persona que, desde luego, no es un robot. Cornelia no puede dejar de lado su vida personal cuando trabaja. Tiene conflictos, su familia, que en esta ocasión no está en tan primer término como en Entre dos aguas, pero sigue apareciendo. Además, el segundo caso es uno más en una serie. Quiero que Cornelia me acompañe -o yo a ella- por lo menos en tres novelas más. Por lo tanto, su historia debe ir creciendo con el tiempo.

Hay quien conecta a Cornelia Weber-Tejedor con Petra Delicado, creada por Alicia Giménez Bartlett. En las novelas de Petra también encontramos ese paralelismo entre el caso criminal y su vida personal, que en cada novela es más complicada.

Es una tendencia muy europea, dar a los personajes una mayor profundidad con una vida personal compleja, como la que tenemos todos. Mi personaje comparte con Petra Delicado esta forma de presentar al personaje. La diferencia es que Cornelia, al ser alemana, se encuentra en un entorno en el que no tiene que estar usando tanto los codos, Petra tiene que pelear más. Cornelia, en algunas cuestiones, tiene más seguridad porque es jefa y no ha de estar demostrando continuamente su capacidad, a pesar de tener colegas que se la quieren discutir. Petra Delicado, al moverse en otro mundo, tiene que sacar las uñas y morder para que la respeten y la dejen tranquila.

Incluso el sentido del humor es diferente…

Sí, el de Cornelia se basa más en la observación de las diferencias, pero no es cínica como el personaje de Giménez Bartlett.

Respecto al cuerpo de policía, tenemos una imagen ajena a la realidad «gracias» a algunas series de televisión, aunque, como decías antes, parece que hay un acercamiento a la realidad desde hace años. Por cierto, las series y la tele están muy presentes en tu novela. ¿Por qué recurres a ellas?

Es algo que comparto con la comisaria. Nos ha formado, somo de una generación que creció viendo Canción triste de Hill Street, El correcaminos…, aunque ella reconoce su incultura televisiva, algo que su colega siempre le echa en cara. Pero, sin duda, estas producciones han formado nuestra cultura audiovisual. Reconoces mejor a la gente de tu generación por las series que por otros referentes. Se comparten con los literarios y cinematográficos. Por eso las incluyo, forman parte de nuestra vida. Cornelia es una amante de Los Simpson. En Alemania la emiten a las seis de la tarde y en la primera novela la mostraba siempre corriendo para llegar a casa a tiempo y verla, aunque nunca lo lograba, y cuando en alguna ocasión lo conseguía, le llamaban por teléfono. En Con anuncio, tratandose del mundo de la publicidad, en el que se trabaja con los medios, la televisión está aún más presente. Aunque ahora sí, ella se desmarca porque no conoce los nuevos referentes.

Has avanzado los nuevos escenarios por los que se moverá Cornelia en las nuevas novelas. Entre ellos el Aeropuerto Internacional de Frankfurt y la Ópera de la ciudad. Son ambientes estupendos, aunque la ópera quizás no sea muy común del género.

Será el mundo de la ópera visto desde las «catacumbas», que tuve la suerte de poder visitar. hablando con el dramaturgo de la Ópera de Frankfurt me insinuó lo que podríamos denominar subterráneos morales de la ópera y pensé que daba mucho juego. Es muy interesante llevar a un personaje como Cornelia a un ambiente que le resulte muy ajeno. Eso me permite mostrarlo desde fuera, observar cómo intenta aprender las reglas de un mundo que no conoce. Te da un juego de miradas más interesante que moviéndote siempre en el ámbito de la delincuencia habitual, como el mundo de la droga, la prostitución, que será el caso de la siguiente novela, en el Aeropuerto Internacional de Frankfurt, que es un escenario impresionante. Quien lo conozca sabe que es un laberinto en el que trabajan más de sesenta mil personas. ¡Todo un submundo!

¿Planteas cada novela como un punto de superación o procuras mantener una línea contínua para darle unidad a la serie?

Tanto en la trama de mis novelas, como en la vida personal, como, espero, en  la calidad de lo escribo, mi intención es ir avanzando. Y me gustaría que los lectores encuentren cada novela mejor que la anterior.

Teneis en Alemania una tradición cultural que en España se ha ido perdiendo, aunque permanece, que son las lecturas con público.

Es una tradición diferente. En Alemania se lee mucho en voz alta y, por ejemplo, tienen un gran éxito los audiolibros, que en España nunca han funcionado. En las librerías alemanas verás estanterías repletas de libros grabados en CD, cualquier novela de éxito se graba. La gente se entusiasma cuando ve que hay una nueva grabación leída por Rufus Beck o Julia Haacke, porque buscan actores  que les gustan mucho leyendo. Hay una enorme tradición de audiolibro  y la concentración que supone creo que es más una cuestión cultural. Diría que en España hay más cultura de narración libre, a la gente le gusta que le cuenten cosas. Los alemanes, como desde niños se les lee mucho, tienen esta capacidad de concentrarse en un texto escrito, donde no existen esos cambios de la narración libre. Pueden estar escuchando durante un largo rato. Por ejemplo, hay una librería que cada último jueves de mes congrega a mucha gente que va a escuchar durante una hora la traducción al alemán del Quijote.  Pagas la entrada, te ponen un vinito, te sientas y durante una hora escuchas el Quijote. Es una maravilla, porque quien lo hace lo lee tan bien y la traducción es tan buena que se te olvida que  lo estás escuchando en alemán. En mi caso, al hacer lecturas, intento mezclar las dos cosas, porque es más natural en mi, más auténtico. Lo que hago es leer y contar. Como la comisaria es binacional y yo vivo en Frankfurt pero no dejo de ser una extranjera, lo hago así y les gusta mucho la mezcla.

La traducción al alemán de Entre dos aguas funcionó muy bien. ¿Cuando saldrá publicada la segunda novela en Alemania?

Este verano. Le cambian el título por Campaña mortal. Les encantan este tipo de títulos.

José A. Muñoz

Y mañana…

Félix G. Modroño nos presenta al doctor Fernando de Zúñiga, su investigador en la España del siglo XVII.

José A. Muñoz

José A. Muñoz (Badalona, 1970), periodista cultural. Licenciado en Ciencias de la Información, ha colaborado en varias emisoras de radio locales, realizando programas de cine y magazines culturales y literarios. Ha sido Jefe de Comunicación de Casa del Llibre y de diversas editoriales.

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