David Abulafia: “De tanto mirar Europa, se nos olvidó el Mediterráneo”

Tiene su punto entrevistar a un Abulafia, apellido con fuertes reminiscencias: uno de los grandes de la mística española (Abraham Abulafia), nombre también del fundador de la Sinagoga del Tránsito en Toledo (Samuel ha-Levi Abulafia), de varios rabinos y finalmente de la legendaria panadería Abulafia en Jaffa-Tel Aviv. La panadería pertenece a un árabe que tomó prestado el nombre en agradecimiento a un pariente Abulafia. El catedrático de Cambridge explica con humor que cuando dice su nombre en Israel, rápidamente le contestan “¡pita!”.

David Abulafia lleva el Mediterráneo en la venas, sólo así puede escribirse su historia en 655 páginas, comenzando por el 22000 aC y finalizando en nuestros días. Un compendio que aspira a ser un clásico sobre la historia de los pueblos que cruzaron y habitaron el continente líquido. De entre todos los nombres que el hombre ha dado al Mediterráneo, él escoge el que recibe en hebreo (Yam gadol – Gran mar) para dar título a esta magna obra: El gran mar. Una historia humana del Mediterráneo (editorial Crítica, 2013).

Durante la entrevista, David Abulafia desmonta algunos de los mitos con pies de barro sobre los que hemos fundado la Unión Europea movidos por una nostalgia que no ha tenido en cuenta que lo que más caracteriza la civilización originaria de la antigua Grecia de la cual somos herederos es, precisamente, la enorme influencia que recibió de Oriente, y de su mezcla de pueblos y culturas. Y de tanto mirar Europa, explica, se nos olvidó el Mediterráneo.

Tratamos diversos temas: el pasado histórico y cultural mediterráneo, su presente político, el independentismo catalán, los Reyes Católicos, Margaret Thatcher, por qué Gran Bretaña quiere abandonar la Unión Europea y cómo España ha pasado de ser un ejemplo de economía casi tigre a un país con la mitad de sus jóvenes desempleados.

David Abulafia (foto: Holbergprisen / wikimedia)
David Abulafia (foto: Holbergprisen / wikimedia)

Empecemos por Homero. Usted lo cita como fuente. ¿Cuánto hay de hechos y cuánto de leyenda?

Algunos historiadores postmodernos rechazan la idea de un pasado real en favor de una multiplicidad de pasados ​​imaginarios. Yo creo que hay un pasado real y físico, es decir, escribo sobre personas que realmente existieron, que tenían pensamientos reales y realizaron actos reales. Pero también se establece una relación entre el pasado real y las leyendas que se producen sobre este pasado. Por ejemplo, la historia y la guerra de Troya. Sus leyendas tuvieron una influencia cultural enorme.

Cabe preguntarse sobre lo que realmente sucedió cuando Troya fue destruida alrededor del año 1200 aC, ahí la Ilíada no puede dar respuestas; pero hay una segunda pregunta que es de qué manera la historia de los troyanos y de la guerra de Troya se difundió para tener esa enorme influencia, de tal modo que los romanos hablaban de sí mismos como descendientes de los troyanos. Más tarde este sentimiento de los romanos tuvo una fuerte influencia sobre Constantino, e incluso Constantinopla se sintió de alguna manera heredera de Troya. Así pues, todas estas leyendas también han configurado la realidad.

¿El mayor logro de los romanos?

Se las arreglaron para crear algo que nunca más se ha repetido y que es tener el control de la totalidad del Mediterráneo.

Heracles a punto de matar a Laomedonte, frasco de terra sigillata de la Galia, final del siglo I – principio del siglo II (foto: wikimedia)
Heracles a punto de matar a Laomedonte, frasco de terra sigillata de la Galia, final del siglo I – principio del siglo II (foto: wikimedia)

Los romanos declaraban descender de los refugiados troyanos.

La influencia entre la cultura romana y la griega era muy fuerte, y en cuanto a las historias que contaban apenas establecían distinción entre ellos y los griegos. Es realmente importante señalar que los límites de la cultura de la antigua Grecia son muy imprecisos, y sin duda lo que más caracteriza esa civilización es precisamente la enorme influencia que recibió de Oriente, de los fenicios e incluso de los asirios, y de sus mezclas con otros pueblos: griegos y etruscos, griegos e iberos, griegos y cartagineses. Había una concepción de frontera abierta entre estos pueblos y se cruzaron muchos préstamos culturales entre ellos.

Si me preguntas cómo se podría definir un hombre de la Grecia antigua -y digo hombre porque el papel de las mujeres era prácticamente inexistente- se describirían como atenienses, corintios, o de Siracusa, en función de su lugar de procedencia. Pero hemos de recordar que la civilización de lo que denominamos Grecia antigua es algo construido a través de todo el conjunto del Mediterráneo, de la mezcla de pueblos.

El Mediterráneo se ha regido por un doble patrón, mercantil y militar. ¿Ha cambiado algo?  

El Mediterráneo ha sido un lugar de extraordinario intercambio. Desde luego, hay grandes diferencias en función de si se cumple una misión comercial o militar. Cuando es mercantil se produce una fusión de pueblos y culturas, se adoptan las costumbres de aquellos lugares donde se penetra. Sin embargo, también se puede producir un patrón diferente. Por ejemplo, los franceses en Argelia no quisieron tener ningún contacto real con la población. Para ellos ese territorio era una parte integral de Francia, y por tanto, se la trataba como una ciudad francesa, con una universidad francesa que, por cierto, era básicamente para europeos. Una situación totalmente diferente se producía en ese mismo periodo en la ciudad de Alejandría. A finales del siglo XIX y principios del XX había una gran mezcla de pueblos en esta ciudad, la gente cruzaba fronteras culturales, se casaban entre ellos, se mezclaban las lenguas… Podías escuchar a gente que comenzaba una frase en castellano y la acababa en turco.

Así pues, sí hay al menos estos dos modelos de penetración en los lugares. El militar, que no participó en el concepto de ciudadanía, y uno de base mercantil, cuyo carácter a menudo permite conformar una sociedad más abierta. Tampoco hay que ser demasiado romántico a la hora de comprender estas sociedades más abiertas, algunas vivieron enormes tensiones; pero, por encima de todo, hay una voluntad de convivencia y una capacidad de mezcla entre gente de muy diversa identidad cultural. Ahora bien, me preguntas si ha cambiado algo. Esta capacidad de mezcla realmente ha desaparecido, ya no es una característica importante de la vida del Mediterráneo, es más, ahora está en peligro de extinción.

He leído su libro de un tirón. ¡Menudo atracón de guerras y violencia! ¿Hemos progresado?

No creo que hayamos avanzado mucho, no. En realidad… Mira la situación actual. Hay una división entre el norte y el sur del Mediterráneo, apenas se hablan entre sí. El sur ve al norte desde un pasado colonial, especialmente a Italia, Francia, Gran Bretaña, y en cierta medida también a España. El norte hace años que sólo se orienta a Bruselas, a la Unión Europea, a la adopción de la moneda única, y así sucesivamente. Y ahora está sumida en una crisis, que en cualquier caso sólo la aleja del Mediterráneo. Puede decirse que de tanto mirar Europa, se nos olvidó el Mediterráneo.

¿Cuál es la actual situación política del Mediterráneo?

El Mediterráneo en este momento está lleno de tensiones, y no hablo de las obvias. No hablo de lo que sucede en Siria, o entre Israel y los palestinos, o el conflicto no resuelto entre Turquía y Chipre. No hablo sólo de esa pequeña esquina del Mediterráneo. Sino también del caos en Libia, de la situación en Túnez y de todo el oeste árabe. Ahora el Mediterráneo vive en estado de peligro. No en el sentido de colapso. Tampoco puede decirse que ahora mismo haya un poder que imponga sus reglas. Pero se está produciendo una situación de incerteza que es peligrosa, aunque no veo riesgos de un conflicto panamediterráneo. Eso parece fuera de cuestión.

¿Qué papel juega Israel?

Creo que Israel tiene, potencialmente, un papel muy importante que desempeñar en el Mediterráneo. Su economía, como la de Turquía, parece ir en buena dirección. Pero ha tenido la oportunidad -y no lo ha hecho- de resolver el problema con sus vecinos de una forma aceptable, lo cual le permitiría ser un Estado reconocido -virtualmente- por todo el mundo árabe. Israel tiene que reconocer a los palestinos el derecho a crear su propio Estado. Pero es probable que sea demasiado tarde ya. Quiero decir, los asentamientos siguen creciendo y también el radicalismo. Por otro lado, los israelíes están muy preocupados, y es comprensible, sobre lo que está sucediendo en Siria y Jordania, donde la situación es delicada aunque en éste último no puede hablarse, obviamente, de revolución.

¿Cree que el Estado de Israel podría desaparecer? Torres más altas cayeron…

Según análisis recientes, podemos afirmar que la supervivencia del Estado de Israel no sufre una gran amenaza, debido a su poder militar, pero la falta de voluntad para cerrar un acuerdo definitivo con sus vecinos es una gran tragedia, y es lo que realmente le ofrecería la seguridad que necesita.

Por otro lado, hay una gran cantidad de países árabes, como los Emiratos Árabes Unidos, a los que en realidad les gustaría tener una estrecha relación política y comercial con Israel. Cada vez que Israel ha tomado medidas dirigidas a una paz con los palestinos hemos visto cómo se abrían embajadas y se ponían en marcha misiones diplomáticas por parte de países árabes, pero también, ante nuevos brotes de violencia, estas misiones se cierran de nuevo.

¡Y han perdido tantas oportunidades! Hubo un político israelí, Abba Eban, que solía decir que “los árabes nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad”, pero me temo que es propio de ambos lados. Israel también parece no perder ninguna oportunidad de perder una oportunidad, y es muy importante que resuelvan los problemas lo antes posible si quieren tener un beneficio de largo plazo.

Señala en su libro que los judíos han ejercido una gran influencia en la historia de los pueblos Mediterráneos. ¿Cómo resumiría esta influencia?

Lo que se ve una y otra vez es la capacidad de los judíos, los comerciantes en particular, para desplazarse de un lado a otro del Mediterráneo. Gozaban como de un estatus de neutralidad y podían moverse, por ejemplo dentro de España entre zonas de musulmanes y zonas cristianas, o entre Egipto y el Imperio Bizantino. Tenían una capacidad asombrosa para moverse entre países e incluso entre religiones, lo cual era muy valioso. Un ejemplo notable, no lo menciono en el libro pero lo conozco, es un miembro de la familia Cansino, con base en Orán.

Tras la conquista española sobre Orán a principios del s. XVI se permitió que permaneciera en la ciudad un reducido número de judíos, y de hecho se les utilizó como embajadores, porque tenían contacto con las autoridades musulmanas y podían hacer de enlace entre la corte y el norte de África. Y aunque técnicamente tenían prohibido viajar por España bajo pena de muerte, recibían pases especiales y se movían por la corte en Madrid. Otro ejemplo interesante es el de los judíos de Mallorca en el siglo XIV; eran buenos cartógrafos y produjeron mapas para gobernantes catalanes e incluso para el rey de Francia. Tenían contacto y un gran conocimiento geográfico y cultural del mundo musulmán y fueron capaces de producir mapas magníficos que ahora encontramos en muchos museos.

Le dedica varias páginas a Ramon Llull (1232 - 1315), ¿qué le gusta del personaje?

Lo bueno de Ramón Llull fue que aceptó que las tres religiones se formaron por el mismo Dios y muestra una gran comprensión por las otras, sin considerar a ninguna falsa; punto de vista que no compartía entonces el cristianismo institucional, que más bien tendía a referirse al judaísmo y al Islam como religiones fundamentalmente incorrectas. Podríamos decir que Ramon Llull es el primer exponente de algo que ahora llamamos relación interreligiosa. Un personaje muy atractivo, desde luego.

Puerto de Barcelona, grabado francés del siglo XVIII (imagen: wikimedia)
Puerto de Barcelona, grabado francés del siglo XVIII (imagen: wikimedia)

Benjamín de Tudela (1130-1173) escribió que Barcelona era una bella ciudad, llena de sabios rabinos y mercaderes. Pero también, según su libro, los catalanes se especializaron en la esclavitud y eran muy buenos en piratería.

Benjamín de Tudela escribió esas palabras sobre una época de la que sabemos menos de lo que deberíamos, aunque sí sabemos que en el siglo XI Barcelona fue muy próspera. Llegaba una gran cantidad de dinero a Barcelona procedente de los pagos que reyes musulmanes de Al-Andalus ofrecían como tributo a los gobernantes cristianos en el norte. Así que la ciudad prosperaba. El siglo XII parece ser un período de calma que se ve beneficiado por las crisis que atravesaron en Al-Andalus los reinos musulmanes. Las imágenes que nos llegan de la Barcelona de ese momento nos muestran una ciudad pequeña, situada ​​en los límites de las murallas romanas que podemos rastrear hoy en día.

Pero todo esto se transformó por completo en el siglo XIII, momento en el que tuvo lugar una expansión increíble. Lo interesante de esta expansión es que se llevó a cabo en un momento de gran competencia con los genoveses y los comerciantes de Pisa, que explotaban estos mercados del norte de África, Sicilia y Cerdeña. Pero los catalanes, con el apoyo del Rey, lograron establecerse en el Mediterráneo. Fue una combinación de habilidades políticas y comerciales que transformó la ciudad, contra toda expectativa, en uno de los principales centros políticos y mercantiles del Mediterráneo.

¿Puede comprenderse el independentismo catalán dentro de su historia en el Mediterráneo?

Es interesante observar de qué manera los historiadores catalanes -contemporáneos a Franco y anteriores- han estado en la vanguardia del movimiento cultural nacional, promoviendo la identidad catalana. Algunos a favor de la independencia, pero la mayoría sobre todo interesados en impulsar la identidad catalana de una manera tradicional, mediante la promoción del idioma catalán.

Puede apreciarse por ejemplo en la gran deferencia que reciben Las cuatro crónicas catalanas, escritas a finales del XIII y durante el XIV. Una de mis favoritas es la edición que de ellas hizo Ferran Soldevila. Se publicaron con una hermosa encuadernación en cuero, buen papel, a dos columnas, letra pequeña, ¡como una Biblia!, y de hecho, en la contraportada los editores describen este compendio como los cuatro evangelios de Cataluña, si bien estas crónicas, que fueron escritas en catalán, comprenden sólo la historia de Cataluña del XIII y XIV. Hace años, Franco aún vivía, recuerdo ir a una librería que ya no existe en Barcelona, ​​y me sorprendió ver que había una gran sección dedicada a libros en catalán.

Desde luego el gobierno de Franco cometió un grave error al no ver que en realidad sólo estos libros de la Cataluña medieval eran una gran fuente de inspiración para aquellos que esperaban que tras su muerte todo cambiaría a mejor, como de hecho sucedió.

Creo que ahora también esperan un cambio a mejor…

La pregunta que yo me hago es, si partimos de la identidad catalana, ésta está muy ligada a la cultura en catalán y en particular al idioma; entonces los límites de la propia Cataluña resultan un marco muy artificial, porque catalán se habla también en Valencia y en Mallorca, e incluso actualmente en Cerdeña, aunque muy poco. Entonces, ¿qué diferencia a Cataluña de estos otros lugares que también son de cultura catalana para que la reivindicación de independencia haya florecido sólo en Cataluña? Me pregunto si parte de la cuestión no será similar a lo que sucede hoy en día entre Reino Unido y Escocia. Escocia piensa: “Tenemos una gran cantidad de petróleo y gas, si llegamos a ser independientes tendríamos enormes recursos, podríamos ser como Noruega”, lo cual no es del todo así, pero efectivamente piensan que podrían ser un país independiente y rico.

Me pregunto por tanto si esto es lo que sucede hoy en día en Cataluña, es decir, si la idea de independencia se basa en la suposición de que es una zona próspera de España y si no tuviera que mantener regiones más desfavorecidas podría convertirse en una nación muy próspera. Me parece que hay una confusión entre el objetivo económico y la cuestión de la identidad cultural de los catalanes, que siempre ha estado en la base de la nación. En este sentido, soy un poco escéptico. Pero desde luego no soy ningún experto en la materia.

Usted conoce bien el período de los Reyes Católicos. ¿Diría que lograron su propósito de unificación?

Soy consciente de que existe una creencia bastante extendida de que Fernando e Isabel unificaron el territorio e incluso así aparece en los libros ingleses de Historia, pero no se produce en realidad, no existía como tal una unidad de España. Había diferentes reinos que ni siquiera estaban unidos, la misma Corona de Aragón estaba muy fragmentada. Isabel no formó nunca parte del gobierno de la Corona de Aragón, simplemente era la consorte, la mujer del rey. Incluso es posible que se haya malinterpretado la importancia de este matrimonio. De hecho, cuando Isabel murió, Fernando se casó de nuevo y decidió que su futuro no estaba ligado a Castilla sino a Nápoles, y más bien trató de revivir e impulsar el poder de su tío, Alfonso V el Magnánimo, en el Mediterráneo.

Me parece que la creación de España tuvo un desarrollo posterior mucho más lento, sobre todo en la expresión de los límites de Cataluña, en el siglo XVII. En su época, los Reyes Católicos tuvieron la oportunidad de ser quizá los gobernantes más poderosos de Europa; pero si realmente entendieron esto como un destino a largo plazo de este territorio que ahora llamamos España, es otra cuestión.

El gran marPara gobernante poderosa, Margaret Thatcher.

No hay duda de que Margaret Thatcher transformó por completo la política de Gran Bretaña. También su política tuvo un enorme impacto en las relaciones de este país con la Unión Soviética. Su papel en la historia está garantizado. Con ella al frente del país Gran Bretaña realizó alguno de sus más importantes logros. Algunas personas no están de acuerdo con esto, pero hay que decir que los sindicatos entonces actuaban de forma muy antidemocrática, se llegaba a las huelgas sin votación, y los encuentros abiertos (open meetings) estaban claramente dominados por los que dirigían los sindicatos. Gran Bretaña estaba a punto de convertirse en un país enfermo debido a sus dificultades económicas. No quiero decir que ella arreglara los problemas económicos, esto vino más tarde, pero sí pienso que creó un nuevo estado de ánimo en el país y una manera diferente de establecer relaciones de trabajo en el Parlamento entre laboristas y conservadores. Se trabajó con un gran sentido de la responsabilidad entre el partido en el poder y el partido en la oposición y esto es algo que nadie puede refutar.

Sorprendió mucho cuando fue elegida, pero todos acabaron considerando que ha sido una política muy valiente, que supo hacer frente a una gran cantidad de presión, añadida a la que recibió por ser mujer. Últimamente salen a la luz nuevas valoraciones bastante interesantes sobre su aportación.

Gran Bretaña se plantea abandonar la UE, ¿qué opinión tiene?

Lo realmente importante es tener la oportunidad de renegociar. Y creo que Gran Bretaña no es el único país que lo piensa, sin duda el norte de Europa, Dinamarca, Suecia, Finlandia y otros países estarían muy interesados ​​en relajar su relación con Europa, aunque también saben que el euro -cuya implementación no se ha gestionado nada bien- no puede funcionar sin una gran unión política. Habría que encontrar una solución intermedia.

La historia del Mediterráneo muestra que de las crisis también se sale.

Todos los problemas que hemos visto en los últimos años se han producido por una política económica deficiente, una expansión de la Unión Europea muy acelerada y amplia, y una implementación del euro que debió revisar criterios. Por ejemplo, Grecia fue admitida en la Unión Europea a pesar de que no cumplía los requisitos, y todo por una especie de nostalgia y de creer que los griegos fueron los fundadores de la civilización occidental, que de alguna manera estamos en deuda con ellos, que había que mantener Grecia en el corazón de Europa. Y creo que esto es un error fundamental, lo primero era resolver la relación de Grecia con Turquía y el problema de Chipre, e intentar reforzar la red comercial del Mediterráneo; y en segundo lugar, la manera en que se rechazó a Turquía. Ahora vemos que les va muy bien fuera de la Unión Europea, con una economía que crece alrededor del 8% por año. Pero bueno, la cuestión, creo yo, es que se cometieron errores fundamentales en la creación de la Unión Europea.

¿Qué imagen se tiene de España actualmente en Gran Bretaña?

Hace años España nos sorprendió porque fue el país más exitoso como economía emergente de una dictadura, aún más que Italia. Hoy no hay nada que recuerde a los años setenta, y eso que éste era entonces uno de los países más pobres del oeste de Europa. Por lo tanto, creo que tendemos a pensar que España es un país que ha experimentado un desarrollo fenomenal y la pregunta es cómo volver a ponerlo en marcha. Al igual que en Gran Bretaña, la crisis bancaria, los préstamos irresponsables, la búsqueda de beneficios a corto plazo…, todo esto ha sido desastroso para la economía en su conjunto; pero en España se suma un problema adicional: el euro, que ha bloqueado la solución, y éste acaba siendo el problema principal. Gran Bretaña, al no estar en el euro, ha podido maniobrar, ahora nuestra economía se mantiene estable e incluso con algunos signos optimistas como un ligero aumento de empleo. En cambio la cuestión del empleo en España es trágica. Hace algunos años España fue para Gran Bretaña un ejemplo de economía casi tigre, y ahora, cuando me preguntas qué imagen me viene a la cabeza sobre la economía en España te diré que es la de un país con la mitad de sus jóvenes desempleados.

¿Este período histórico se conocerá como el de la gran crisis?

Con todo, este es el período de la gran revolución tecnológica.

Berta Ares
(@BertaAresY)

 

Berta Ares Yáñez

Periodista e investigadora cultural. Doctora en Humanidades. Alma Mater: Universidad Pompeu Fabra.

8 Comentarios

  1. Muy interesante. No conocía al protagonista de la entrevista y me ha parecido un hombre sabio de verdad.

  2. España se alejó del Mediterráneo cuando olvidó el politeísmo de Grecia y Roma.

  3. Una buena entrevista y un buen tema. En línea con lo que nos tiene acostumbrados su autora, Berta Ares. Permite asociar, relacionar con diversos asuntos -cosa que hacemos todos- archivados en nuestra memoria y que de modo voluntario/involuntario surgen según vamos leyendo, lo cual genera –va generando- diversos links.

    Este texto no es más que un hipertexto. Ahí van algunos de los enlaces conceptuales que han ido surgiendo.

    1.- Demasiadas concesiones del profesor David Abulafia a lo “políticamente correcto”. Se ajusta al canon. Las siguientes citas son una muestra:

    – “y digo hombre porque el papel de las mujeres era prácticamente inexistente-“

    – “uno de base mercantil, cuyo carácter a menudo permite conformar una sociedad más abierta”

    – “muy diversa identidad cultural.”

    – “la identidad catalana, ésta está muy ligada a la cultura en catalán y en particular al idioma”

    – “pero todos acabaron considerando que ha sido una política muy valiente, que supo hacer frente a una gran cantidad de presión, añadida a la que recibió por ser mujer.”

    2.- El profesor señala: “Hay una división entre el norte y el sur del Mediterráneo, apenas se hablan entre sí. “

    En la tectónica de civilizaciones, por el Mediterráneo pasa una falla profunda y activa que separa placas. A lo largo de esa falla hay áreas muy favorables para generar seísmos, volcanes y, como el agua es el hilo conductor del este estudio, también tsunamis.

    3.- Buena parte de la península Itálica ya era Grecia. La Magna Grecia. En su significado profundo dice mucho; no hay más que repasar todo lo que surgió, paso, se origino en Elea, Siracusa, Agrigento y demás ciudades de colonización griega. Cómo no acordarse de Arquímedes, Parménides, Empédocles, Diodoro Sículo… Los romanos, los latinos, no sólo eran vecinos de los griegos; era el helenismo virando hacia Occidente.

    4.- El pago de parias lo asociamos con la Edad Media. También es asunto actual No hay más que escuchar lo que dicen los medios de “comunicación”. Hoy se sigue utilizando tal método de comprar la paz entre unos y otros. La Edad Media, la actualidad… … …

  4. Muchas gracias por tus comentarios, Teodoro. Gran idea el punto 4.

    En cuanto al punto 2. Citas actividad tectónica en el Mediterráneo, y aunque lo haces de forma metafórica me has remitido directamente a unas páginas del maestro Edward Gibbon que no logro quitarme de la cabeza, y a punto estuve de servirme de ellas para introducir la entrevista. Los hechos que Gibbon escribe en su «Historia de la decadencia y caída del Imperio romano» son las siguientes:

    «Durante el segundo año del reinado de Valentiniano y Valente, en la mañana del vigésimo primer día de julio, un terremoto violento y destructor estremeció la mayor parte del mundo romano. La conmoción se transmitió a las aguas, las orillas del Mediterráneo se secaron por la repentina retirada del mar y se pudieron coger los peces con la mano; grandes barcos quedaron varados en el lodo y los espectadores curiosos pudieron entretener su vista o, tal vez, su imaginación, contemplando la diversa apariencia de valles y montañas que desde la formación del mundo nunca habían estado expuestos al sol. Pero pronto regresó la marea con el peso de un diluvio inmenso e irresistible que causó grandes daños en las costas de Sicilia, Dalmacia, Grecia y Egipto. Las aguas arrastraron grandes barcos y los depositaron sobre los tejados de las casas o a tres kilómetros de la costa; barrieron pueblos y viviendas, y, a partir de entonces, la ciudad de Alejandría conmemoró anualmente el día funesto en que murieron cincuenta mil personas en la inundación.

    La noticia de la magnitud de la catástrofe, que fue creciendo de una provincia a otra, alarmó y aterrorizó a los súbditos de Roma, y su asustada imaginación agigantó el alcance real de una desgracia momentánea. Los romanos recordaron los terremotos anteriores, que habían derribado las ciudades de Palestina y Bitinia; consideraban estos golpes alarmantes como mero preludio de calamidades todavía más terribles, y su temerosa vanidad estaba dispuesta a confundir los síntomas de un imperio en decadencia con los de un mundo que se hundía».

  5. LM, dices que España se alejó del Mediterráneo cuando olvidó el politeísmo de Grecia y Roma. ¿Queda acaso algo de politeísmo en el Mediterráneo, en general? Paganismo quizá. No sé. Gracias por hacerme pensar.

    Benno, Oriol. ¡Seguimos! 🙂

  6. Señor Abulafia, su libro me fascina pero hay un pequeño detalle, que me llama la atención ¿Por qué llama catalán continuamente lo que fue un reino aragonés? Resulta inquietante como los catalanes se han apropiado de esta historia común, que comparten varios pueblos de España, para promocionar su producto nacionalista, lo que es más preocupante es que intelectuales como usted secunden, consciente, o inconscientemente, esta superchería histórica.

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