De ratones y hombres. John Steinbeck
Versión: Juan Caño Arecha y Miguel del Arco
Dirección: Miguel del Arco
Reparto: Fernando Cayo, Roberto Ãlamo, Antonio Canal, Rafael MartÃn, Josean Bengoetxea, Irene Escolar, Eduardo Velasco, Diego Toucedo, Alberto Iglesias y Emilio Buale
Producción: Concha Busto Producción y Distribución en coproducción con el Teatro Arriaga de Bilbao, Teatro Calderón de Valladolid, Clece, Kamikaze Producciones y con la colaboración del Teatro Cuyás de Las Palmas
Sala Principal del Teatro Español (Madrid) hasta el 27 de mayo de 2012
De ratones y hombres, de John Steinbeck, Premio Nobel de Literatura 1962, es una novela que se enmarca dentro de la mejor literatura norteamericana. Es una prosa descarnada que refleja uno de los perÃodos más difÃciles de los Estados Unidos como fue la Gran Depresión y sus consecuencias: la pobreza extrema que acompañó aquellos años en un paÃs que, paradójicamente, habÃa alcanzado un alto nivel de desarrollo y de creación de riqueza. Esta novela antecede a otras disecciones que hizo el autor californiano de la realidad de su paÃs: Las uvas de la ira y Al este del edén.
Steinbeck extrae el tÃtulo de la novela de un poema del poeta británico Robert Burns sobre las vidas mutiladas, las de los ratones y las de los hombres:
Uno más eres de los desdichados
que ven todos sus planes anulados:
de ratones y hombres quedan truncados,
los proyectos mejores
¡y en vez de éxitos anhelados,
nos quedan sinsabores!
De sinsabores va esta exquisita versión (fiel a la obra original) que dirige Miguel del Arco en el Teatro Español y que estrenara el 8 de marzo en el Arriaga de Bilbao. También va de se sueños que se persiguen a precios altos, a costa de humillaciones, de trabajos a destajo, de injusticias que se basan en el color de la piel, en la inutilidad de los viejos, en el capricho del poderoso y de los fanfarrones que se escudan en sus privilegiadas posiciones. Personajes que sueñan con la esperanza de que algún dÃa llegue el tan anhelado éxito que los libere del yugo y del sacrificio inhumano.
Setenta y cinco años después de su aparición, De ratones y hombres vuelve a ser una obra contemporánea de gran actualidad. Casi un siglo más tarde de aquella Gran Depresión, nos vemos inmersos en una situación de caracterÃsticas similares, reafirmando la idea de que las vivencias del pasado no son más que eso, pretérito, historias que vivieron otros, por más que nos empeñemos en decir que de los errores de los ascendientes aprendemos los descendientes.
La vida de George Milton, papel que interpreta Fernando Cayo, es una tragedia vestida de quimeras que se alejan a cada paso que da por una California en plena debacle: década de 1930. George Milton carga, además de con la falta de trabajo estable, con el “grandullón†Lennie Small, un apellido que no se condice con la enormidad de su cuerpo, y que interpreta, magistralmente, Roberto Ãlamo, un actor completÃsimo que ya nos maravilló en Urtain y que, durante dos horas, se deja todo lo que un actor puede poner encima de un escenario: pasión y un personaje inolvidable. Lennie Small es un hombre tierno y deficiente mental que, como George, desea llegar a tener su propia granja donde alimentar conejos. La relación entre ambos se nutre de los fracasos laborales que siempre terminan mal por culpa de la fuerza irrefrenable y descontrolada de Lennie al que sólo puede contener su amigo George.
George y Lennie son dos errantes trabajadores que ven, como se desprende del poema de Burns, que el presente es el enemigo, al pasado mejor no mirarlo y el futuro es una noche muy oscura. Con eso y con todo, sà queda espacio para la amistad (resquicio de Humanidad) entre los dos hombres perdidos. Ambos, George y Lennie, se tienen el uno al otro:
George.- Con nosotros no pasa asÃ. Tenemos un porvenir. Tenemos alguien con quien hablar, alguien que piensa en nosotros.
Lennie.- Porque… Porque yo te tengo a ti para cuidarme y tú me tienes a mà para cuidarte, por eso.
Las consecuencias del estallido de la crisis de los años treinta son una larga cola de desheredados que vagan por Estados Unidos en busca de un trabajo, personas detrás de la subsistencia, rastreadores de lo que sea con tal de llevarse algo a la boca que no sea sólo bilis y decepción. Steinbeck en la novela y del Arco en la versión teatral nos muestran la desesperación de unos humanos que, como el anciano Candy (en el cuerpo de Antonio Canal), se aferran incluso a un viejo perro que huele a podredumbre y muerte, una metáfora maravillosa de la situación que a todos les toca vivir.
De ratones y hombres es, también y sobre todas las cosas, una crÃtica descarnada de la sociedad de entonces y de ahora. Una fotografÃa tremenda sobre el dolor humano y la soledad que tan bien dibujan personajes como el anteriormente mencionado Candy o el negro Crooks (interpretado por Emilio Buale) o la única mujer que hay en escena, a cargo de la ascendente Irene Escolar, la esposa de Curley (Diego Toucedo), el presumido y pendenciero hijo del patrón de la finca (Rafael MartÃn). En ese páramo todo se confunde, nada es lo que parece y las únicas alegrÃas, más o menos al alcance de sus manos, viene del whisky o del club de putas del pueblo.
La puesta en escena de Miguel del Arco se inicia con unos diálogos magnÃficos y adquiere un ritmo que presagia algunos de los hechos que, efectivamente, sucederán más adelante. El in-crescendo dramático se vuelve vertiginoso, la sensación de agobio que viven los personajes es trasladada a los espectadores y la recta final es una carrera con olor a sangre, llena de emociones, ternura y dolor que desemboca donde todos los que conozcan la novela o hayan visto la adaptación cinematográfica de Gary Sinise ya saben.
Un trabajo excelente de todo el equipo, una selección de actores impecable (parte importante del secreto de una buena puesta en escena), una gran dirección, una escenografÃa y una música que no distraen en ningún momento, sino que ayudan a que la historia cale, si es posible, aún más hondo.
Daniel Dimeco
www.cafecopenhague.blogspot.com
www.danieldimeco.wordpress.com
* Fotos: Teatro Español
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