Foto: Gratisography | Pexels Commons

Diez libros de risa

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Pues resulta que hoy, domingo 5 de mayo, es el Día Internacional de la Risa, celebrado el primer domingo de mayo de cada año. Esta festividad fue creada en 1998 por el doctor indio Madan Kataria, y yo supongo que eligió el primer domingo del mes porque el último ya no hay a quien le apetezca reírse de nada. El susodicho doctor también creó el llamado «yoga de la risa» e incluso un Club de la Risa, de ahí que quisiera amortizar su invención, vuelvo a suponer yo, dedicándole ni más ni menos que un Día Internacional. Esta práctica meditativa riente, condensada en el libro de Kataria Ríe sin razón, cree que la risa es curativa y, para aprovecharla, propone reír a pelo: sin chistes, sin vino, sin cine y sin libros, es decir, solos tú y tu cuerpo o como mucho con otros participantes de la terapia grupal, aplicando esa verdad universalmente reconocida de que la risa es contagiosa.

A mí las dos premisas del yoga de la risa me dan risa. ¿Cómo que la risa cura? ¿Por qué reír sin porqué? Y para refutarlas recurro a la autoridad del escritor francés François Rabelais, una eminencia en ambas materias, reír y curar: además de escribir la divertida saga de los gigantes Gargantúa y Pantagruel, él mismo era médico, aunque es probable que desde el siglo XVI la Medicina haya cambiado un poquitín. Se cree que Rabelais escribió la primera novela de la saga, Gargantúa, para distraer a sus enfermos, ¡pero no para curarlos! Y en el prólogo de la segunda novela, Pantagruel, se ríe abiertamente de los supersticiosos que piensan que los libros pueden curar enfermedades. Por todo eso estoy bastante seguro de que hoy en día el doctor Rabelais se burlaría a mandíbula batiente del doctor Kataria.

Pero no hay que descartar los libros divertidos solo porque no nos curen. De hecho, el mismo Rabelais recomienda reír, «puesto que la risa es lo propio humano». He aquí, pues, diez libros que no me han curado nada pero sí me han hecho más humano, ideales para celebrar el día de la risa.

Periférica & Errata Naturae

Mary Karr, El club de los mentirosos (Periférica, 2017)
Las memorias de Mary Karr son el más sanador de los libros aquí recomendados. En el prólogo, la autora cuenta que los recuerdos de su infancia en una familia altamente disfuncional y problemática —palizas, pobreza, alcoholismo, muertes, violaciones, enfermedades…— ayudaron a muchos lectores con experiencias similares. Pero también afirma que «cualquier familia compuesta por más de un miembro es una familia disfuncional», por lo que todos somos lectores potenciales de El club de los mentirosos. Con todo, el gran mérito de la escritora estadounidense es narrar sus desgracias sin complejos y con un autocrítico sentido del humor, por lo que el lector derramará catárticas lágrimas, y no solo de risa, al leer sobre la depresión y el alcoholismo de su madre, las peleas de su padre o la enfermedad terminal de su abuela.

Alfred Jarry (y otros), Patafísica junto con Especulaciones (Pepitas de Calabaza, 2014)

Pepitas de Calabaza

El excéntrico escritor francés Alfred Jarry es conocido por dos creaciones, ambas igual de disparatadas: el rey Ubú y la ‘Patafísica. El primero protagoniza la obra de teatro Ubú rey, en la que Ubú se convierte en monarca de Polonia, reino inexistente cuando en 1896 se estrenó en París; a través del loco gobernante, que mata sin ton ni son a sus súbditos y a los supervivientes les cobra impuestos al buen tuntún, satiriza ácidamente el poder, por eso la obra encantó a los surrealistas y se considera una precursora del teatro del absurdo. En cuanto a la ‘Patafísica, escrita con un apóstrofo antes de la pe, es una ciencia fantástica e ilógica, especializada en soluciones imaginarias y en las excepciones más que en las reglas, de la que es pionero el doctor Faustroll, protagonista de la novela póstuma de Jarry Gestas y opiniones del doctor Faustroll, patafísico. Igual que Polonia, curiosamente, esta pseudociencia también terminó existiendo: en 1948 se fundó en París el Colegio de la ‘Patafísica, cuyos miembros eran escritores y artistas aficionados a las humoradas de Jarry, como Duchamp, Miró, Queneau, Boris Vian, etc.

En ‘Patafísica junto con Especulaciones, la editorial Pepitas recupera algunos textos teóricos sobre Jarry, la Patafísica y su Colegio, por lo que el volumen es ideal para quienes quieran acercarse a esta parodia de los grupos literarios, tan serios siempre. Se mencionan asimismo los Colegios de Buenos Aires y Valencia, pues la ‘Patafísica no solo se dio en Francia. Y como el título doble indica, el libro también incluye las Especulaciones de Jarry, un conjunto de breves ensayos en los que es posible catar su humor absurdo, primo hermano del mejor Augusto Monterroso.

Impedimenta

Stella Gibbons, La hija de Robert Poste (Impedimenta, 2010)
La hija de Robert Poste, protagonista de la novela homónima de Stella Gibbons, se llama Flora y, después de que sus padres mueran en la pandemia de gripe de 1918, decide irse a vivir con su familia de Cold Comfort Farm. Los dueños de esta granja, los Starkadder, son unos campesinos conservadores, violentos, rústicos e ignorantes, mientras que Flora es una urbanita moderna, educada, arrogante y despreocupada, por lo que el choque campo-ciudad genera múltiples situaciones cómicas. Sobre todo porque Flora es una metomentodo que, con su soberbia cosmopolita, quiere solucionarles todos los problemas a los granjeros.

Así, La hija de Robert Poste recuerda a La Celestina, puesto que Flora junta parejas con habilidad innata, pero también se adelanta en el tiempo al reality Extreme Makeover, tanto en su versión para personas, pues embellece a su prima y encarrila carreras frustradas, como en su Home Edition, ya que transforma la granja familiar en un lugar más habitable. Y pese a tratarse de una novela publicada en 1932, la obra de Gibbons es un clásico de la literatura inglesa que merece ser leído hoy por el carácter divertido, materialista y moderno de Flora.

Fondo de Cultura Económica

Fernando del Paso, Palinuro de México (Fondo de Cultura Económica, 2014)
El humor de Palinuro de México está muy relacionado con Gargantúa y Pantagruel de François Rabelais, pues también aquí asistimos a un carnaval de excesos y emisiones corporales: la comida y la bebida que entran en el cuerpo, la mierda y los vómitos que salen, el sexo que entra y sale, entra y sale. Y así como Gargantúa es mucho más que una novela cómica, también lo es Palinuro: clasificarla como novela cómica es simplificarla, pero tampoco se puede concebir la obra de Fernando del Paso sin el elemento cómico, indispensable. La Medicina es otro vínculo entre las novelas mexicana y francesas, porque ya hemos dicho que Rabelais, médico, concibió sus obras como una cura complementaria para sus pacientes, mientras que para Fernando del Paso y su personaje, Palinuro, la Medicina es una pasión vital.

¿Pero quién es el tal Palinuro? Es un gran aficionado a la Medicina, un enfermo de Medicina que, sin embargo, no puede llegar a ser médico a causa de la repulsión que siente por las interioridades del cuerpo humano. También es un enamorado, en concreto de su prima Estefanía, con quien tiene una relación tan incestuosa como apasionada. Palinuro trabaja en una empresa de publicidad, pasa largas páginas emborrachándose y platicando con sus amigotes, se desdobla y habla consigo mismo, tiene una familia bien rara… Palinuro de México, publicada en 1977, es una novela sin argumento, una novela total, un Gargantúa del siglo XX, pero cualquier definición es una burda simplificación: lo excesivo, junto al humor y la Medicina, es otro de sus rasgos.

Anagrama

Marta Sanz, Farándula (Anagrama, 2015)
La novela ganadora del Premio Herralde de Novela de 2015 es una divertida sátira del mundillo de la Farándula. Uno de sus protagonistas es una versión grotesca de Javier Bardem: un actor rico y famoso que no hace otra cosa que firmar manifiestos políticos y que se enamora de una joven actriz. Por su parte, esta actriz protagoniza una adaptación teatral de Eva al desnudo, gracias a la cual —y al padrinazgo de su amante— saltará a la fama. Y en Farándula también hay lugar para lo tragicómico, pues otra actriz, mayor y olvidada, sufre un ictus, pero por culpa de la precariedad total en la que malvive apenas tiene recursos para hacerle frente. Estas tres tramas se entrelazan para conformar una caricatura no solo del ámbito del teatro sino de toda la sociedad española después del terremoto económico de 2008.

Probablemente la mejor referencia para entender qué y cómo es la novela de Sanz sea Ramón María del Valle-Inclán. No solo porque el autor gallego fuera dramaturgo sino sobre todo porque inventó el esperpento, esa forma de ver la realidad que él mismo definió en Luces de Bohemia: «El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada». También en Farándula la realidad está deformada, sea por exageración, ridiculización o animalización. Asimismo, el estilo contribuye a desfigurar el ambiente de la novela: la prosa excesivamente cuidada y propensa al circunloquio, las larguísimas listas o los muchos juegos de palabras, empezando por farándula, que según uno de los personajes es una mezcla de faralaes y tarántula.

Tusquets

Rafael Azcona, Los europeos (Tusquets, 2006)
Todo cinéfilo sabe que Rafael Azcona es el más importante guionista de la historia del cine español y quien encumbró la comedia española: guionizó míticas películas de Luis García Berlanga como El verdugo o La escopeta nacional y colaboró en los guiones de la oscarizada Belle Époque y de la popular ¡Ay, Carmela!, entre muchas más. Pero pocos saben que algunos guiones de Azcona antes habían sido novelas suyas, y menos todavía las han leído: El pisito, El cochecito y Los muertos no se tocan, nene conforman una esperpéntica trilogía novelística que Alfaguara recogió en un solo volumen, Estrafalario (1999). Las escenas costumbristas y a la vez absurdas, el humor chocarrero y los personajes grotescos, tan habituales en los guiones de Azcona, casan a la perfección con un estilo literario muy cuidado, revoltijo de cultismos, barbarismos y vulgarismos, hijo de Valle-Inclán, hermano de La Codorniz, padre de Eduardo Mendoza y abuelo de Santiago Lorenzo.

Se puede decir que Los europeos es una comedia romántica, porque Miguel, de veraneo en Ibiza, se enamora de Odette, una turista francesa que, por suerte para aquel, habla español. Pero la novela de Azcona no narra solo este romance hispanofrancés, también es el relato de un viaje desde Madrid, donde Miguel vive y trabaja de delineante, hasta la isla balear, donde se describen las peculiaridades de la isla y sus estrambóticos habitantes en los 50. Y es la historia de su amistad con Antonio, el hijo mimado de su jefe, caradura de marca mayor y calavera de mucho cuidado, que solo va a Ibiza por el sexo y las mujeres, es decir, por una libertad que no podía encontrarse en la España continental, mucho más acogotada por la timorata dictadura de Franco. Pero lo mejor de Los europeos es la recua de hombres y mujeres que transitan por la novela, asistiendo a una fiesta continua de romances, aventuras turísticas, malentendidos culturales y diálogos disparatados: aristócratas ingleses, vagabundos húngaros, antiguos fascistas italianos, descendientes de rusos blancos, liberadas turistas alemanas, suecas u holandesas y españoles y españolas tan salidos como reprimidos. También son fantásticas las últimas páginas de la novela, en las que concluye trágicamente el amor de verano, pues el de Azcona no es un humor blanco.

Alfaguara

Lucia Berlin, Manual para mujeres de la limpieza (Alfaguara, 2016)
Todo lector que se acerque a los relatos de Lucia Berlin, incluso el más exigente, no podrá creer que hasta 2015 fuera una autora prácticamente olvidada, pese a que empezó a publicar en los años 80. Sus relatos se comparan con los de sus compatriotas Hemingway o Carver, porque tienen la sobriedad y la dureza del realismo sucio, pero se alejan de la omnipresente perspectiva masculina, pues suelen estar protagonizados por mujeres. Además, son mucho más luminosos: de vez en cuando, el lector sonreirá o incluso soltará una carcajada cuando la mujer de la limpieza se ría de su señora, una chica de su pretendiente o una hija de su madre, medicina necesaria para seguir leyendo las amargas historias del Manual para mujeres de la limpieza. Por eso una de sus protagonistas pronuncia una máxima que condensa la poética de Berlin: «No me importa contar cosas terribles si consigo hacerlas divertidas».

Gerald Durrell, Mi familia y otros animales (Alianza, 2010)
La familia Durrell, cuyos hijos nacieron en la India británica, se convirtió en una estirpe literaria: el hermano mayor, Lawrence Durrell, es el célebre autor de El cuarteto de Alejandría, y la hermana, Margaret Durrell, escribió sus memorias, Whatever Happened to Margo? Pero el más divertido de estos hermanos escritores es el menor, Gerald, autor de la trilogía autobiográfica inaugurada por Mi familia y otros animales.

Alianza Editorial

Estas memorias narran su infancia en Corfú, una isla griega a la que se trasladó toda la familia: la madre, viuda, es responsable de toda la pandilla, que incluye a los tres hermanos escritores y un cuarto hermano, Leslie, gran aficionado a las armas y a la caza. Alrededor de esta peculiar familia pululan otros personajes, como Spiro «Americano», un carismático griego que ha vivido en Chicago pero habla un inglés macarrónico, o los pobres profesores que intentan domesticar al salvaje Gerald, un niño interesado solamente en explorar la flora y sobre todo la fauna de la isla de Corfú. Por eso el protagonismo de Mi familia y otros animales recae también en los animales no humanos, empezando por Roger, perro de la familia y acompañante de Gerald en sus aventuras, pero pronto el descomunal interés de este niño de 12 años por la zoología lo lleva a coleccionar cuantos animales encuentra. Y la convivencia entre la fauna de la isla de Corfú y la fauna de las islas británicas provoca divertidas situaciones, como el día en que una mamá escorpión y sus retoños se subieron por la mano del joven escritor Lawrence Durrell y aterrorizaron a toda la familia de bípedos.

Blackie Books

Santiago Lorenzo, Los millones (Blackie Books, 2010)
Hacer chistes sobre el terrorismo es delicado: no siempre se logra un efecto cómico y, cuando se consigue, suele ir acompañado de culpabilidad y a veces incluso de una acusación penal. Sin embargo, Los millones de Santiago Lorenzo sortea todos los problemas: el protagonista, Francisco, García es un miembro de la banda terrorista GRAPO al que le tocan 200 millones de pesetas en la lotería, pero no puede cobrarlos porque, bueno, es un terrorista y ni siquiera tiene DNI.

A pesar de este planteamiento en apariencia absurdo, Los millones es una novela realista, a ratos hasta costumbrista, porque la vida de Francisco es descrita con minuciosidad decimonónica, pero es tan absurdamente aburrida y banal que divierte: vive solo, no tiene amigos y es pobre, trabaja cosiendo etiquetas en polos Benetton falsos y va cada día a un bar para comprobar si hay tres chicles pegados debajo de la barra, en cuyo caso tendría que ir fuera a buscar un artefacto explosivo y las instrucciones del atentado, aunque esto nunca ocurre. Entonces su vida cambia por completo y, además de apañárselas para cobrar la Primitiva sin carné, este terrorista fracasado se enamorará de una periodista llamada Primitiva. Pero Los millones no divierte solo por Francisco: logra un efecto cómico gracias a la mirada del narrador, que filtra los detalles más truculentos o estúpidos o los presenta desde un prisma ridiculizante, a menudo usando expresiones muy cultas o muy barriobajeras o combinándolas, en la mejor tradición esperpéntica.

Anagrama

Caitlin Moran, Cómo ser mujer (Anagrama, 2013)
Cómo ser mujer de Caitlin Moran es un ensayo autobiográfico, o sea, unas memorias de la autora, periodista inglesa, pasadas por el prisma de un feminismo muy punk. Que, además, logre hacer reír tanto al lector como a la lectora es un mérito doble, porque no suele haber géneros más serios que las memorias y el ensayo feminista.

Moran repasa diversos episodios o aspectos de su vida de mujer occidental nacida en los 70. La primera vez que le vino la regla, el miedo a autodefinirse como feminista, la dolorosa y costosa depilación, la incómoda ropa interior femenina, las exigencias de la moda y otros «problemas del primer mundo» que no dejan de requerir atención y solución, pero Moran también analiza otros asuntos más profundos como la maternidad o el aborto. Con su desparpajo narrativo y valiente autoironía, Moran logra hacer llorar de risa en situaciones en que, habitualmente, lloraríamos por otras razones. Además, Cómo ser mujer es un libro muy formativo sin caer en la autoayuda: para las mujeres será un útil manual de supervivencia, mientras que los hombres encontrarán un cargamento de empatía indispensable.

Guillem González

Guillem González (Barcelona, 1986) antes era programador informático en Girona, desde hace unos años es profesor de español en Cracovia, donde lucha por aprender polaco. Le apasiona la literatura, por eso estudió Humanidades en la UPF de Barcelona y luego un máster en Formación e investigación literaria y teatral en la UNED. Tiene un blog más o menos literario, 'De mí me río', y colabora en algunas revistas online.

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