¡Oh gran cosa! Si eso es todo el daño que hicimos en este valle de là grimas Dios sabe que no es tanto no lo hace todo el mundo solo que lo ocultan yo supongo que una mujer està aqui para eso sino El no nos habrìa hecho como El nos hizo tan atractivos para los hombresâ€
(Monòlogo de Molly- Cap. 18)
El que analizaremos es el último capìtulo de la magnifica obra Ulises de James Joyce. Penèolpe era su advocación en contraste por su fidelidad con Molly. De dos a tres de la madrugada es el soliloquio adormilado de la Sra. Bloom, tras acostarse su marido son ocho larguÃsimas frases de la mente de Molly, nada inhibida moralmente en su obsesión erótica alternada con cuestiones domèsticas de cocina y ropa. Sigue muy presente la visita del promotor Boylñan, el retozo con èl, en el suelo, porque las arandelas de latòn de la cama tintineaban demasiado y su promesa de volver dentro de uno dÃas. Con todo Bloom no queda mal , en comparación, y ahì pasa la mente de Molly al recuerdo de sus primeros amores en Gibraltar. En ese final el lenguaje de Molly adquiere una tensión poètica que no habÃa tenido antes, hasta concluir con lo que Joyce llama la palabra femenina “SIâ€. Molly es el sÃmbolo de la Madre Tierra, es adùltera en su cuerpo, pero no en su pensamiento. En el fluir de la conciencia, pasan los personajes que hemos conocido en las calles de Dublin. Su pensamiento también entra en el terreno de las sospechas, no deja de pensar en Leopoldo ya que sus celos la intranquilizan, Molly actùa por temperamento, Bloom es irracional.
En el Ulises luchaban dos personalidades: una realista y poética a la vez, otra propensa a entregarse al mero juego verbal. Esos dos joyces están unidos e en el terreno de la conciencia y la aceptación del lenguaje, aquel para revivir lo vivido, propio y ajeno universalizándolo literariamente, y este para jugar con la vida propia, yendo a remolque de sus parecidos y resonancias, y usando como pretexto ocurrencias librescas. El valor del libro del libro està en la voces en que se va expresando el mundo vulgar, pero con una voz entre ellas que domina a las demás la palabra “interior†la deriva de su mente en su inevitable fluencia lingüÃstica, lo que a veces se llama en el termino de Henry James “corriente de concienciaâ€, pero que el propio Joyce bautizò como “palabra interiorâ€.
El personaje de Penèlope, pasò a ser a través de todos los tiempos el sÃmbolo de la fidelidad femenina, y asì mantuvo habilidosamente a los pretendientes a distancia y durante veinte años esperò a Ulises el cual al arribò a su hogar supo eliminar a sus pretendientes a distancia aposentados en su casa. Por otro lado Molly serÃa la figura opuesta, su vida està signada por una sucesión de amantes que en algunas ocasiones llegan a ocupar el lecho matrimonial. Es el sÃmbolo de la Madre Tierra . El Capìtulo comienza y termina con el adverbio afirmativo “SIâ€. Es un si que expresa toda la fuerza afirmativa de una mujer que desea y ama en una entrega sin reservas con todo su ser en plenitud.
El capìtulo 18 corresponde a la tercera parte y comienza con la inicial de la letra P que con letra pequeña se completa con “preparatory to anythigâ€-preparatorio para algo. La P es difÃcil que corresponda a la mujer fiel del héroe griego Ulises. Corresponde mà s bien al diminutivo de Leopoldo , que serÃa Poldy, con que Molly nombra a Bloom. De la misma manera en que Molly està en el pensamiento de Bloom, también Poldy habita en el fluir de la conciencia de Molly. Molly o Marion, como se la denomina en las distintas partes de Ulises. Es el personaje mà s complejo, nacida en Gibraltar, su padre es irlandés y su madre judÃa-.española. Asì reúne en su carácter ambas razas y religiones, es la imagen integradora de la realidad. Joyce la llama “madre Tierraâ€. Dura y tierna, amante y lejana es la mujer que ama y quiere ser amado y por sobre todo necesita ser comprendida. La cantidad de amantes que le atribuye Bloom solo existe en la imaginación de ambos. El único caso concreto después del matrimonio es Boylan, pero ya es en el momento en que no existe relación sexual entre los esposos. Es una mujer bella y seductora, pero a mi criterio la lista de veinticinco amantes que da Bloom es inaceptable. La comparación con Penèlope puede admitirse en sus esencias en su sentido mìtico, ella amò y ama solamente a Leopoldo Bloom . En este capìtulo Molly no necesita presentación ya la conocemos suficientemente desde el momento del desayuno. Molly nunca està ausente. Vive en casi todos los capÃtulos del libro.
El ininterrumpido fluir de la conciencia a través de la asociación de ideas, aparentemente inconexas se da en los personajes no solo cuando està n en soledad, sino que los pensamientos interrumpen en medio de la conversación , mientras escuchan y mientras hablan. El monòlogo es de estilo resignado, y hay palabra interior en Molly. Lo interesante del libro es que cada parte del Ulises comprende el espÃritu, el cuerpo, la aventura psicológica y los elementos de la naturaleza. En el último episodio del Libro Penèlope, despertada a las tres de la mañana por el regreso de su marido, ocho frases de cinco mil palabras que se desenvuelven de un solo movimiento giratorio parecido al de la tierra en el espacio es una última imagen de Bloom de su carácter, de las circunstancias de su vida. Es Bloom, joven de nuevo en el recuerdo de su mujer, es el último episodio de la historia de Ulises, el gesto con el cual la mujer recibe al hombre que sea acuesta a su lado es el retorno del hombre al seno acogedor de la tierra que gira, es la mujer con sus apetitos , su voluptuosidad, su inocencia , su fidelidad a la vida, es la fecundidad, la generación eterna, mà s fuertes que todas las desesperaciones , es un fin, es el planeta mismo girando   con un movimiento lento, regular infatigable, arrastrando en su giro toda la existencia en sueño : èl solo, siempre reposado no duerme.
De esta manera la obra de Joyce encierra poco a poco el sentido órfico de la Tierra, no por abstracción, sino por un gran esfuerzo constructor del pensamiento y de los sentidos, por una creación detallada del universo que refunde y revela toda parcela de existencia por la instauración de una nueva realidad espiritual y sensible que alarga sus raÃces hasta el fondo del luminoso secreto de los mitos. Joyce va hasta el alma y la restituye en su integridad.
La gran novela del siglo XX procede de nuevo a un análisis exhaustivo de la personalidad. Disuelve el yo en sus reflejos y sus lÃneas de resistencia, evita de buscar un elemento de sÃntesis en una memoria a la vez frágil e inagotable o en un lugar de equilibrio de las fuerzas sociales, o en el cuerpo que por lo menor posee una unidad aparente y una unidad provisional. Ni un segundo se rompe el equilibrio de este largo drama del Ulises que se desarrolla sin mà s apresuramiento no atraso que la marcha misma del mundo, es un perpetuo presente. Es el mundo de Herà clito que Joyce hace soñar: un mundo que es un eterno devenir y gran juego de una divinidad invisible, un mundo de error, de injusticia, de sufrimiento, un eterno y magnifico incendio regido por una justicia mà s rigurosa que todas las voluntades morales del hombre. Este libro es un poema en el que cada palabra es sometida a un designio que se anticipa al relato y es de hecho ya la creación simbòlica de un mundo y la representación de un destino.James Joyce comenzó publicando en 1914 una colección de cuentos- Gente de Dublin- a la que le siguieron mà s tarde “El retrato del artista adolescente†se sabe autobiográfico, y “Desterrados†en 1922. El Ulises, donde varios centenares de páginas, nos presenta un dìa de la vida del protagonista Leopoldo Bloom, exactamente desde las ocho de la mañana hasta las tres de la madrugada. La causa de la extraordinaria extensión del libro en relación con el corto perÃodo de tiempo que sirve de base al relato, se debe al uso constante de lo que se ha llamado el “fluir de la concienciaâ€, mediante el cual el autor ofrece como en una cita cinematográfica, todo cuanto desfila por la mente del personaje central prescindiendo de la coherencia lógica lógica de lo transcripto. Ello unido a diversos artificios y virtuosismos formales, a la ausencia de puntuación de muchas páginas, al empleo de lo onÃrico y subconciente sexual, a la audacia de ciertas escenas-la orgìa en un prostÃbulo, al final de la obra- y a la impresión caòtica del conjunto originò una airada protesta de tipo literario y moral a la que se opusieron los mà s altos elogios de la crìtica. El público mayoritario apenas se ha interesado por la obra pero su influjo sobre la técnica novelÃstica posterior ha sido considerable, debido a la originalidad de los recursos técnicos empleados a sus aciertos psicológicos y a la sugestión poética de muchos momentos.
Ulises puede ser considerado como la obra mà s caracterÃstica e importante de la narrativa en lo que llevamos del siglo XX, porque el lenguaje asume en èl un papel de protagonista, evidenciando que el hombre es humano por ser hablante y que la vida mental solo marcha encarnándose en palabras, con toda la modestia incluso la comicidad que hay en deriva de esos ruiditos asociados en buena medida por razones triviales. Pero esto no bastarìa para hacer de Ulises un libro al que se vuelve con placer y emoción, no es solo un ejercicio de verbalización , en que se intensifiquen los valores musicales del lenguaje, jugando con el ridÃculo de una mente destapada en sus pequeñas suciedades y mezquindades . Aquà la neutralidad del lenguaje joyceano nos permite convivir interiormente con estos seres mediocres, de un modo riguroso y benévolo al mismo tiempo, a la vez con compasión y con hastìo y aùn horror en el ahogo de una vida cualquiera. No cabe juzgarlos: nos reconocemos demasiado en ellos, en ese juego lento del lenguaje, con sus bobadas y sus indecencias. Ulises escandalizò mà s que por las pequeñas suciedades que van saliendo sobre todo en la mente del señor Bloom, pero el lenguaje mismo por lo que tiene de luminosidad y de musicalidad también nos consuela que la propia humillación de no ser mà s que parlantes. Asì lo que pudo quedar en nausea e irrisión permanece en nuestra memoria como música de belleza: misericordia del lenguaje a la vez cárcel mortal, y la mà s secreta y tenà z esperanza.
La aparición de Ulises en 1922 provocò violentas controversias acerca del valor literario de la obra, y sobre todo acerca de su repercusión moral. El marco de la epopeya es un fondo irónico sobre el cual resaltan mejor las apacibles andanzas de Leopoldo Bloom. Bloom, es sin embargo, un Ulises tan humano y representativo como el del viejo poema èpico. Tanto como otros consiguen expresar la riqueza y la multiplicidad de la experiencia humana. La escena clave es el recuerdo por el joven de la muerte de su madre y sus propios remordimientos por no haberse arrodillado cuando su madre se lo pidió antes de morir. De esta manera la ruptura con el mundo católico prolonga el ámbito del Retrato del artista adolescente. La segunda parte de la obra que indudablemente es su centro por la extensión y la importancia de sus episodios està básicamente dedicada a Bloom. El último episodio de la segunda parte , el de Circe que relata la vida de Esteban y Bloom, al barrio de los burdeles en Dublin, es la “noche de Valpurgis†del Ulises. La última parte del libro corresponde al regreso a Itaca ,es decir a la vuelta de Bloom a su hogar, èsta vez acompañado por Esteban de quien no se ha separado desde su encuentro en el barrio de los burdeles. Comienza èsta parte con las largas conversaciones y digresiones de los dos personajes en el refugio del cochero, por fin el Ulises concluye con el largo monòlogo interior de Molly Bloom que tendida en la cama espera a su marido. Es este el pasaje mà s difÃcil de admitir por las normas de la moral convencional y al mismo tiempo una de las mà s audaces desde el punto de vista de la técnica literaria. El monòlogo interior cuenta aquà con los auxilios del llamado procedimiento de la “corriente de la conciencia†que Joyce de hecho inaugura en la narrativa contemporà nea. Lo original de Joyce es su aceptación de todas las capas de la conciencia con predominio de las asociaciones referidas a la vida puramente puramente fisiológica y a la sexualidad. La vibración de la conciencia de Molly es la palpitación de una masa de carne femenina que despierta a la evocación de un acto sexual. El repaso de los acontecimientos de la tarde que incluyen un adulterio perpetrado en su propia casa. Se mezclan con las reminiscencias sexuales también en su juventud en Gibraltar de su historia, de su relación con Bloom y de su vida en común. El final del libro, si bien mantiene la correspondencia con el de Penèlope en la epopeya homérica, no cierra un cielo como ocurre en la Odisea, sino que representa una suerte de abertura y fluidez en el tiempo que convierte al libro en un recorte puramente especial en su vida.
Sin duda una de las mà s cèlebres partes del Ulises es el extensÃsimo monòlogo final de Molly Boom ejemplo cumbre de la técnica de la corriente de la conciencia en el cual a través de un ininterrumpido flujo sin puntuación ni diferenciaciones titpogrà ficas, afloran los pensamientos y las impresiones de una mujer acostada, en el tropel de asociaciones en que se mezclan el presente y el pasado.-
Alejandra Crespin Argañaraz.
BIBLIOGRAFIA.
*JOYCES, JAMES . ULISES, VOL. I ,II, AÑO 1986 TRAD. Josè M. Valverde.edit. LUMEN España.
*ULISES, AÑO 1980.TRAD. Richard Ellmanss Edit. Peguin Modern Classics.
*APROXIMACION ESTRUCTURAL Y PSICOLOGICA DE ULISES, de Pastalosky Rosa, Año 1986. Edit. Plus Ulta,
[…] imagen de Marilyn Monroe leyendo el Ulises de James Joyce (probablemente el mónólogo de Molly Bloom)  fue tomada en 1952 por la fotógrafo Eve Arnold  en la finca de Long Island donde Marilyn […]
Estoy volviendo a la lectura de Ulises y me pareció esclarecedor este artÃculo . Es otra mirada sobre esta novela tan polémica en su tiempo . Muchas gracias por el aporte
[…] inconnexos. Ho podem veure llegint l’Ulisses de Joyce seguint els pensaments del senyor Bloom, de qui tenim accés als seus pensaments. (Les paraules interiors o la parla interna que la que […]
This is Amazin!
Muchas gracias, me aclaró bastante la lectura. Sólo leà el monólogo, más adelante leeré todo el libro.
Me sirvió muchÃsimo para comprender el monólogo de Molly Bloom
Nada, de que me siento mejor. Y arriba CI
El que analizaremos es el último capìtulo de la magnifica obra Ulises de James Joyce. Penèolpe era su advocación en contraste por su fidelidad con Molly. De dos a tres de la madrugada es el soliloquio adormilado de la Sra. Bloom, tras acostarse su marido son ocho larguÃsimas frases de la mente de Molly, nada inhibida moralmente en su obsesión erótica alternada con cuestiones domèsticas de cocina y ropa. Sigue muy presente la visita del promotor Boylñan, el retozo con èl, en el suelo, porque las arandelas de latòn de la cama tintineaban demasiado y su promesa de volver dentro de uno dÃas. Con todo Bloom no queda mal , en comparación, y ahì pasa la mente de Molly al recuerdo de sus primeros amores en Gibraltar. En ese final el lenguaje de Molly adquiere una tensión poètica que no habÃa tenido antes, hasta concluir con lo que Joyce llama la palabra femenina “SIâ€. Molly es el sÃmbolo de la Madre Tierra, es adùltera en su cuerpo, pero no en su pensamiento. En el fluir de la conciencia, pasan los personajes que hemos conocido en las calles de Dublin. Su pensamiento también entra en el terreno de las sospechas, no deja de pensar en Leopoldo ya que sus celos la intranquilizan, Molly actùa por temperamento, Bloom es irracional.
En el Ulises luchaban dos personalidades: una realista y poética a la vez, otra propensa a entregarse al mero juego verbal. Esos dos joyces están unidos e en el terreno de la conciencia y la aceptación del lenguaje, aquel para revivir lo vivido, propio y ajeno universalizándolo literariamente, y este para jugar con la vida propia, yendo a remolque de sus parecidos y resonancias, y usando como pretexto ocurrencias librescas. El valor del libro del libro està en la voces en que se va expresando el mundo vulgar, pero con una voz entre ellas que domina a las demás la palabra “interior†la deriva de su mente en su inevitable fluencia lingüÃstica, lo que a veces se llama en el termino de Henry James “corriente de concienciaâ€, pero que el propio Joyce bautizò como “palabra interiorâ€.
El personaje de Penèlope, pasò a ser a través de todos los tiempos el sÃmbolo de la fidelidad femenina, y asì mantuvo habilidosamente a los pretendientes a distancia y durante veinte años esperò a Ulises el cual al arribò a su hogar supo eliminar a sus pretendientes a distancia aposentados en su casa. Por otro lado Molly serÃa la figura opuesta, su vida està signada por una sucesión de amantes que en algunas ocasiones llegan a ocupar el lecho matrimonial. Es el sÃmbolo de la Madre Tierra . El Capìtulo comienza y termina con el adverbio afirmativo “SIâ€. Es un si que expresa toda la fuerza afirmativa de una mujer que desea y ama en una entrega sin reservas con todo su ser en plenitud.
El capìtulo 18 corresponde a la tercera parte y comienza con la inicial de la letra P que con letra pequeña se completa con “preparatory to anythigâ€-preparatorio para algo. La P es difÃcil que corresponda a la mujer fiel del héroe griego Ulises. Corresponde mà s bien al diminutivo de Leopoldo , que serÃa Poldy, con que Molly nombra a Bloom. De la misma manera en que Molly està en el pensamiento de Bloom, también Poldy habita en el fluir de la conciencia de Molly. Molly o Marion, como se la denomina en las distintas partes de Ulises. Es el personaje mà s complejo, nacida en Gibraltar, su padre es irlandés y su madre judÃa-.española. Asì reúne en su carácter ambas razas y religiones, es la imagen integradora de la realidad. Joyce la llama “madre Tierraâ€. Dura y tierna, amante y lejana es la mujer que ama y quiere ser amado y por sobre todo necesita ser comprendida. La cantidad de amantes que le atribuye Bloom solo existe en la imaginación de ambos. El único caso concreto después del matrimonio es Boylan, pero ya es en el momento en que no existe relación sexual entre los esposos. Es una mujer bella y seductora, pero a mi criterio la lista de veinticinco amantes que da Bloom es inaceptable. La comparación con Penèlope puede admitirse en sus esencias en su sentido mìtico, ella amò y ama solamente a Leopoldo Bloom . En este capìtulo Molly no necesita presentación ya la conocemos suficientemente desde el momento del desayuno. Molly nunca està ausente. Vive en casi todos los capÃtulos del libro.
El ininterrumpido fluir de la conciencia a través de la asociación de ideas, aparentemente inconexas se da en los personajes no solo cuando està n en soledad, sino que los pensamientos interrumpen en medio de la conversación , mientras escuchan y mientras hablan. El monòlogo es de estilo resignado, y hay palabra interior en Molly. Lo interesante del libro es que cada parte del Ulises comprende el espÃritu, el cuerpo, la aventura psicológica y los elementos de la naturaleza. En el último episodio del Libro Penèlope, despertada a las tres de la mañana por el regreso de su marido, ocho frases de cinco mil palabras que se desenvuelven de un solo movimiento giratorio parecido al de la tierra en el espacio es una última imagen de Bloom de su carácter, de las circunstancias de su vida. Es Bloom, joven de nuevo en el recuerdo de su mujer, es el último episodio de la historia de Ulises, el gesto con el cual la mujer recibe al hombre que sea acuesta a su lado es el retorno del hombre al seno acogedor de la tierra que gira, es la mujer con sus apetitos , su voluptuosidad, su inocencia , su fidelidad a la vida, es la fecundidad, la generación eterna, mà s fuertes que todas las desesperaciones , es un fin, es el planeta mismo girando con un movimiento lento, regular infatigable, arrastrando en su giro toda la existencia en sueño : èl solo, siempre reposado no duerme.
De esta manera la obra de Joyce encierra poco a poco el sentido órfico de la Tierra, no por abstracción, sino por un gran esfuerzo constructor del pensamiento y de los sentidos, por una creación detallada del universo que refunde y revela toda parcela de existencia por la instauración de una nueva realidad espiritual y sensible que alarga sus raÃces hasta el fondo del luminoso secreto de los mitos. Joyce va hasta el alma y la restituye en su integridad.
La gran novela del siglo XX procede de nuevo a un análisis exhaustivo de la personalidad. Disuelve el yo en sus reflejos y sus lÃneas de resistencia, evita de buscar un elemento de sÃntesis en una memoria a la vez frágil e inagotable o en un lugar de equilibrio de las fuerzas sociales, o en el cuerpo que por lo menor posee una unidad aparente y una unidad provisional. Ni un segundo se rompe el equilibrio de este largo drama del Ulises que se desarrolla sin mà s apresuramiento no atraso que la marcha misma del mundo, es un perpetuo presente. Es el mundo de Herà clito que Joyce hace soñar: un mundo que es un eterno devenir y gran juego de una divinidad invisible, un mundo de error, de injusticia, de sufrimiento, un eterno y magnifico incendio regido por una justicia mà s rigurosa que todas las voluntades morales del hombre. Este libro es un poema en el que cada palabra es sometida a un designio que se anticipa al relato y es de hecho ya la creación simbòlica de un mundo y la representación de un destino.James Joyce comenzó publicando en 1914 una colección de cuentos- Gente de Dublin- a la que le siguieron mà s tarde “El retrato del artista adolescente†se sabe autobiográfico, y “Desterrados†en 1922. El Ulises, donde varios centenares de páginas, nos presenta un dìa de la vida del protagonista Leopoldo Bloom, exactamente desde las ocho de la mañana hasta las tres de la madrugada. La causa de la extraordinaria extensión del libro en relación con el corto perÃodo de tiempo que sirve de base al relato, se debe al uso constante de lo que se ha llamado el “fluir de la concienciaâ€, mediante el cual el autor ofrece como en una cita cinematográfica, todo cuanto desfila por la mente del personaje central prescindiendo de la coherencia lógica lógica de lo transcripto. Ello unido a diversos artificios y virtuosismos formales, a la ausencia de puntuación de muchas páginas, al empleo de lo onÃrico y subconciente sexual, a la audacia de ciertas escenas-la orgìa en un prostÃbulo, al final de la obra- y a la impresión caòtica del conjunto originò una airada protesta de tipo literario y moral a la que se opusieron los mà s altos elogios de la crìtica. El público mayoritario apenas se ha interesado por la obra pero su influjo sobre la técnica novelÃstica posterior ha sido considerable, debido a la originalidad de los recursos técnicos empleados a sus aciertos psicológicos y a la sugestión poética de muchos momentos.
Ulises puede ser considerado como la obra mà s caracterÃstica e importante de la narrativa en lo que llevamos del siglo XX, porque el lenguaje asume en èl un papel de protagonista, evidenciando que el hombre es humano por ser hablante y que la vida mental solo marcha encarnándose en palabras, con toda la modestia incluso la comicidad que hay en deriva de esos ruiditos asociados en buena medida por razones triviales. Pero esto no bastarìa para hacer de Ulises un libro al que se vuelve con placer y emoción, no es solo un ejercicio de verbalización , en que se intensifiquen los valores musicales del lenguaje, jugando con el ridÃculo de una mente destapada en sus pequeñas suciedades y mezquindades . Aquà la neutralidad del lenguaje joyceano nos permite convivir interiormente con estos seres mediocres, de un modo riguroso y benévolo al mismo tiempo, a la vez con compasión y con hastìo y aùn horror en el ahogo de una vida cualquiera. No cabe juzgarlos: nos reconocemos demasiado en ellos, en ese juego lento del lenguaje, con sus bobadas y sus indecencias. Ulises escandalizò mà s que por las pequeñas suciedades que van saliendo sobre todo en la mente del señor Bloom, pero el lenguaje mismo por lo que tiene de luminosidad y de musicalidad también nos consuela que la propia humillación de no ser mà s que parlantes. Asì lo que pudo quedar en nausea e irrisión permanece en nuestra memoria como música de belleza: misericordia del lenguaje a la vez cárcel mortal, y la mà s secreta y tenà z esperanza.
La aparición de Ulises en 1922 provocò violentas controversias acerca del valor literario de la obra, y sobre todo acerca de su repercusión moral. El marco de la epopeya es un fondo irónico sobre el cual resaltan mejor las apacibles andanzas de Leopoldo Bloom. Bloom, es sin embargo, un Ulises tan humano y representativo como el del viejo poema èpico. Tanto como otros consiguen expresar la riqueza y la multiplicidad de la experiencia humana. La escena clave es el recuerdo por el joven de la muerte de su madre y sus propios remordimientos por no haberse arrodillado cuando su madre se lo pidió antes de morir. De esta manera la ruptura con el mundo católico prolonga el ámbito del Retrato del artista adolescente. La segunda parte de la obra que indudablemente es su centro por la extensión y la importancia de sus episodios està básicamente dedicada a Bloom. El último episodio de la segunda parte , el de Circe que relata la vida de Esteban y Bloom, al barrio de los burdeles en Dublin, es la “noche de Valpurgis†del Ulises. La última parte del libro corresponde al regreso a Itaca ,es decir a la vuelta de Bloom a su hogar, èsta vez acompañado por Esteban de quien no se ha separado desde su encuentro en el barrio de los burdeles. Comienza èsta parte con las largas conversaciones y digresiones de los dos personajes en el refugio del cochero, por fin el Ulises concluye con el largo monòlogo interior de Molly Bloom que tendida en la cama espera a su marido. Es este el pasaje mà s difÃcil de admitir por las normas de la moral convencional y al mismo tiempo una de las mà s audaces desde el punto de vista de la técnica literaria. El monòlogo interior cuenta aquà con los auxilios del llamado procedimiento de la “corriente de la conciencia†que Joyce de hecho inaugura en la narrativa contemporà nea. Lo original de Joyce es su aceptación de todas las capas de la conciencia con predominio de las asociaciones referidas a la vida puramente puramente fisiológica y a la sexualidad. La vibración de la conciencia de Molly es la palpitación de una masa de carne femenina que despierta a la evocación de un acto sexual. El repaso de los acontecimientos de la tarde que incluyen un adulterio perpetrado en su propia casa. Se mezclan con las reminiscencias sexuales también en su juventud en Gibraltar de su historia, de su relación con Bloom y de su vida en común. El final del libro, si bien mantiene la correspondencia con el de Penèlope en la epopeya homérica, no cierra un cielo como ocurre en la Odisea, sino que representa una suerte de abertura y fluidez en el tiempo que convierte al libro en un recorte puramente especial en su vida.
Sin duda una de las mà s cèlebres partes del Ulises es el extensÃsimo monòlogo final de Molly Boom ejemplo cumbre de la técnica de la corriente de la conciencia en el cual a través de un ininterrumpido flujo sin puntuación ni diferenciaciones titpogrà ficas, afloran los pensamientos y las impresiones de una mujer acostada, en el tropel de asociaciones en que se mezclan el presente y el pasado.-
InteresantÃsimo.
Disfrute del Ulises pero N conseguÃa encontrar analizado his con la Odisea salvo en esa mezcla demubfo real, onÃrico, fantástico y mÃtico…
Gracias .
La mujer… es la primera casa que habitamos. Es el recurso mÃnimo que despierta en mà casi la totalidad de la obra en los pensamientos de Leopoldo Bloom y Molly.