Tres libros: Lo verdadero es un momento de lo falso, de LucÃa EtxebarrÃa; Todo el amor y casi toda la muerte, premio Primavera, escrito por Fernando MarÃas; y La fragilidad de las panteras, de MarÃa Tena, finalista.
Dos presentaciones.
Un lugar, el CÃrculo de Bellas Artes en la calle Alcalá de Madrid. Es jueves por la tarde, aproximadamente las siete y media. La luz es ya la de los dÃas en los que se retrasa la noche y yo espero a Iñaki en un bar al lado de la librerÃa Blanquerna, fumando un cigarro, con un café con leche en vaso enfriándose en la barra. Nuestro plan es simultanear eventos, ser ubicuos, dejarnos ver y observar con atención ese mundo (mundillo) literario en el que intentamos integrarnos como insistentes espermatozoides en un óvulo.
Pero el momento es este, y no lo que habrá de venir, sea bueno o malo, implique el fracaso o todo el éxito del mundo. Hoy me he pintado los labios de rojo.
Estoy escribiendo mientras en la tele ponen Amor idiota, todavÃa con el vino del catering aplastándome el cerebro, y vuelvo a la cuarta planta del CÃrculo, donde, minutos antes de la aparición estelar de la ministra Bibiana AÃdo, esa mujer que empezará su intervención con un “Hola, amigas y amigos†que rozará el surrealismo, pasa sobre la pantalla del salón de columnas, una y otra vez, en un bucle, el vÃdeo musical del grupo que LucÃa EtxebarrÃa se inventó para su historia y cultivó en Facebook.
La puesta en escena es espectacular, me recuerda a la orgÃa de Eyes wide shut, en la que se ve inmerso, sin comerlo ni beberlo, el pequeño Tom Cruise. Nos sentamos en las últimas filas, cerca del pasillo, con la intención de escabullirnos cuando, un poquito más tarde, se presente oficialmente el Primavera. El público de LucÃa es joven, progre, guapo y muy intelectual. Aplaude al editor, a la polÃtica y sobre todo a la escritora, porque les ha gustado la novela cuya trama, centrada en la muerte del cantante Pumuki, es en realidad una reflexión sobre el discurso de Guy Debord y su “sociedad del espectáculoâ€; un pinchazo en las córneas del lector, acostumbradas al Sálvame y los informativos sembrados de sucesos y violencia de género. Mientras escucho, me hago dos preguntas: la primera, ¿qué ha pasado para que LucÃa EtxebarrÃa cambie de sello editorial, de Planeta a Suma de Letras? La segunda, si seré capaz de comprender semejante ejercicio filosófico-narrativo. Me siento pequeña.
El episodio dos de nuestra aventura transcurre un poco más cerca del nivel del mar, en el segundo piso. El salón elegido por Espasa es inmenso y se llena. Las primeras bandejas con copas y refrescos se vacÃan en segundos. Y desde los ventanales se cuela el centro de la ciudad a la hora de los atascos por la vuelta a casa desde el trabajo.
Observo las luces de los coches en el semáforo responsable de contener el tráfico alrededor de La Cibeles e imagino a los conductores maldiciendo la idea de hipotecarse con la compra de un adosado a unos idÃlicos veinte minutos de la civilización. Con el barullo de las firmas de MarÃas y Tena a mi espalda, me encierro en el silencio urbano del exterior; esa realidad que, lejana detrás del cristal, se nos escapa en el intento de plasmarla sobre el papel. ¡Qué absurdo! La verdad se protege de nuestras manos al otro lado de un abismo.
Alguien me habla de un relato de Foster Wallace (me está volviendo loca, más todavÃa, con su broma infinita) en el que se disecciona una convención de ex payasos de McDonald’s. Me propongo buscarlo. Comprendo que el glamour del encuentro organizado para promocionar el premio no es mayor que el de esa reunión en las afueras de algún estado árido, cruzado por carreteras desiertas y sembrado de cactus. Sólo hay que cambiar una palabra: payaso por escritor. No deberÃa parecernos ni más ni menos ridÃculo.
Rosa Montero, Nativel Preciado, Pedro de Paz, Luisge MartÃn, ejecutivos y comerciales del sector, aspirantes como nosotros y dos premiados que practican una literatura honesta, limpia, pulida a lo largo de una reconocida trayectoria, por la que merece la pena arriesgarse entre las páginas de su ficción; juntos formamos un retrato extraño; practicamos un juego en el que no participar es imposible.
Y quiero creer que merecemos salvarnos.
Marina SanmartÃn
La Fallera Cósmica
Me gustó este artÃculo, muy conciso y bastante interesante, más o menos como que dijo todo lo que
tenÃa que decir………..Muy bueno.
Y efectivamente el video de Sex&Love Adicts con LucÃa Etxebarria en facebook pegó muy bien, cautivó, encantó porque destapa enormes mentiras y pone al descubierto grandes verdades, desde el video podemos reflexionar sobre Guy Debord y su «sociedad del espectáculo», estoy segura que el libro de LucÃa debe ser excelente, en Ecuador sus seguidoras lo esperamos ansiosas.
sara campodonico
Ecuador
Gracias, Sara, me alegro de que te haya gustado.
El vÃdeo engancha y puede encontrarse fácilmente en internet. La canción es pegadiza…
Espero que la novela no te defraude.
Un abrazo. Seguimos por aquÃ. 🙂
Hoa Marina, cuanto tiempo sin escribirte! Me encantarÃa saber si tu novela «El principio del desierto» ya ha sido publicada y si hay la posibilidad de encontrarla en mi paÃs Ecuador, o a travez de internet.
Desde ya gracias y mucha suerte.
sara campodonico
Ecuador