Redacción | Foto: Janeb 13 | Pixbay Commons

La lluvia y las teclas de una olivetti

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Redacción | Foto: Janeb 13 | Pixbay Commons

Si decimos que este libro se lee de una sentada, no estamos diciendo que es de lectura facilona, sino que este relato tiene un anzuelo que te engancha desde la primera página. Como señalaba el hispanista alemán, Kurt Spang en una de sus célebres publicaciones sobre la teoría literaria:

“La novela es actualmente el género literario más cultivado y, teniendo en cuenta el afán de los autores de ser originales, se observa una permanente metamorfosis del género.”

La novela es el género que más transformaciones ha sufrido y seguirá recibiendo, porque desde el punto de vista temático, se va reciclando, ampliando con aspectos del presente, siempre nuevos, interesándose por la psicología, por el lenguaje o por la identidad; ensayando insólitas técnicas narrativas y estilísticas… De ahí que el crítico literario, actual director de la Real Academia, Darío Villanueva, afirmase que:

“La novela es el reino de la libertad de contenido y libertad de forma, y por naturaleza resulta ser proteica y abierta.”

Sabedora de esa condición cambiante, Elena Marqués ensaya una novela bien pertrechada, experimental, en El juego de la invención (Arma Poética, 2018). Se trata, pues, de un libro placentero de leer. Pero los placeres no son fáciles, no suelen entregarse gratuitamente, exigen la dedicación del lector, en un pequeño esfuerzo, porque se deleitarán con esos laberintos de sonoridades y significados de la prosa de la escritora sevillana. La recompensa no tardará en llegar: pronto el lector descubrirá el enorme poder de sugerencia y fabulación que posee estos laberintos o ficciones.

Efectivamente, en esta especie de partida que nos propone la autora, galardonada también en numerosos certámenes literarios tanto en la modalidad de relato como en la de poesía, es el lector quien sale ganando. Como señala tan certeramente el novelista sevillano José Luis Ordóñez en el prólogo:

“Elena Marqués […] ha tejido una novela única, tradicional y experimental al mismo tiempo, y sembrado desde el título en su mente y alma el interés por este magnífico juego de la invención del que, como en todos los juegos, hay un claro ganador.”

Tras la publicación de Año sabático (Arma Poética, 2017), Elena Marqués nos propone, en esta ocasión, una historia sobre el tiempo, la memoria y la escritura, como si fuesen dos dimensiones, a través un juego de espejos tras el que se oculta uno de los narradores, el personaje Yago Creuet, quien se vuelca tanto en la obra de otro personaje, Diego Amat, que, al escribir sobre Diego Amat, termina por perder su identidad, y esa serie de reflejos homogéneos y de personajes alter ego nos mantiene en vilo por conocer qué afirma uno y qué, el otro. Dos personajes que nos despiertan ternura, pese a que ninguno de los dos son modelos de buenas conductas. Acaso sea este libro un nuevo itinerario ante la sacudida de incertidumbres que recibimos día a día.

Podríamos calificar El juego de la invención como una novela estructurada en narraciones, pues si bien los personajes se intercambian y cruzan sus historias, lo que conforman este libro, el conjunto, por su unidad temática y formal, es el de una novela. La estructura, cruce maravilloso entre Borges, Cortázar, Onetti y García Márquez, de apariencia arbitraria o, incluso, sostenida por una yuxtaposición de capítulos o apartados muy breves, está muy bien planificada sin dar la impresión de ser un artificio, lo que le otorga un mérito notabilísimo.

Arma Poética Ediciones

Puede parecer que la autora dejara al lector en libertad, que recorriese las vidas de Yago y Diego, pero no es así; antes bien, lo conduce, y muy sutilmente, lo lleva adonde quiere: el del juicio ético de la escritura. De un modo hábil las reflexiones irán surgiendo por contrastes, dos polos que siempre han tenido enfrentados a algunos artistas y, ciertamente, objeto de polémica de pensadores, en torno a las razones de la escritura (¿ingenio o trabajo?, ¿verdad o ficción?, ¿creación o imitación?, ¿creación artística o superventas?, ¿escritura automática o corregida?, ¿la Literatura, un arte?…), que nos devendrán en otras, acaso más existencialistas (¿soy yo?, ¿existo?, ¿vivo o he muerto?, ¿presente o pasado?). Y son esas teorías las que mantienen ocupado buena parte de los pensamientos de nuestro Yago.

Pero habría que decir que esta novela es, ante todo, literaria, así salen a la luz, en referencias explícitas, lecturas de Antonio Machado, Ángel González, el Siglo de Oro, Shakespeare, Peter Drucker, Bukowski, Ramón Llull…, y todo el arsenal de la mejor novela hispanoamericana (Borges, Juan Rulfo, Alejo Carpentier, García Márquez, José Eustasio Rivera, Álvaro Mutis). Y es que ya sea en el Día de Perros o en otro espacio, el lector termina oyendo las teclas de una Olivetti mientras cae la lluvia, tal vez, con la que escribiese Yago, o, tal vez, con la que escribiese un joven aficionado a la escritura. Quizás, fueras tú.

Con grandes aciertos estilísticos, como la urdimbre entre apartados con finales como máximas (“El paso del tiempo le daría la razón”), con esa dialéctica entre el yo y el otro, entre Diego y Yago (“Ni siquiera si soy yo quien habla”), el humor que desata el comportamiento o los comentarios de los personajes (“… no tienen conciencia del paso del tiempo. Ser un animal tiene sus ventajas”), los símiles o juegos de palabras, Marqués consigue articular una historia creíble, equilibrada, donde el suspense narrativo, que permanece intacto desde la primera a la última página, se combina con la mirada interior. A grandes rasgos, los mecanismos empleados El juego de la invención son: atención exquisita al detalle, distanciamiento irónico, suplantación de la identidad, la memoria, el pasado y el presente en uno y en el otro, la escritura y la lluvia cuando ocurren sucesos importantes, ponderada condensación (“O llega la verdad, que andaba disfrazada en su escritura”) y, en suma, un infinito placer de narrar y por leer.

Jesús Cárdenas

Jesús Cárdenas (Sevilla, 1973) es autor de los libros de poemas: 'La luz de entre los cipreses' (Ediciones en Huida), 'Mudanzas de lo azul' (Vitruvio), 'Después de la música' (Cuadernos del Laberinto), 'Sucesión de lunas' (Anantes), 'Los refugios que olvidamos' (Anantes) y, junto a las imágenes de Jorge Mejías Garrón, 'Raíz olvido' (Maclein y Parker). Algunos de sus poemas han sido reconocidos con algunos premios. Ha escrito ensayos sobre importantes escritores españoles: Juan Ramón Jiménez, Machado, Vicente Aleixandre, Ramón Gómez de la Serna, entre otros. Como crítico literario de poesía ha colaborado en distintas revistas literarias. Pertenece al Circuito Literario Andaluz. Algunos de sus textos se han traducido al inglés, francés e italiano.

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