Zola abre el escenario con el paseo de despedida de una joven pareja: en el sudeste de Francia, las milicias populares se ha unido a la rebelión en defensa de la República. Entre vÃvidas descripciones del paisaje meridional, Zola introduce a esa pareja esquemática con la intención de reflejar el ambiente social y polÃtico de la época en las provincias. A continuación, cierra el ángulo y se centra en Plassans, la ciudad de la región que será el escenario de la acción, para efectuar un repaso de sus barrios y de sus habitantes; la situación polÃtica lo exige -y Zola no huye ante el desafÃo-, y este examen se jerarquiza siguiendo la estratificación social de dichos ciudadanos. Cerrando un poco más el foco, aparece la familia Rougon-Macquart, el hilo conductor del ciclo, desde sus turbios antecedentes hasta los personajes contemporáneos: Pierre Rougon, el hijo legÃtimo de Adélaïde, y Antoine y Ursule Macquart, el cimiento sobre el que edificará el ciclo. Pierre se libra de sus hermanos y de su madre, y con procedimientos nada reglamentarios, asume la titularidad de la hacienda y del dinero, y se casa con Félicité, hija de unos comerciantes al borde de la ruina, tan ambiciosa -pero más retorcida- que él mismo; sus cinco hijos dan comienzo a la rama Rougon de la dinastÃa.
Llegados los hechos de 1851, era una cuestión primordial, para quien no estuviera comprometido con ninguna facción, acertar en la elección del bando, porque quien apostara por el caballo ganador ignorando los indicios en contra se asegurarÃa la fortuna y el porvenir. El mayor beneficio esperado estaba en el bando reaccionario, pues el regreso de la MonarquÃa retribuirÃa con generosidad a sus partidarios, mientras que los revolucionarios no eran más que unos pobres idealistas sin futuro. Este es el bando de Pierre. La rama Macquart, personalizada por Antoine, hereda los defectos de su padre; sobrevive a Bonaparte, haraganea, consigue casarse con una mujer a la que cede la responsabilidad de la supervivencia de la familia y de cuyo trabajo se aprovecha hasta que puede vivir de sus hijos. Por llevar la contraria, pero también convencido de tener razones polÃticas, de alista en el bando de los republicanos.
Zola dibuja el enfrentamiento entre las facciones polÃticas resultantes de los sucesos de 1848 mediante la enemistad de ambas ramas de la familia, enfrentadas con anterioridad a los hechos revolucionarios, pero acentuada como si los motivos polÃticos fueran una simple excusa para el enfrentamiento final y definitivo, y ambas con la idea de convertir «la farsa vulgar, la farsa innoble» en «el gran drama de la historia». La narración no sigue una trayectoria lineal: contando que, según las intenciones expresas de Zola, su propósito es abarcar un perÃodo de tiempo concreto, podrÃa considerarse que existe una acción principal, pero esta se ve interrumpida constantemente por episodios que complementan esa lÃnea, informando acerca de los sucesos polÃticos o, principalmente, de los antecedentes de los personajes principales. De ese modo, la «historia natural» y la «historia social» del grupo familiar corren paralelas, pero por vÃas que Zola se esfuerza en mantener independientes.