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Ginebra Raventós: «Hoy en día nuestra visión occidental es muy escrito-céntrica»

La poeta y artista sonora explora el vínculo entre personas y cosmos en su último trabajo 'Saturn darrere nostre: el glaç, el got, el buit, l'acte verge' | Foto: Víctor Hondartzape

Ginebra Raventós es poeta y artista sonora. Con la ayuda de la Beca Injuve para la Creación Joven, ha publicado este 2021 el poemario sonoro Saturn darrere nostre: el glaç, el got, el buit, l’acte verge (Saturno detrás de nosotros: el hielo, el vaso, el vacío, el acto virgen), un vinilo de doce pulgadas. Inspirada en la belleza destructora del planeta Saturno y el hipotético sonido del universo, Raventós explora en su obra el vínculo entre las personas y el cosmos.

Continuando la tradición de artistas como Henri Chopin, Bernard Heidsieck o Brion Gysin, la autora explora las posibilidades sonoras de la poesía. Ha dedicado su carrera artística a la investigación sobre la palabra en formatos amplificados: la psicoacústica, la instalación y la performance. En esta nueva obra, Raventós flirtea con la astronomía, la astrología, el Tarot y la literatura.

Además de adentrarnos en el universo particular de Raventós, en esta entrevista hablamos con ella de experimentación, multidisciplinariedad y de los espacios de difusión para la poesía sonora.

Una de las primeras veces que hablamos sobre Saturn darrere nostre.., hiciste énfasis en que no es un proyecto experimental, puesto que la poesía sonora tiene ya una tradición muy larga. ¿Por qué crees que seguimos considerándola innovadora o experimental?

Hoy en día nuestra visión occidental es muy escrito-céntrica. Nos centramos en la palabra escrita, no en la palabra dicha. Pero esto no ha sido siempre así. De hecho, la oralidad ha sido siempre la forma predominante de comunicarse y de transmitir literatura y conocimiento (es decir, el lenguaje vinculado a la voz, no a lo escrito). No es sino en las sociedades occidentales, y en los últimos siglos, que la escritura y la lectura individualizada, en silencio, se ha tomado como intrínseca en el lenguaje y en la literatura. Visto con perspectiva, la escritura es algo muy reciente. En todo caso, la escritura servía como apoyo para leer en voz alta. En todas las culturas ancestrales predomina la oralidad y la percepción auditiva. También pasa con nuestra vida. Si lo piensas, cuando nacemos, lo primero que hacemos es emitir un grito, un llanto: la voz. Luego empezamos a hablar y a entender las palabras. Mucho más tarde escribimos y leemos (la mayoría de veces al principio en voz alta). Más tarde, la palabra se calla y se encapsula en el papel.

¿Quiénes son tus referentes artísticos?

He bebido muchísimo de la poesía: Crecí con mi madre cantándome canciones de Paco Ibañez como nanas y aprendiendo de memoria clásicos españoles todos los veranos con mi abuela. Alejandra Pizarnick y Silvia Plath fueron mis compañeras de adolescencia. A Hilda Doolittle la descubrí a los 20 y fue mi obsesión/crush mucho tiempo. En Berlín, de muy joven, descubrí el trabajo de Cia Rinne, poeta sonora y allí me di cuenta de que esto también se podía hacer. Además, adoro a Jean Cocteau por su sutileza y la multidisciplinariedad con la que abordaba lo poético; Antonin Artaud por encontrar las formas de nombrar lo imposible; Passolini, Becket… Todos tienen en común la necesidad de buscar la poesía más allá del poema escrito en verso en un papel, ya sea en el cine, teatro o radio. Muchas veces para terminar regresando al papel. Maya Deren que para mí es una poeta del montaje cinematográfico y sin duda, Tarkovsky. El Rythm 10 de Marina Abramovich. Svetlana Aleksiévich, autora de Voces de Chernóbil, por su trabajo con la memoria colectiva. Poesía en la industria de la música actual: Blixa Bargeld (exmiembro de Einstürzende Neubauten) y Bad Bunny. Me dejo más de la mitad. Los referentes son vitales para crear, seguramente para existir. ¡Hay que tener muchos!

Foto: Víctor Hondartzape

Más allá de la influencia en tu vida del planeta Saturno y toda su intensidad, ¿cómo se manifiesta la astrología en tu creación artística?

La astrología es un conocimiento antiquísimo que me atrae porque nadie sabe de dónde viene y a la vez, forma parte de esos conocimientos presentes, populares, indemostrables. Lo veo como un lenguaje cargado de metáforas y poética; una manera de clasificar la psique humana muy diferente a la psicología tradicional que te ayuda a pensarte con otras categorías. Está manera de pensarse está muy presente en mi vida. Así que me imagino que por allí, en esas sutilezas, se entromete en mi creación artística. No creo que trate de expresar mi sentir hacia el cosmos por medio de la poesía, sino que el cosmos, a través de la poética, me ayuda a expresar mi sentir hacia otras cosas del mundo que no comprendo. Veo al cosmos, o en este caso a Saturno, como la metáfora o el medio por donde integrar o dar forma a lo que no comprendo. Como cuando necesitas pensar en algo importante o procesar algo abstracto que te angustia y vas a caminar por la Barceloneta, Montjuic o el Raval. Los lugares son indispensables para tranquilizarte o pasar un duelo, pero sustituibles. Lo importante es el proceso que se da en ellos, sobre todo en los momentos de crisis. A veces, los pilares que sujetaban tu mundo se resquebrajan y necesitas volver a armar otros nuevos con los pedazos de estos. Y allí de a poco, paseando observando adentro y afuera se va armando algo nuevo. Eso me sucede con el cosmos o Saturno; serían mi Barceloneta, Montjuic o Raval particular.

En Saturn darrere nostre… planteas la reevaluación de los mitos de origen. ¿Puedes hablarnos un poco sobre esta idea?

En el momento de escribir el poema estaba pensando mucho en eso. Releía el Popol Wuj, que recopila las narraciones míticas del pueblo K’iche. Me atrae mucho como en este tipo de relatos, que vienen de una oralidad antiquísima. En ellos cohabitan una poesía indiscutible y una ausencia de binarismos. En el principio, las cosas sólo ocurren. Hay una ausencia de juicio o de moral. Me atraía mucho pensar cómo se instauran los pilares de conocimiento e identidad de las comunidades, las grandes verdades que nos narran. De algún modo, me propongo jugar con ello.

¿Saturn darrere nostre… fue siempre, desde su concepción, un proyecto de poesía sonora? ¿O cómo es que surge la necesidad de traspasar las fronteras del papel?

Cuando escribo suele haber una voz o un ritmo interior que marca esa escritura. Eso queda plasmado en la manera de repartir las palabras en el papel. Intuitivamente, distribuyo las palabras en el espacio y uso los espacios en blanco como silencios o ecos. Eso probablemente sólo lo veo yo. Para los demás no suenan hasta que no son dichos. Este poema, como la mayoría de mis proyectos, cogió vida propia. Al estar indagando en los mitos, no podía ser de otra manera que con la oralidad. De hecho, una premisa para la composición sonora del poema era que todos y cada uno de los sonidos fueran generados por la propia voz, una manera de experimentar y llevar al límite esta oralidad. Además, estaba recopilando un montón de información acerca de este planeta. En el poema hay un mantra en sí, este “diuen que” (dicen que), que se repite acumulando frases que escuché en documentales, frases que leí en artículos de la NASA, que me dijo mi padre, mi amiga, una astróloga y voces desconocidas en el metro. La intención era poner en horizontalidad todas estas certezas, cuestionar la jerarquía de la ciencia, lo publicado, la academia, lo hegemónicamente reconocido, en comparación con el saber común, la gente de a pie. Quería dejar que todas las afirmaciones fueran verdades y dejar que existan contradicciones en todas estas informaciones. La oralidad es de todos.

¿Qué te da el sonido que no te da el papel?

Me da el trance, el ritual. Hay algo en el sonido, en la voz, que es capaz de magnetizar afectos y sensaciones que van más allá del sonido mismo o de lo dicho en sí. Veo a la voz como una extensión de nuestro cuerpo, como un brazo invisible o un cordón umbilical que nos permite rozarnos, literalmente. Al final, el sonido es vibración, es una onda de presión en el aire que toca tu oído y todo tu cuerpo. El sonido es tacto. Aunque, ¡no nos confundamos! También me encanta el papel, la tinta, los libros como objeto. No los cambiaría por nada en el mundo; pero son otra cosa. Son la cápsula contenedora cuando no puedes estar frente a aquella voz, te permite la reinterpretación, es otro viaje necesario. Por eso, en la publicación de Saturn darrere nostre… trabajé mucho todos los aspectos: el texto en sí durante mucho tiempo, la grabación del sonido en el estudio con EMARX y luego, la publicación física con el diseñador Marc Monguilod. Quería que hubiera vinilo (esa aguja rozando el disco y arrancándole sonido), pero también el soporte texto impreso en el papel grande, con todos los espacios en blanco que las palabras requirieran.

Foto: Víctor Hondartzape

Hace unos meses, en el Museo Reina Sofía de Madrid, vi una exposición en la que se incluían piezas de Brion Gysin, otro exponente de la poesía sonora. ¿Por qué parece que para la poesía sonora es más apropiado un espacio museístico que no una librería?

Por un lado, está la cuestión categórica. En general la poesía sonora no termina de estar encasillada en ningún lugar; pero esa “orfandad”, a la vez, le da la libertad de colarse en muchos lugares diferentes y abrirse paso a lo inesperado. Al no ser tan bienvenida en su lugar más obvio, que sería el mundo literario, tiene que reinventarse. Yo he visto espectáculos increíbles de poesía sonora en clubs de baile, sótanos de bares, talleres mecánicos, carnicerías, spätis (los 24 horas de Berlín) o imprentas (l’Automàtica). Así como museos de arte, universidades y algunas pocas veces, librerías. También creo que es algo que está cambiando. Por otro lado, hay una cuestión del espacio sonoro-acústico. Es muy difícil exponer piezas sonoras porque, a menudo, los espacios museísticos no están preparados para ello. Cuando el sonido no es deseado se transforma en ruido. A la vez, todo ruido que se genera en el espacio entorpece o interviene en la obra. Además está la acústica: el sonido actúa en el espacio, rebota en las paredes, el techo, el suelo, los cristales vibran con él. Muchas veces los museos tienen la versatilidad (si son lo suficientemente abiertos de mente) para cuidar y proporcionar a la pieza la acústica que necesitan. Aunque esto sigue siendo un gran problema para el arte sonoro en general, pues todavía hay mucha hegemonía de lo visual en el arte. Al hacer la presentación de la publicación en la Llibreria Saturnàlia, en Barcelona, una sala repleta de libros, literalmente del suelo al techo, las propiedades acústicas de los libros dieron un sonido espectacularmente limpio, algo muy difícil de conseguir. Lo que hizo que me dieran cuenta de que las librerías son grandes lugares donde escuchar.

Ahora mismo, hay un cierto auge de la poesía multidisciplinar o, lo que yo llamo, poesía amplificada o expandida: que no sólo se complementa con música o sonido, sino que abarca otras disciplinas como el teatro, el sonido, la tecnología y/o la danza. ¿Cómo te sitúas tú dentro de este movimiento?

Yo me siento muy cómoda y feliz de que cada vez sea más evidente que el arte no está para encerrarnos en normas y categorizaciones que nos restrinjan. A mí no me interesa ese arte. Pienso en el arte y la poesía como un espacio de experimentación, exploración libertad e infinitud. Es necesaria una actitud mental donde desaparezca tanta distinción entre las diferentes formas o medios. Dick Higgins, ya en los noventa, sostenía que la idea de categoría tiene que ser sustituida por la idea de continuidad. Soy nacida en los noventa, y aunque sus textos los conocí ya de adulta, supongo que se notan estos influjos en el ambiente. Pienso que esta continuidad de la que habla Higgins es la única relación posible entre las distintas actividades artísticas. En mi caso, me gusta guiarme por aquello de lo que quiero hablar; y que ello determine el medio que mejor se le acomode. Me gusta indagar, descubrir y aprender nuevas formas y técnicas si mi pieza lo requiere. Eso también es excitante.

¿Qué has aprendido durante la creación de Saturn darrere nostre…?

En un nivel técnico ha sido increíble poder trabajar en conjunto con mi productor, EMARX, en el estudio. He tenido la suerte de poder trabajar mano a mano con él, poder probar, tomar decisiones y recular, ejecutar lo que tenía en mente. Nunca había tenido la oportunidad de utilizar tan buenos equipos, conocimientos y condiciones. He aprendido mucho a escuchar, a componer, a organizar y materializar todo lo que tenía en la cabeza. Ha sido una experiencia brutal. También he aprendido de paciencia, pues ha sido un proceso muy muy largo. Con el poema orbitando alrededor de Saturno, no podía ser de otra manera.

Ale Oseguera

Ale Oseguera es autora de la novela "Realidad en Mono" y de los poemarios "Tormenta de Tierra" y "Un hotel de cinco estrellas sobre un cementerio". En 2013 fundó la agrupación Las Hermanas del Desorden, con quienes lanzó en 2019 el álbum de spokenword "La Musa Suicida". Actualmente se dedica al periodismo cultural y presenta la sección de poesía del programa Todos Somos Sospechosos de Radio 3.

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