Tornem després de la publicitat.
Obra original de Carles Mallol
Dirección: Marc Angelet
EscenografÃa: Ricart Prat i Coll
Iluminación: Sergi Torrecilla
Vestuario: Lluna Albert
Reparto CompañÃa La Soga: Toni: Elies Barberà ; Carol: Marta Corral; Raquel: Marta Montiel; Àlex: Albert Puigdueta; LÃdia: Elisabet Vallès
Producción: Promocions Teatrals Degira, S.L.Sala Beckett (Barcelona), hasta el 19 de febrero de 2012
Un texto de Carles Mallol vuelve a la sala Beckett interpretado por la compañÃa que suele llevar sus obras a escena, La Soga, pero esta vez bajo la dirección de Marc Angelet.
Mallol regresa, además, para trabajar sobre un tipo de obsesiones recurrentes en algunas de sus piezas anteriores. Con influencias cinematográficas como las de Michael Haneke, le interesa indagar en la oscuridad de sus personajes, rascar en el lado menos visible de nuestra psique. No es un autor cómodo, por suerte.
En Tornem després de la publicitat el protagonista, sin prever las consecuencias, envÃa una carta al diario, en la que dice lo que la mayorÃa de sus vecinos piensan, pero que no se atreven a expresar en voz alta. El impacto es mayúsculo y acaba siendo entrevistado en televisión en horario de máxima audiencia.
Mallol es valiente e investiga algunos de los tabúes de nuestra sociedad. Su anti-héroe, esta vez, quiere advertir que todos somos violentos por naturaleza, que es algo inherente al ser humano. Por supuesto, no hay aquà una apologÃa de la agresividad, sino todo lo contrario. De lo que nos habla el dramaturgo es, ni más ni menos, del interminable debate sobre el contrato social, de si el «hombre es lobo para el hombre» como defendÃa Hobbes o si, por el contrario, es la propiedad privada la que nos ha encadenado (potenciando todas nuestras frustraciones, como muestran el resto de personajes) tal y como apuntaba Rousseau.
Es la pregunta, pues, sobre el lÃmite. Los lÃmites, en plural. Es poner de relieve que la paz social – o la paz de relaciones mucho más Ãntimas, da igual – no es algo que viene dado, sino algo que se construye, que se acuerda, a la que se ha llegado a través de un cierto consenso, un pacto no escrito. Si las autoridades, sean polÃticas o de otro tipo, no son conscientes de ello, ponen en peligro la estabilidad. «Las palabras son importantes, pero ¿suficientes?», se interroga.
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Albert Lladó
www.albertllado.com
Fotos: © Duna Fotografia / Sala Beckett