En Gallinas, la novela con la que debuta Jackie Polzin, la escritora nos sitúa frente a una narradora anónima, quien comparte con los lectores su rutina. A través de capÃtulos más o menos breves, nos asomamos a su cotidianidad, a su dÃa a dÃa. Nada resulta demasiado llamativo y, a su vez, todo lo es. Especialmente su dedicación al cuidado o crÃa de cuatro gallinas en su patio trasero. Una ocupación ardua que la narradora describe de manera minuciosa y detallista, apelando a un estilo conciso, casi inocente aparentemente en algunos momentos en la manera en la que la narradora transmite sus sensaciones. Frente a las gallinas, va aprendiendo sobre ellas y los huevos, su alimentación y su comportamiento. La narradora alimenta, cura y protege a las gallinas frente a un sinfÃn de amenazas como el clima frÃo y cálido, los halcones y los perros, los tornados, las enfermedades, los vecinos y un mapache… a veces consigue salvarlas; en otras, en cambio, debe enterrarlas.
Gallinas es una novela que se mueve en un territorio que puede resultar casi anodino, como parece que lo es la vida de la narradora; sin embargo, según avanza la novela, esta se llena de capas de significado hasta entender que estamos ante una mirada cercana hacia una mujer que se centra en esos cuidados a las gallinas, como en sus otras actividades, como por ejemplo la observación de su casa en busca de grietas y defectos, en la limpieza del hogar o en la observación de la vida de su cÃrculo familiar y de amistades más cercano, especialmente, su matrimonio con Percy, como forma de evadir, pero también de afrontar, problemáticas personales más profundas.
Porque bajo esas historias diarias, se encuentra otra, la de una mujer que se está recuperando de un aborto involuntario traumático y se da cuenta de que no tendrá hijos. De ahà que personajes femeninos que aparecen en Gallinas, en ocasiones aparentemente de forma casual dentro de esa cotidianidad de la narradora, representan maneras diferentes de maternidad ante sus ojos. Figuras que acompañan a la narradora y que ponen en entredicho la cierta tranquilidad que parece regir su vida diaria. La vida de las gallinas, que es tan tranquila como, a su vez, angustiosa por determinados elementos, deviene en perfecta metáfora del interior de la narradora. Pero también en formas evasivas, casi de terapia, para una mujer que se enfrenta al luto y a la superación del trauma.
En Gallinas, Polzin logra mediante una gran precisión narrativa y descriptiva, adentrar al lector en una vida diaria con la que es sencillo empatizar para, poco a poco, encontrarse en el interior de una reflexión intimista de alcance. Para ello, se debe trascender la literalidad de los actos para que escarbar bajo ellos. Polzin parte de una tradición narrativa anglosajona a partir de la cual no tanto para transformarla como para encontrar en su interior su propia voz mediante una fabulación realista que deviene en retrato de una mujer en profunda crisis interior en busca de superar su trauma. Y la escritora lo hace sin estridencias estilÃsticas, con elegancia y atendiendo a elementos nimios que definan sentimientos y emociones en un mundo frágil por naturaleza.