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TenÃa algo, Saramago, difÃcil de encontrar en el hombre contemporáneo. Quizás fuera la quietud de su pensamiento, que le obligaba a fabular sobre las preocupaciones del «yo» como persona individual frente a la arrogante e inquisitiva sociedad. Quizás el peculiar sentido del humor, que mostraba en el laberinto de ideas que quedaban expuestas en su narrativa y artÃculos. Quizás esa actitud crÃtica pero, a la vez, contemplativa y a vuelta de todo. O ese susurro que representaba su identidad ante la polÃtica y la injusticia que, en los últimos años, habÃa convertido en eco, en resonancia, común a muchos ciudadanos del mundo.
Con el tiempo, llegó a cubrir un puesto administrativo en la Seguridad Social. En 1944 contrae matrimonio con Ilda Reis y comienza a fraguar la que se convertirÃa en su primera obra literaria, Terra du pecado, publicada en 1947, a la que siguió Claraboya, que nunca llegó a editarse. Tras esos dos fracasos, decide abandonar la escritura y durante los siguientes veinte años se dedica a su familia (su hija Violante ya habÃa nacido) y a proseguir con su vida laboral.
En esos tiempos, presenta obras de diferente calado. En 1980, con Alzado del suelo, una novela proletaria, le llega el primer gran reconocimiento, además de representar la primera muestra de su peculiar estilo, el que le llevarÃa a ser considerado uno de los escritores de mayor trascendencia del siglo XX. En 1986 conoce a la granadina Pilar del RÃo, que se convertirá en su compañera, personal y profesional, ya que, entre otras cosas, ha sido hasta hoy la traductora de sus textos al español.