Planetas invisibles (Invisible Planets, 2016) es una antologÃa confeccionada por Ken Liu de autores chinos de ciencia-ficción, y compuesta bajo tres criterios: autores que han merecido premios internacionales, autores populares en su paÃs cuyos trabajos no han trascendido de manera general a occidente y, finalmente, autores del gusto del compilador.
Se trata de una antologÃa, como no podrÃa ser de otro modo teniendo en cuenta las dimensiones fÃsicas y poblacionales de aquel paÃs, poco representativa de la literatura de ciencia-ficción china pero, aun asÃ, pretende ser un ensayo -o la verificación de la imposibilidad- de respuesta a la irresoluble pregunta ¿cómo es la ciencia-ficción china? Es precisamente contra la procedencia de esta cuestión el apercebimiento de Ken en la introducción que precede a los relatos, asà como la advertencia acerca de la generalización de una temática cuando su variabilidad es casi inabarcable; tampoco la lectura «occidentalizada» es conveniente, según Ken, pues los códigos y los tropos asiáticos pueden llegar a ser intraducibles al espÃritu occidental. Realmente, lo que hay que tener en cuenta es que los escritores chinos, independientemente del género que cultiven, pertenecen a una tradición literaria diferente de la que estamos inmersos los lectores occidentales.
Las historias incluidas en el volumen serÃan, en cierto modo, la verificación de este hecho: se trata de relatos que se apoyan, recrean y reformulan espidodios de la tradición cultural y folclórica china, distopÃas basadas en el uso abusivo de la tecnologÃa y de los diversos sistemas de control, y un magnÃfico homenaje intergaláctico a Ãtalo Calvino.
A pesar de que, en el fondo -los tropos del género prevalecen sobre cualquier otra consideración-, la ciencia-ficción china actual pueda tener pocas diferencias con la que se escribe en la órbita de la lengua inglesa -y, por extensión, en Occidente-, el hecho de que sea un fenómeno literario relativamente nuevo -que carece, por ejemplo, de los antecedentes que supuso la Edad de Oro del género en los años 40 y 50 del siglo pasado-, forzosamente ha tenido que dotarla de cierto carácter especÃfico que los expertos deberÃan desentrañar; y cuya producción actual, condicionada por el fenómeno editorial que ha representado la trilogÃa de Los tres cuerpos y por el desarrollo desbocado de la tecnologÃa, tal vez represente, allÃ, los que significaron aquà las décadas mencionadas.
Concluyen el volumen tres artÃculos redactados por autores y académicos chinos que ofrecen un análisis especializado breve pero certero del estado de la ciencia-ficción en aquel paÃs.
Desde el punto de vista de los lectores, es una pena que no llegue a Occidente más material de ciencia-ficción china; si la antologÃa de Ken Liu, a pesar de su reducido volumen y teniendo en cuenta la cantidad de literatura de ese género que debe producirse en un paÃs tan poblado, es representativa de lo que se escribe en la actualidad, los lectores occidentales nos perdemos mucha, muchÃsima diversión.
Una antologÃa fantástica.