Celebració. Harold Pinter
Dirección: LluÃs Pasqual
EscenografÃa: Paco AzorÃn
Sonido: Roc Mateu
Vestuario: Isidre Prunés
Intérpretes: Jordi Bosch, Roger Coma, Eduard Farelo, MÃriam Iscla,
Marta Marco, Àngels Moll, Boris Ruiz , Pep Sais, Clara Segura
Producción: Teatre Lliure i EL CANAL-Centre d’Arts Escèniques de Salt/Girona
Teatre Lliure de Grà cia (Barcelona), hasta el 27 de febrero de 2011
LluÃs Pasqual dirige, hasta el 27 de febrero y en el reabierto Teatre Lliure de Grà cia, Celebració, la última obra que escribió el dramaturgo británico Harold Pinter. Allà encontramos todos los ingredientes de lo que podrÃa ser una inocente y blanca comedia ligera. En un restaurante de lujo, dos parejas – formadas por dos hermanos (Jordi Bosch y Eduard Farelo) y dos hermanas (MÃriam Iscla y Marta Marco) – celebran el aniversario de boda de los más jóvenes. En otra parte de la sala, Javier (Roger Coma) y Suki (Clara Segura) hacen lo mismo. Diálogos que parecen no tener sentido, una borrachera compartida, y un esperpéntico camarero – genialmente interpretado por Boris Ruiz – que, siempre que puede, interviene para explicar alguna historieta de su abuelo. Los dueños del local (divertidÃsimos Pep Sais y Àngels Moll) aparecen y desaparecen como testigos del ambiente surrealista que han conseguido crear sus clientes.
Los paratextos, en el teatro como en cualquier obra de creación, son vitales. Si esta obra no estuviese firmada por Pinter, podrÃamos dejarnos llevar por la idea de que estamos ante eso, una pieza para pasar el rato y reÃr con alguna situación exagerada. Que el texto sea obra del dramaturgo inglés no lo hace mejor, evidentemente, pero sà que nos puede alertar sobre qué es lo que estamos viendo. No seamos ingenuos, pues. Que no comprendamos, en un principio, qué está pasando, no quiere decir que el autor se haya dejado llevar por la banalidad. Poco a poco vemos el nivel de su irreductible mala leche, retratando una generación de nuevos ricos que, como engendros, han crecido en todas las ciudades europeas. Los dos hermanos, “consultores estratégicos†que se dedican a “imponer la pazâ€, y la intervención de un banquero inseguro y paranoico, interpretado por Roger Coma, nos enseña un tipo de hombre obsesionado con el dinero y que no oculta su machismo más pueril. Las mujeres de la obra tampoco salen mejor dibujadas.
Y venga tópicos. Que si las suegras, que si las secretarias, que si los hombres no pueden deshacerse jamás del cordón umbilical, … Una canción por allÃ, “cómo hacer el amor en un Simca 1000…†por allá, y seguimos interrogándonos sobre qué nos quiere decir Pinter con toda esta fauna. El mensaje, sin duda, es una bofetada. La aparente absurdidad en la que nos sumerge nos lleva a una cierta sensación de amenaza y desconcierto, nacido de la familiaridad que, poco a poco, hemos ido descubriendo en todos ellos. No es una borrachera más, sino una embriaguez moral a la que el consumismo y la fiebre competitiva nos ha llevado y que, de forma mucho más contundente, aflora en una cena donde nos relajamos. Albert, en un creÃble Eduard Farelo, le dice, fanfarrón, a su hermano, si sabe cuánto dinero ha ganado durante el último año. RÃen. Javier, a su vez, le pregunta a su pareja si piensa que creen en él. Claro que sÃ, le contesta, aunque no sabe a quién se refiere. Los referentes están vacÃos.
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Albert Lladó
www.albertllado.com
Fotos: © Ros Ribas / Teatre Lliure