Lidia Yuknavitch | Foto: Alpha Decay

El libro de Joan

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Lidia Yuknavitch | Foto: Alpha Decay

«Nos hemos convertido en signos, piensa ella, meros signos de nuestros yos anteriores. Evacuados de la trama y la acción de nuestras propias vidas.»

Christine Pizan, habitante de la estación espacial CIEL -una especie de Arca de Noé, mitad prisión mitad reservorio en la que se embarcó lo más abominable de la raza humana con la esperanza de recuperar su humanidad antes del arribo a su improbable Ararat-, es un individuo híbrido, una especie de mutante con implantes cibernéticos, resultante de las modificaciones genéticas provocadas por la destrucción del entorno terrícola natural; un cataclismo que hizo desaparecer la sexualidad y la distinción de sexos, pero que dejó intacto el fenómeno del deseo, convirtiéndolo en el castigo que siempre propugnaron los libros sagrados y cuya culminación solo puede llevarse a cabo mediante la violencia, autoinfligida o perpetrada.

«Hay distintas formas de comprender la crueldad. Uno puede observarla, en cuyo caso la escena deviene a veces una suerte de estética […]; al margen de las emociones suscitadas por la pieza de que se trate, la distancia salva al espectador de cualquier daño. Se cuenta que quienes se ven obligados a presenciar la brutalidad de forma reiterada adoptan dicho punto de vista como una estrategia de supervivencia. Uno puede también ser víctima, y a menudo en tales casos las víctimas solo pueden sobrellevarlo abandonando sus cuerpos. Se trata de una disociación formidable, con la esperanza de o bien sobrevivir o bien morir. Por último, uno puede ser quien administra la crueldad. Esa atávica tiniebla goza de buena salud en todos nosotros y su actividad solo es reprimida por un fino velo de convenciones. Con reiterada indulgencia desaparecen las distinciones entre el nimio y triste deseo de agradar a los demás […] y la fuerza descomunal de provocar dolor, que funciona como una suerte de intensísimo opiáceo contra el temor a que, en última instancia, no seamos nada o, peor si cabe, seamos indignos de todo amor.»

La falta de papel, pero también la voluntad de permanencia, ha provocado que los documentos históricos se escarifiquen sobre la piel de los individuos y en injertos -cuyo número denota el estrato social de su poseedor- implantados con ese fin. Christine lleva impresa en su cuerpo la historia de Joan de Dark, una legendaria líder de la resistencia, una versión futura de Juana de Arco en el pasado prebélico; una niña dotada de poderes sobrehumanos -en la terminología actual se podrían llamar transhumanos-, una mesías antimesiánica que predica y ejerce la destrucción pura, sin objetivo, como única respuesta a la agresión, y que no busca discípulos porque tampoco tiene ningún mensaje que transmitir. Esta historia, con las anotaciones al margen que representan las intervenciones de la propia Christine y de algunos personajes secundarios, es el núcleo del sorprendente Libro de Joan (The Book of Joan, 2017), primera incursión en la ciencia-ficción de la escritora estadounidense Lidia Yuknavitch.

«Elegiré, fragmentaré y desplazaré versos concretos de mi poema épico corporal a los cuerpos de otros individuos hasta que nos convirtamos en una suerte de ejército, depositarios de todos los microinjertos que relatan mi propia macroépica: un movimiento de resistencia hecho de carne. La acción culminará durante nuestra actuación en una pluralidad de actos de violencia física tan profundos que nadie olvidará jamás la materialidad de la carne.»

Borrado el pasado debido a una voluntad incapaz de regreso y por un cataclismo que lo ha convertido en cenizas, y agotada la posibilidad de futuro, la vida se ha convertido en un continuo presente de indicativo tan inmodificable como ineluctable. Antes del apocalipsis, la ciencia disfrutó de una época de progreso que parecía imparable y la técnica le iba a la zaga; la vida humana se convirtió en una tarea fácil y placentera que parecía despegarse de los lastres de la enfermedad y en envejecimiento. Pero el progreso técnico conllevó su equivalente bélico hasta que las guerras, es decir, la lucha por el poder, aparecieron con inusitada violencia y envolvieron a todo el planeta.

La acción avanza desplegándose en paralelo a través de varios escenarios a la vez complementarios y excluyentes; la voz narradora sufre también transformaciones dependiendo del punto del sistema espacio-temporal en que se encuentra, pues la acción no avanza de modo lineal sino en un complejo recorrido que reproduce la desubicación temporal de los protagonistas. El Libro de Joan es una distopía ecológico-feminista sobre la aniquilación total de planeta y de los seres que lo pueblan, y sobre la regeneración, por vías inconcebibles para la humanidad, mediante una especie de salto evolutivo que conlleva una reformulación del concepto de vida y de todo lo que este lleva anexo; una exposición innovadora del post-apocalipsis y, tal vez, la constatación definitiva del papel proponderante que han adquirido las escritoras en la mejor literatura de ciencia-ficción contemporánea.

Joan Flores Constans

Joan Flores Constans nació y vive en Calella. Cursó estudios de Psicologia Clínica, Filosofía y Gestión de Empresas. Desde el año 1992 trabaja como librero, actualmente en La Central del Raval. Lector vocacional, se resiste a escribir creativamente para re-crearse con notas a pie de página, conferencias, críticas y reseñas en la web 2.0, y apariciones ocasionales en otros medios de comunicación.

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