Invite a un experto de literatura comparada a hablar sobre cualquier tipo de libros y autores y sus mesas redondas se convertirán en elÃpticas, esféricas, cilÃndricas; hará que el público, que venÃa dispuesto a tomar notas sobre literatura checa se encuentre de repente apuntando cosas sobre literatura universal y que usted, que bromeaba en las redes diciendo que castigarÃa al primero que dijera Kafka a pagar una ronda de cervezas para todos los asistentes, se trague sus palabras y se avergüence de haber pensado que la cosa peligraba con acabar siendo monotemática.
Ave, Borja Bagunyà .
Igual que pasó una vez que invitamos a Nora Catelli a hablar de Incerta glòria, que de repente la novela de Joan Sales se convirtió en una novela rusa, ayer Bagunyà , con cuatro pinceladas, convertÃa no, porque ya lo son, pero explicaba por qué Hrabal, Kafka y HaÅ¡ek eran clásicos universales. “Resisten muy bien al resumen.â€, dijo, “Los tres presentan el elemento común de resistirse a algo, ir en contra de algo.â€, dijo también, “Y además lo hacen con una modernidad radical, sabiendo mantener con respecto de la realidad (siendo su realidad el Imperio austrohúngaro, el primero absolutamente burocratizado) la distancia de la ironÃa.†Y puso un ejemplo entonces Bagunyà : “Žizek explica muy bien la importancia de este distanciamiento: en La chaqueta metálica, de Kubrik, uno de los soldados se suicida; Žizek explica que lo hace porque a este soldado le falta una cosa que sà tienen sus compañeros: le falta la ironÃa.†Y asÃ, de golpe, ayer aquà tenÃamos a Žizek explicando HaÅ¡ek via Kubrik en palabras de Bagunyà .
Siente también a su mesa redonda a una experimentada traductora; se enterará de que igual, puede pasar, se está perdiendo cosas importantes al leer libros traducidos. Monika Zgustova se sentaba ayer hombro con hombro con Bagunyà en la tarima de la Calders para hacernos ver que era precisamente esa ironÃa que tan claro tenemos que manejaba HaÅ¡ek la que muchas veces se ha perdido en las traducciones de Kafka.
“Los traductores, muchas veces, además de traducir, interpretan, y a veces se pasan tanto interpretando que el Kafka que nos acaba llegando es un Kafka serio, cuando el humor está muy presente en la obra de Kafka.â€
Si Eduardo Mendoza ya nos habÃa explicado en la primera sesión de esta Semana de la literatura checa que Kafka, además de un tipo alto, era divertidÃsimo, Zgustova ayer lo corroboraba: “Ahora sabemos que cuando se juntaba con sus amigos y les leÃa fragmentos de sus novelas, los amigos se morÃan de la risa.â€
Zgustova llegó a Cataluña a mediados de los 80. “HabÃa poca cosa traducida.â€, explicaba ayer; “Los editores no se atrevÃan con Hrabal, por ejemplo; no empezó a haber demasiado interés por la literatura checa hasta que le dieron el Nobel a Jaroslav Seifert (en 1984), en seguida llegó Kundera con La insoportable levedad del ser; luego cayó el muro en el 89 y, entonces sÃ, los editores empezaron a interesarse mucho también por Hrabal.â€
Stanislav Skoda y Radka Denemarková completaban la mesa. Como lectores de primera mano de todo lo checo, se les pidió que hicieran una lista de recomendaciones para el lector actual. Llovieron nombres, claro: Topol, KlÃma, ÄŒapek… Zgustova añadió a Radka Denemarková a la lista. Y nosotros añadimos a Monika Zgustova, claro, también.