‘The Invisible Man’, versión cinematográfica de James Whale, 1933
El Aquae Campus de este año, que se celebra el 20 de octubre en Cartagena, se pregunta por el binomio Visible-Invisible, invitando a sus participantes a pensar el mundo más allá de la materia y la vista. Hay un conocimiento que sortea la masa para interpretar la realidad desde otros ángulos, una creación que bebe (y nunca mejor dicho, si hablamos de agua y cultura) de lo que olemos o escuchamos. Desde la magdalena de Proust, que conecta un aroma con la patria de la infancia, sabemos que la literatura puede ofrecer un “tiempo puroâ€, como le llamará Blanchot. Somos, más que memoria recobrada, presente en busca de sentido. Sabemos que lo arraigado, lo consistente, no siempre se encarna en una forma sólida, palpable.
“Le agradecerÃa que no me metiera los dedos en el ojo -dijo la voz de la figura invisible con tono enfadado-. La verdad es que tengo todo: cabeza, manos, piernas y el resto del cuerpo. Lo que ocurre es que soy invisible. Es un fastidio, pero no lo puedo remediarâ€, leemos en la novela de H. G. Wells. Porque lo que no desaparece nunca es el dolor del que comprende que ya, para el resto de la humanidad, es un ser irreconocible.
Eso decimos de alguien que se ha transformado demasiado, que está irreconocible. La identidad cerrada tiende a capturarnos, a confiscar toda nuestra polifonÃa. Por eso necesitamos estar siempre mostrando en las redes sociales, de una manera más o menos constante, nuestro rostro. Cada pequeño cambio, una nueva foto de perfil. Que no se llegue el dÃa en que seamos invisibles.
La mirada, pues, es la fotografÃa que nos delata. Y toda mirada, como nos enseñó Hitchcock, es una ventana indiscreta. No olviden que James Stewart necesita a Grace Kelly para interpretar y entender lo que está viendo. Mirar juntos es una forma bella y arcaica de amar. Y no olviden tampoco la advertencia de Thelma Ritter en el papel de la enfermera Stella: “Nos hemos convertido en una raza de mirones, lo que deberÃan hacer es salir de sus casas y mirar hacia adentro para variarâ€. Como bien sabe el protagonista, explorar lo visible desde lo invisible es todo menos una filosofÃa casera.
Este artÃculo pertenece a Agua y Cultura, sección patrocinada por la Fundación Aquae.
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros tÃtulos, de 'MalpaÃs' y 'La travesÃa de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).