Tres décadas después del comienzo de la guerra entre croatas, serbobosnios y bosniacos musulmanes en Bosnia-Herzegovina (1992-1995), sus heridas están todavÃa presentes, aunque, con el tiempo se tenga cierta sensación de que uno de los sucesos más atroces y vergonzosos de la historia europea del siglo XX ha sido convenientemente rehuida en términos generales. Sin embargo, quedan aportaciones como este trabajo de Marc Casals, La piedra permanece, un libro que toma lo biográfico y el ensayo para tamizarlo mediante un trabajo narrativo ficcional para componer los dieciséis relatos que dan forma a su trabajo.
A lo largo de varios años, Casals ha tenido la ocasión de poder entrevistar a diferentes bosnios en su propio terreno para ir adquiriendo información de primera mano, con algunos de ellos, según confiesa el propio autor en el prólogo, consiguiendo establecer una relación cercana a la amistad durante los años en los que Casals residió y viajó por el territorio. De este modo, cada capÃtulo ofrece una visión muy particular del paÃs desde un presente a través del cual Casals viaja al pasado, no solo a la guerra de los noventa, sino que el escritor, en cada capÃtulo, ahonda en caracterÃsticas de la región, en su cultura, en su legado cultural e histórico: los siglos de dominación otomana, su presencia particular en el Imperio Austrohúngaro, la Segunda Guerra Mundial y sus consecuencias durante y después de la contienda y las décadas de comunismo hasta el estallido de la guerra de los Balcanes. De esta manera, Casals, aunque a través de una estructura capitular no lineal, conforma un libro rÃo bajo la apariencia de un ensayo que, en verdad, puede leerse como una crónica-relato narrativo sobre un paÃs y sus gentes a través de una mirada muy amplia que abarca, como decÃamos, el mayor número posible de puntos de vistas y áreas.

Una de las grandes virtudes de Casals en La piedra permanece se encuentra en su capacidad para estar presente en cada relato y, a su vez, no estarlo: es su mirada, aunque tamizada bajo el abrigo de la objetividad ensayÃstica, la que establece el ritmo narrativo y la emotividad de una mirada que denota una interiorización de cada encuentro y cada vivencia, además de un enorme respeto hacia todos aquellos que pueblan su libro. AsÃ, religión, polÃtica, cultura y vida doméstica se dan la mano para introducir el relato individual en el marco de uno mayor, histórico, atendiendo a esas vidas Ãntimas afectadas por el devenir del tiempo y sumidos en un espacio de una complejidad enorme en su confluencia de religiones y de un pasado heredado que se introduce todavÃa en el presente.
A este respecto, La piedra permanece resulta ejemplar en tanto a un trabajo elaborado durante años con cuidado tanto desde la documentación hasta la atención al detalle de cada vida como elemento fundamental para entender a un paÃs y a sus habitantes. Fray Mirko, Fazila, Miladen, Srdan, Dobrila, Kemo, Alma o David Kamhi representan vidas individuales que, a su vez, hablan de otros y de otras y de un paÃs al que Casal ha dedicado un libro tan complejo en su mirada como el tema que aborda.