Mercedes Halfon | Foto: Las Afueras ediciones

Mirar y representar la realidad

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Mercedes Halfon | Foto: Las afueras

“Toda escritura es una clausura, pero también es pensamiento que para producirse necesita espacio y tiempo”.

El trabajo de los ojos (Las afueras, 2019), de Mercedes Halfon, comienza con la muerte de su oculista y termina con la visita de la narradora al nuevo oculista, quien no encuentra su historial: “Hay que empezar todo de nuevo”. Un esquema en cierto modo circular a través del cual Halfon conduce al lector, en cuarenta y siete breves capítulos, por un recorrido tan lineal y cohesionado como caótico y fragmentado en el que afronta, aparentemente, sus problemas de visión y cómo estos implicaron, o condicionaron, un acercamiento muy particular al mundo.

“El estrabismo se define como la desviación del alineamiento de un ojo en relación al otro. Implica la falta de coordinación entre los músculos oculares, como una pareja que no logra ponerse del todo de acuerdo para bailar. Esta desconexión impide fijar la mirada de ambos ojos en el mismo punto del espacio, lo que genera una visión incorrecta que puede afectar a la percepción de la profundidad, el tamaño y la distancia”.

Halfon, en los primeros capítulos de El trabajo de los ojos, se sitúa en un espacio de extrañamiento. El estrabismo supuso, desde su infancia, una desubicación con relación al mundo, imponiendo de alguna manera una visión singular y particular a la hora de mirar y, por tanto, de construir la realidad. Porque Halfon asume que mirada es imperfecta, o quizá, que no hay mirada perfecta. Su anomalía ocular impone una visión muy particular, pero esto no quiere decir que su singularidad ocasione una visión diezmada. Es diferente. Pero es que, cada cual, mira de una manera y, por tanto, construye la realidad desde una subjetividad que tiene tanto que ver con la capacidad para ver cómo, en verdad, con sus herramientas personales para concebir, percibir, relacionarse y representar el mundo.

“No puedo imaginarme cómo será no ver en absoluto, por más que sin lentes mi visión sea insuficiente. Si hay un objeto pequeño, como un encendedor apoyado sobre un fondo oscuro, para encontrarlo tengo que tantear. La noche y el sueño agudizan los problemas. Los arrastro al despertar mientras busco en mi mesa de luz, bajo la cama, el baño, la mesa de trabajo, un estante de la biblioteca, la cocina, algún armario borroso, dónde pudieron quedar mis anteojos”.

Entre la ficción, el ensayo y lo autobiográfico, Halfon habla en El trabajo de los ojos sobre el proceso de escritura y cómo se enfrenta al gesto de escribir asumiendo que palabra a palabra, y mirada a mirada, se da forma a una realidad muy particular. En tiempos como los actuales, en los que lo singular, y, de paso, lo creativo, se encuentran sumidos en una cierta crisis debido a imperativos categóricos en todas las esferas, el ensayo de la escritora argentina viene, directa e indirectamente, a proclamar la necesidad de mirar de nuevo, de lanzar observaciones hacia lo real desde nuevas formas interpretativas y, también, gozosas.

“Usamos la cámara como metáfora para entender el funcionamiento del ojo, aunque obviamente ocurrió al revés. Se llegó a la invención de la fotografía buscando fabricar imágenes tan nítidas como nuestras visiones”.

Las afueras

Halfon, en diferentes momentos, pone de relieve que debido a sus problemas de visión ha confundido rostros y figuras, como sucede con su madre. Una situación incómoda, pero que a su vez hace que se replantee que, quizá, mira bajo un prisma de realidad asimilada y aprehendida. Y que su infancia y juventud, su edad adulta, su vida en pareja y su maternidad, de alguna manera, han estado condicionadas por esa afección en la vista.

Pero la autora argentina no se detiene en su texto en llevar a cabo una crónica o testimonio autobiográfico y personal, sino que usa su experiencia, a través de una prosa limpia, directa y con elementos poéticos y ensayísticos, para plantear cuestiones sobre la mirada y el acto de ver. Se cuestiona, y, con ello, nos interpela a sus lectores a que lo hagamos también, qué es aquello que vemos y cómo lo hacemos; cómo traducimos, de diferentes maneras, lo que vemos a través del lenguaje, ya sea de manera verbal o escrita; cómo se construyen las imágenes y representamos y, por tanto, ficcionalizamos, la realidad visible. Halfon plantea estas cuestiones mediante un texto cuya brevedad se abre hacia la complejidad bajo una aparente sencillez. Despoja su literatura de todo ornamento formal, con un gran cuidado en el estilo, acomodando de manera perfecta la forma literaria a una narración que se mueve entre el testimonio personal y una mirada más amplia.

Así, en las páginas de El trabajo de los ojos Halfon acoge a otros personajes como Joseph-Antonie Plateau -físico del siglo XIX que definió el principio de persistencia retiniana-; George Bartisch -padre de la oftalmología moderna-; Louis Braille -quien inventó el primer sistema de lectura y escritura de carácter no visual sin necesidad de sonido a partir de la necesidad de su propia ceguera-; Charles Chaplin, a través de un breve y hermoso capítulo dedicado a su gran película Luces de ciudad; Julio Cortázar; Homero; José Luis Borges; James Joyce; Jean-Paul Sartre; Paul Nizan; y Néstor Kirchner.

“El estrabismo es distinto, porque los ojos pueden ver, pero están extraviados, no saben hacia dónde dirigirse. La escritura sería una forma de orientación posible, un mapa, una suerte de prótesis que conecta el interior con el exterior”.

Con un tono melancólico, Halfon rehúye de anclar su libro en un género particular con el fin de llamar la atención de la necesidad de una forma híbrida para ahondar en la problemática, tanto personal como general, con relación a la vista. Y, por tanto, a la mirada hacia la realidad y la forma en que la construimos mediante las palabras y las imágenes que crean mediante la escritura.

“Existe una vinculación entre mirar y escribir. Estoy segura”.

Israel Paredes

Israel Paredes (Madrid, 1978). Licenciado en Teoría e Historia del Arte es autor, entre otros, de los libros 'Imágenes del cuerpo' y 'John Cassavetes. Claroscuro Americano'. Colabora actualmente en varios medios como Dirigido por, Imágenes, 'La Balsa de la Medusa', 'Clarín', 'Revista de Occidente', entre otros. Es coordinador de la sección de cine de Playtime de 'El Plural'.

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