Obsesiones, experimentos y buenas noticias: «Diario de las especies», de Claudia Apablaza | Revista de Letras
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Claudia Apablaza (Rancagua, Chile, 1978) desborda pasión por la literatura. Tal es su enamoramiento con nuestro arte que confiesa dificultades para desengancharse, para no pensar en otra cosa. Su última novela publicada, que acaba de presentar Ediciones Barataria en España, es una prueba fehaciente de su adicción. El tribunal que juzgará su forma y contenido la absuelve de cualquier pecado y le da la bienvenida a bordo.
Una traba que todo narrador tiene que franquear es la de la evolución a partir del trabajo. Cuando somos jóvenes queremos comernos el mundo hasta que nos damos cuenta de las barreras que implica la edad. Escribimos relatos para progresar y poder avanzar hacia estructuras más complejas. En este sentido la primera novela de Claudia Apablaza podrÃa definirse como un intrincado Bildungsroman que desde una teórica quete de teselas novelÃsticas intenta encontrar una vÃa que permita crecer desde el exorcismo de filias y fobias. La sinceridad de la autora es indudable y se desnuda mediante la duda organizada con una voz central que abarca otras, como cuando conversamos con nosotros mismos y creemos en una certeza aún sin estar plenamente convencidos de nuestra opinión. Esa seria la función oculta de los comentarios del blog, pensamientos plurales de un mismo cuerpo que desea alcanzar la unidad y sufre el dulce agobio de lo incierto.
El eterno desfilar de nombres por la trama carente de trama es otro indicio del proceso formativo de la autora, devoradora innata con una prodigiosa biblioteca mental que aprovecha para lograr su objetivo y divertirse con sufrimiento por la multiplicidad de caracteres que aparecen entre los comentaristas del falso blog.
El libro es, cuanto menos, flojo y pelÃn plomizo…Puedes camuflarlo con esa pátina conceptual q quieres darle a la crÃtica, pero la novela, en suma, no cuaja
El libro es, cuanto menos, flojo y pelÃn plomizo…Puedes camuflarlo con esa pátina conceptual q quieres darle a la crÃtica, pero la novela, en suma, no cuaja
Como dirÃa Barbol «No hay término en élfico, lengua Ent o de los Hombres, para describir este horror»…esta chica escribe lisa y llanamente, como el culo.