Vivimos una época de miseria intelectual. Faltan ideas. Faltan ideas.
Miguel Romero Esteo
Hablar con un director teatral siempre es complicado: incluso cuando el aludido es de la misma ciudad, tiene la misma edad, es de la misma promoción en la Escuela Superior de Arte Dramático (que él tuvo bemoles de terminar), y se comparten más o menos los mismos intereses, este encuentra siempre el modo de que las preguntas se multipliquen a medida que el diálogo avanza. Yo tenÃa cuatro asuntos sobre los que hablar, y esto fue lo que dio de sà aquella tarde, magdalenas aparte.
Son tiempos complicados para la creación…
Son tiempos complicados para cualquiera.
Y en tiempos complicados te metes con textos complicados.
Tiene de bueno que no hay susceptibilidad con el texto. Nadie dudará que Lope o Calderón hacen malos versos…
Dices que hacen versos.
Es que los hacen, los crean.
¿Y cuál es el problema de hacer teatro clásico?
Con un texto clásico te expones, te puedes sentir maniatado… he tenido textos malos, pero de ahà han salido buenos espectáculos porque son mil factores los que influyen en el resultado final. Sin embargo, con un texto tan importante como El castigo sin venganza, ya no tienes excusa para un mal montaje…
¿A qué te refieres cuando dices que te expones al texto? ¿Te sientes responsable, o te ves de alguna manera superado por lo que lees cuando empiezas a trabajar?
Siempre he pensado que este tipo de obras solo puedes abordarlas cuando eres un completo ignorante, o cuando el trabajo de investigación y dramaturgia ha sido duro… o bien cuando eres un verdadero sabio. En mi caso me encerré en casa sin salir y leà todo lo que pude sobre teatro en verso… no sé si recuerdas a un profesor de Literatura Dramática de primero, cuando coincidimos en la escuela… decÃa que “cuando leo una obra me arrodillo, pero cuando la analizo me levanto y me vistoâ€.
(Risas) SÃ, nos hacÃa mucha gracia el modo de decirlo. Es cierto. ¿Y cuál es la razón de escoger a Lope, y El castigo sin venganza entre una producción que se antoja inabarcable?
Salvando las distancias, Lope de Vega es como Woody Allen. TenÃa un montón de obras maestras y escribÃa una obra detrás de otra sin parar hasta tener una producción con un rango general de alta calidad. Sus obras menores son excelentes, y las mejores resultan enormes… en el caso de la obra, escogà esta que es de su etapa tardÃa… creo que es su última gran obra… Lope está a unos pocos años de morir, y en esa época donde adquiere conciencia de su desaparición habla mucho de la recuperación de valores como el honor, el alzamiento del amor por encima de todo… reflexiona sobre la imagen del padre y su relación con el hijo bastardo… se aferra con firmeza a la idea de la entrega total a la obra sin abandonar las crÃticas al poder… y sobre todo se reivindica como autor, como poeta.
Vuelve a su poética sobre el arte de hacer comedias.
En efecto. Ve cómo aparecen nuevos poetas que se creen genios sin serlo, y aquà deja una serie de sonetos, como el de “¿Qué buscas, imposible pensamiento?â€.
Es el de Federico, en el segundo acto.
Es un ejemplo de perfección que Lope deja a modo de lección para los nuevos, que creen estar inventando el teatro.
Ahà es el Fénix de los Ingenios que decÃa Cervantes.
Eso es. Es un tipo que reniega de la arqueologÃa espiritual propia de las nuevas generaciones. En la actualidad ocurre algo similar con cada nueva hornada… solo que no tenemos tantos Lopes.
¿Y cómo aplicamos esa perfección en los poemas de Lope? ¿Cómo ponemos en práctica esa sabidurÃa?
Te puedo contar mi idea desde lo que hacemos en Scena Klásica.
Pues cuenta, cuenta.
Lope hablaba del teatro como de una “espada dolorosaâ€. El proyecto y la intención de la compañÃa parte de la inquietud de que faltan ideas y de lo necesario de volver atrás, de buscar inspiración en las bases.
¿Cómo es la historia de fundar la compañÃa?
Todo empezó en unas jornadas de teatro clásico celebradas en AlmerÃa. Leyendo el programa observé que eran muy pocos los docentes que participaban en las ponencias, tan solo habÃa un centro de estudios teatrales. Lo que me indujo a pensar que preocupa muy poco la transmisión del teatro clásico a los jóvenes. Creo que no me equivoco.
La educación es clave…
A ningún chaval le resulta pesado acceder a la mitologÃa cuando está bien explicada y representada. De igual manera, cualquiera puede llegar a una obra del Siglo de Oro, no es cierto en absoluto que sea algo para los expertos en la materia. De hecho, el mismo Lope tenÃa muy desarrollado el sentido de la intuición como espectador y planeaba sus textos pensando en el espectáculo, en la escena. El suyo es un teatro muy fÃsico, muy visceral, a pesar de la alta poesÃa, y nacÃa de la intención de devolver el teatro al pueblo…
Contaba cosas que el pueblo querÃa saber.
No nos engañemos, sus obras tienen mucho de Sálvame Deluxe: intrigas en la corte, cotilleos, sangre… pero la finalidad era emplearlas como herramienta para contar lo que pasaba.
En la actualidad la televisión no cumple ese objetivo.
La tele siempre ha sido el hermano feo que sustituye las restantes relaciones humanas. Llegas a casa y pones la tele sin pensar en el acto mismo de encenderla, el presentador te habla como si fuerais primos de toda la vida… se supone que nos da compañÃa, pero es un medio que no nos escucha.
Y ¿qué opinión te merece el teatro contemporáneo?
No tengo nada en su contra. Yo me estrené con Roberto Zucco, de Koltés. Soy un apasionado de compañÃas que apuestan por el contemporáneo, como La và e bel, o La Zaranda. No es una cuestión de gustos, o de complejidad. Se trata de hallar ideas, y en el Siglo de Oro hay más luces que en los textos de la actualidad… de hecho, muchos textos contemporáneos interesantes parten de revisitar a los clásicos. Y todos podemos citar obras que no paran de representarse.
Cuando estrenamos en Málaga nuestro montaje coincidimos con la compañÃa Rakatá, que también la ha montado. Son cosas que pasan. Lo emocionante es que haya público que aún quiera verla.
¿Es cierta esa afirmación que tanto se ha escuchado durante los últimos años acerca del estado del teatro, eso de que ha sido el único sector cultural donde no se estaba en crisis?
Es totalmente falso.
Lo digo porque se están cerrando salas.
Es que durante demasiado tiempo se ha dependido de las subvenciones institucionales de turno. Las subvenciones no son malas en principio, el problema es que uno se acostumbra a la seguridad, a la normalidad. El público pierde el hambre, y a la vez se cansa de la arrogancia de los que cobran por un caché, que además crea una dependencia de las administraciones públicas muy difÃcil de solucionar. Vivir de la subvención es un hábito muy malo que da lugar al cÃrculo vicioso que acabo de describir. Los cachés han hecho mucho daño…
O sea que no ha crecido la afluencia de público.
Para nada. Y lo peor es que cuando hemos tenido poco, no nos hemos preocupado lo más mÃnimo por ofrecerle una buena herramienta para pensar, una herramienta en forma de espectáculo. Eso es lo que necesitamos.
¿SerÃa una solución una presencia mayor del teatro en otros espacios, como el callejero?
No necesariamente. Me parece perfecto que se haga teatro en las calles, o incluso en casas. No voy a decir que mi sistema de volver al teatro en verso sea mejor que otro. En estos tiempos no podemos lanzarnos fórmulas mágicas. En nuestra compañÃa mantenemos prácticas, como la de que todos cobramos igual sobre el precio de la entrada, que nos han funcionado. Pero hay cosas que no nos han ido tan bien y ni siquiera los aspectos positivos son transferibles a otros.
¿Se ha especulado con la escena también?
Ha habido una verdadera burbuja teatral creada a partir de todo lo que acabamos de hablar. Si además de no ser esa espada dolorosa a que aludÃa antes se participa de una mala administración, pues pinta mal la cosa. Pero se trata de limitarte a quejarte o a intentar ser parte de la solución. A veces pienso que una solución posible es que cada compañÃa tenga su sala propia, y que las distintas compañÃas se intercambien esos espacios… pero no lo sabemos porque tampoco es algo que se haya probado con determinación.
¿Qué está ocurriendo en Málaga? Escuela Superior nueva, una especie de resurgimiento del teatro clásico, la designación como capital mundial para el DÃa de la Commedia dell’arte… ¿sucede algo o es un espejismo?
Están pasando cosas, pero no sabrÃa decir exactamente qué. En el caso de la capitalidad de la Commedia dell’arte el mérito completo es de Javier Oliva y Teatro del Lazzi.
Tengo que irme.
Yo también.
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Hace poco tuve una conversación con Iago Pericot, decano del teatro underground catalán, y tenÃa impresiones similares, las mismas inquietudes que Hofhuis. Sin embargo, partÃa de premisas diferentes, y me hablaba con apasionamiento de las posibilidades de las nuevas tecnologÃas, en las cuales investiga. Las dos charlas acabaron igual: “pasan cosas, pero no sabemos quéâ€, y con “tengo que irmeâ€. Sea como sea, sabemos cómo es el enemigo, qué ropas viste. Lo conocemos. Cada uno sabe, o deberÃa saber, qué hacer con la parte del espectáculo en la que ha de intervenir.
Daniel Jándula
www.nedham.blogspot.com
* Fotos: Scena Klásica