Rebelión contra Occidente

/
PANKAJ MISHRAdest
Pankaj Mishra | Foto cedida por el CCCB

En 1820 Hegel escribió: «La historia de China no ha mostrado desarrollo alguno, de modo que nosotros ya no podemos ocuparnos de ella por más tiempo […] China e India están, por así decirlo, fuera del curso de la historia mundial». Esta frase del célebre filósofo alemán concentra la esencia misma de la percepción que un Occidente endiosado tenía de sí mismo y de su paternalista relación con Oriente, a su vez hechizado ante el poderío occidental. Una generación más tarde, en 1905, una pequeña tropa japonesa comandada por el almirante Togo Heihachiro aniquilaba la mayor parte de la Armada rusa en la batalla naval de Tsushima. Liberarse de la esclavitud respecto a Europa comenzó a ser una aspiración para la gran mayoría de los asiáticos. Comenzaba a fraguarse el mundo contemporáneo.

Galaxia Gutenberg
Galaxia Gutenberg

Tres generaciones después de la de Hegel, China e India y otros Estados nación orientales tienen mucho que decir en una Historia que aún no ha acabado. Nos lo cuenta Pankaj Mishra. Escritor nacido en Jhansi, una ciudad de provincias del norte de India, actualmente con residencia en Londres donde escribe regularmente en The Guardian, The New York Review of Books y Foreing Affairs sobre temas de actualidad mundial. Nos encontramos en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB), donde impartirá una conferencia sobre el nuevo desorden mundial, un tema de máxima actualidad que el escritor analiza en su libro De las ruinas de los imperios. La rebelión contra Occidente y la metamorfosis de Asia (Galaxia Gutenberg), con prólogo de Josep Ramoneda.

Su libro explica que se ha roto definitivamente el hechizo del poder occidental.
La concepción angloamericana de mirar el mundo está demostrando ser estrecha. Eso es algo que antes no sabíamos o no apreciábamos, pero ya se nos hace evidente que esta visión angloamericana es sólo una de las múltiples maneras que tenemos de enfocar el mundo y no la única. En este sentido se ha roto el hechizo de la supremacía occidental, en muchos y distintos niveles: político, económico e intelectual. Eso no significa rechazar cualquier aspecto que venga de Occidente, toda civilización y toda sociedad ha crecido mediante un proceso de interacción con otras culturas, e incorporado inventos y descubrimientos de los demás en un proceso que no se puede detener.

¿Occidente aún se cree la medida de todo?
Si nos referimos a un pequeño grupo de personas que están en el poder, a los que escriben las columnas editoriales de los periódicos, o los discursos de los políticos occidentales te diré que sí, que continúan creyéndolo, y mucho; aun cuando ven que las cosas no están tan claras, pero mantienen el espejismo y la ilusión de la omnipotencia. Pero en Asia sabemos que no son la panacea, y la Historia no ha terminado… Las instituciones pasan por problemas dentro del propio Occidente, también la democracia está atravesando importantes retos y es disfuncional dentro del mismo Occidente. Creo que sería bueno una cierta dosis de humildad en Occidente.

¿Qué metamorfosis está sufriendo Asia?
En el contexto del libro es el resurgimiento de una Asia comprendida por un grupo de Estados nación seguros de sí mismos, en vez de esos imperios débiles y fragmentados que se veían fácilmente amenazados por los poderes europeos. Ahí están China, India o Indonesia. Este ha sido el mayor cambio desde el siglo XVIII y ha tenido lugar en los últimos cincuenta, sesenta años.

¿Qué aportará al mundo esta nueva hegemonía?
En todo el mundo se extiende un similar entramado de fábricas, un modelo de viviendas en urbanizaciones, el consumismo, la búsqueda del dominio de la naturaleza, y considerar el planeta como algo instrumental. India y China ya se ven atrapados por el paradigma imperialista y comparten las mismas ambiciones y fantasías materialistas que han impulsado el expansionismo y el imperialismo occidental. No están ofreciendo ideas alternativas.

Muy ilustrativo. Pero además de imperialismo, Occidente también aglutina otros idearios fruto de las aspiraciones democráticas de muchos hombres y mujeres: el derecho al voto, educación de niños y niñas, libertad de expresión y opinión, derecho al aborto, al divorcio.
En Europa se dieron determinadas condiciones antes de que llegara el derecho a voto a la clase obrera. Como mínimo se tenía un Estado y una administración que funcionaban, había un grado determinado de crecimiento económico. Gran Bretaña y Francia habían logrado ser Estados nacionales fuertes, con un cierto crecimiento económico; y luego las clases gobernantes sabían que se enfrentarían a una revolución, que tenían que conceder derechos a las personas y mejorar los estándares de vida. Y este proceso tuvo lugar mientras estos mismos países colonizaron otros lugares del mundo.

Entiendo.
Se supone que ahora en muchas partes del mundo está teniendo lugar el mismo proceso por el cual se pretende mejorar la calidad de vida de las personas, ampliar la idea de los derechos individuales, de los derechos de las minorías… Pero si el Estado, la administración y la economía no funcionan, ¿cómo se pueden poner en marcha y extender estos derechos? Pongamos el ejemplo de las escuelas para niñas en Afganistán. Se han creado muchas, pero mientras no se mejoren las condiciones de vida la mayoría de esas niñas no tendrán posibilidad de asistir porque acabarán trabajando para su casa, se les pedirá que se encarguen de los rebaños. Si envías a la niña a la escuela, te estás privando de un par de manos que servirían para hacer mucho trabajo.
Por otro lado, sabemos que en Occidente los derechos no se han concedido por generosidad, sino porque se han luchado, ha habido muchas luchas y protestas. Y ahora no podemos esperar que se avance suavemente y sin problemas en el logro de derechos en otras partes del mundo cuando ni siquiera se están produciendo esas otras condiciones previas.

Pero la escolaridad favorecería a la larga la economía de estos lugares.
Sin revolución industrial y sin gente que haga huelgas y presione… Fijémonos en el ejemplo de todas esas personas que abandonaron las tierras que tenían sus antepasados, pero no han encontrado trabajo en ningún otro lugar y tampoco pueden regresar, porque ya han salido de esa sociedad agraria; y ahora tienen que trabajar en la economía sumergida, con sueldos bajísimos, viviendo en chabolas… la educación que hayan podido recibir con anterioridad les resulta prácticamente inútil.

La revolución industrial ya es difícil y la tecnológica no parece que genere mucho empleo.
Así es, no solo no los está creando: ¡los está destruyendo! Este es un gran problema. Ya sé que el paro es enorme en España, pero todavía este país tiene una cierta estructura y hay muchas cosas para la gente si se compara con un país como la India donde básicamente cada año entran en el mercado laboral 10 millones de personas, y mucho trabajo manufacturero ya lo hacen robots. ¿Qué vas a hacer con esas personas?

¿Cuál es la tasa de paro en la India?
Es difícil de saber porque un 90% de la mano de obra trabaja en la economía sumergida.

¿Qué valores asocia India a la Democracia?
La gran lección de la India antes de convertirse en democracia o en Estado nación radicaba en la existencia y convivencia de muchas etnias, muchas de ellas muy distintas, que durante mucho tiempo han convivido sin la horrorosa violencia que hemos visto en el caso de Europa, aun cuando ha habido violencia, pero a escala mucho menor. No creo que la India de los últimos 60 años pueda dar muchas lecciones a través de ejemplos positivos. Creo que las verdaderas lecciones se pueden aprender comprendiendo India como civilización y no como Estado nación.

¿Cree que Europa debió haber permitido la entrada de Turquía en la UE?
Sí, y fue un gran error no hacerlo. Ha retrasado una política local en toda Turquía, y ha retrasado la comprensión del Islam y de las minorías dentro de Europa. Tener algún país como este dentro de la Unión Europea habría ayudado a crear una idea más plural de Europa, a matizar esta idea racial que se extiende en Europa, que la extrema derecha siempre está dispuesta a aprovechar y que está utilizando en este mismo momento.

Europa nunca ha sabido ser plural.
La experiencia de Europa en el pluralismo es muy limitada y desgraciadamente, el pluralismo cuando ha existido se ha destruido por limpieza étnica, el genocidio…

Hitlerok
Foto de Olav Schröer, cedida por el autor

¿Y por qué es tan popular Hitler en India?
Para mucha gente en la India es popular, sí. Pero hay que recordar que la gente no sabe tampoco mucho acerca del Holocausto, o no recuerda mucho acerca del Holocausto, o lo que le sucedió a la minoría judía en Alemania; y si lo sabe, la atracción de la eficiencia y la racionalidad económica que gestionó es tal que le conceden valor, al margen de las atrocidades. Hitler cometió atrocidades, pero fue un gran líder. Y hay un culto a la eficiencia capitalista, y este culto en la India nos ha conllevado a elegir como modelo a una persona que también ha estado acusada de cometer un homicidio en masa ante una minoría, pero a muchos no les importa. Para muchos esto es una indicación de que era un líder fuerte. El sistema ético se viene abajo en este sentido.

¿Cómo son apreciados los israelíes en la India?
No están bien vistos en la India. Se les ve como agresivos, segregacionistas, no les gusta que la gente se acerque a los lugares en los que están. No son muy populares ni con los colectivos locales ni con el resto de turistas. Muchos de ellos vienen después de hacer el servicio militar, y de drogarse mucho, beben alcohol hasta caer. Vienen con muchos problemas psicológicos, que les hacen todavía más problemáticos.

La derrota de Rusia frente a Japón en la batalla de Tsushima es el hecho histórico relevante del despertar asiático, “por primera vez desde la Edad Media, un país no europeo venció a un poder europeo en una guerra mayor”. Resulta paradójico que sea precisamente una batalla con un país que nunca se ha sentido totalmente europeo.
Así es. La identidad rusa se ha visto inmersa en tantos conflictos…, ha sido conflictiva ya desde que Pedro el Grande comenzó su aventura occidental y hasta ahora ha ido fluctuando entre si era parte de Europa o parte de Asia, es decir, un país mongol que se cristianizó. Y ahora están en el extremo del péndulo, en el putinismo, que es considerarse ya no parte de occidente sino anti-occidente y el mensaje es “somos euroasiáticos que tenemos que formalizar nuestra cercanía con países asiáticos como China contra Occidente”.

¿Cuál es su lectura de lo que está pasando con Occupy Hong Kong?
Lleva mucho tiempo fraguándose. El resentimiento contra el gobierno de la China continental lleva tiempo cociéndose. Yo voy allí dos, tres veces al año y he podido captar este resentimiento. Pero como siempre sucede, las élites políticas están desconectadas y no saben lo que sucede. Luego están aquellos que simplemente creen que esto acabará desapareciendo de un momento a otro; pero se ha visto que no es el caso, y que seguirá siendo una gran crisis. No sé cómo acabará esto, creo que no habrá violencia, pero sí creo que es el mayor reto al que se ha enfrentado el Partido Comunista Chino.

Salman Rushdie comentaba recientemente que «al Estado Islámico hay que abatirlo militarmente», ¿qué opina usted?
No estoy del todo de acuerdo con este tipo de fantasías militaristas. Lo mismo dijo Salman Rushdie acerca de los Talibanes hace tres años, y los Talibanes no sólo no se han abatido sino que han ganado mucha más fuerza. No se pueden bombardear los síntomas; hay que atacar las verdaderas causas. La respuesta a problemas como el Estado Islámico o Libia, por ejemplo, no es hacer más bombardeos. Para empezar, así es como hemos acabado metidos en esto.

Usted ha escrito “Para no sufrir más. El Buda en el mundo”. Mark C. Taylor, uno de los teóricos de la religión más prestigiosos de Estados Unidos, director del departamento en la Columbia University, explicaba en una entrevista en RdL que el budismo es la tradición religiosa más preparada para acoplarse a la actual cultura postindustrial de redes. ¿Qué le parece?
Estoy de acuerdo. Aunque creo que el Budismo no tiene ninguna posibilidad de convertirse en una religión extendida a nivel internacional. De forma privada, personal, como religión que nos ayuda a ser, a expresar nuestros deseos y fantasías sí es mucho mejor que cualquier otra que nos dice que somos fantásticos y que sólo tenemos que ponernos frente a nosotros mismos para tener mayor certeza en todo lo que hacemos.

¿Qué nos puede aportar la filosofía y el pensamiento de Oriente que por ejemplo nos llega a través de la poesía y el teatro de Tagore?
Una forma de incorporar el mundo, de experimentar y vivir el mundo. Una concepción diferente de la felicidad. Prestar atención al momento actual, al presente, y el rechazo a proyectarnos demasiado en el futuro, o en el pasado. Este era el mensaje de Tagore, como poeta y como pensador: para qué dejar que nuestras mentes estén obsesionadas con esto de la grandeza, del Estado nación, de ganar dinero… ¿Cómo es que nos hemos distraído tanto con estas cosas?

Berta Ares Yáñez

Periodista e investigadora cultural. Doctora en Humanidades. Alma Mater: Universidad Pompeu Fabra.

3 Comentarios

  1. Hola Berta,

    Hace años que leo a Pankaj Mishra y, en mi opinión es una de esas voces que, de una manera quizás no tan evidente, escribe desde la vanguardia. No tanto en el estilo, sino en la mirada. Una mirada honesta. Y, por eso, necesaria. Una de esas miradas a través de las cuales, se puede -de verdad – entender el mundo. Desde la cercanía, sin tanto corset academicista ni cliché literario.

  2. Gracias por tu aportación, Germà. Le seguiremos la pista a Pankaj, estaremos muy atentos a su mirada.

Deja una respuesta

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Previous Story

Helada luz en el corazón de las tinieblas

Next Story

El clan de los Benasperi

Latest from Entrevistas