Alrededor de esta incógnita gira el último libro de Santiago Roncagliolo, El amante uruguayo. Una historia real (Editorial Alcalá). El amante aludido es Enrique Amorim, prosista desigual y artista del marketing, que hizo de la ambigüedad y de la polémica su mejor baza.
En esta historia, de pasión y olvido a partes iguales, resulta clave una ciudad del norte de Uruguay llamada Salto. AllÃ, en diciembre de 1953, se celebró un homenaje al escritor español durante el cual se enterró una enigmática caja blanca. A partir de ahÃ, todas las conjeturas se desatan. Como explicó Roncagliolo durante la presentación en Casa de América, Amorim dejó indicios para que se pensara que en ella descansaban los restos del autor de Bodas de sangre. Pero eso, añadió, no significa nada, pues «Amorim era un artista de la mentira, un mago de la impostura, un genio de la ambigüedad y de lo posible».
Amorim y Lorca se conocieron en los años treinta, en Buenos Aires, cuando la capital argentina, cosmopolita y polÃglota, era uno de los centros teatrales más importantes del mundo, y el poeta andaluz, una estrella mediática. GarcÃa Lorca habÃa cosechado un colosal triunfo en la escena bonaerense con Bodas de sangre, al cual le siguió el éxito de La zapatera prodigiosa. Cuando su Mariana Pineda fracasa estrepitosamente en taquilla, la actriz Lola Membrives, cuya compañÃa representa las obras lorquianas, le pide una nueva pieza. Yerma podrÃa convertirse en la nueva sensación porteña, pero aún está inacabada, asà que Membrives decide llevarse a Lorca a Montevideo para que se concentre únicamente en el trabajo. Ahà aparece de nuevo en escena el uruguayo Amorim, que lo lleva a la vida social. De esos dÃas -sin duda, los mejores momentos entre los dos- escribirá más tarde con la melancolÃa del amor perdido.
Lorca no es la única celebridad con quien intima Amorim. Antes tiene un romance con Jacinto Benavente, como atestigua la explÃcita correspondencia entre ambos. Lo curioso es que Amorim proyecta la imagen pública de ser un gran mujeriego. En una conversación con un periodista, al ser preguntado por si tiene suerte con las mujeres, suelta: «Son las mujeres quienes tienen suerte conmigo». Cuando Pablo Neruda está huido de la justicia por su relación con el Partido Comunista, corre como la pólvora el rumor de que está escondido en casa de Amorim. Este último alimenta las habladurÃas cuando escribe en un periódico: «Pablo Neruda está en mi casa», si bien el texto admite una lectura metafórica. No obstante, eso le sirve a Amorim para convertirse en uno de los lÃderes comunistas más importantes de Latinoamérica. Al lado de Picasso se ve involucrado en una reunión secreta junto con Charles Chaplin, quien después confundirÃa a Amorim con Jean Paul-Sartre. No queda muy claro si suplantó su personalidad para colarse en la reunión. A Borges, medio cuñado suyo (pues Amorim estaba casado con la prima favorita de él) le descubrió el mundo gaucho. El escritor argentino presenciarÃa con él, por primera y última vez, un asesinato. Y a Amorim le dedica uno de sus cuentos más famosos, “Hombre de la esquina rosadaâ€.
Más misterios de su controvertida personalidad acaparan las páginas de este libro. Según el autor, la capacidad más asombrosa del intelectual uruguayo es que creaba ficciones y las volvÃa reales. «Sus misterios, ambigüedades e imposturas aún llaman la atención medio siglo después».
Marta Rebón (texto y fotos)
@martarebon
esta muy padre leelo