Ainhoa Rebolledo: «‘Tricot’ resulta una novela beat, es confusa, desordenada, fragmentada…»

Resulta difícil transcribir una entrevista con Ainhoa Rebolledo, su locuacidad hablando supera toda posible expectativa. Habla con apresurada rapidez, con extraordinaria espontaneidad; habla claro, no renuncia a contestar a ninguna de las preguntas, aunque éstas puedan llevarla por complicados jardines. Es capaz de confesar, por muy impostura que sea, que Ángela Vallvey es su autora preferida e, inmediatamente después hablar con entusiasmo de los Panero y con admiración de la obra de Roberto Bolaño.

El pasado viernes 27 de septiembre, en la librería Pequod de Barcelona, se realizó la presentación de su libro Tricot (Principal de los Libros); junto a Juan Soto Ivars, el acto se convirtió en un surrealista diálogo en el que el público no pudo dejar de intervenir. En medio de todo Ainhoa, cuyos nervios eran evidentes, no dejó escapar la oportunidad para decir que, más allá de cualquier cosa, tras Tricot se escondía un aprendizaje personal: la necesidad de buscar la propia felicidad, de recorrer el propio camino olvidando, a pesar de las dificultades, el peso de una mochila llamada tradición. Y concluyó, dirigiéndose a los personajes que, casi imitando aquellos de Pirandello, estaban entre el público: «nunca es bueno depender de una sola persona, es necesario necesitar a muchas más».

Ainhoa Rebolledo (foto © Dinah Robledillo)
Ainhoa Rebolledo (foto © Dinah Robledillo)

Me gustaría saber cómo definirías Tricot, ¿una autobiografía ficcionalizada, un diario, una parodia de los libros de autoayuda…?

Tricot es una conversación entre amigas transcrita, no es una novela al uso, es un largo texto que corresponde a una conversación trascrita de corrido y que, a la vez, intenta ser, aunque de forma superficial, un ensayo sociológico a partir de lo que sienten y lo que les preocupa a las tres protagonistas.

Sin embargo, la división en días de la semana plantea una estructura similar a la de los diarios.

La estructura es, en cierta manera, de diario, pero las acciones y los acontecimientos están desordenados; en un determinado pasaje se explica que las protagonistas están tejiendo, pero sólo páginas después se descubre por qué empiezan a tejer, qué les ha llevado hasta allí. Si consideramos y aceptamos este desorden, podemos decir que sí, que es un diario en el cual se cuenta una historia.

Como hice tiempo atrás con Llucia Ramis, me gustaría preguntarte si era necesario avisar al inicio del libro que todo lo narrado es ficción, ¿no resulta evidente?

Se avisa a modo de juego, de burla, pero también para cubrirme las espaldas, para que luego no pregunten cuánto hay de verdad y cuánto de mentira. Además, aparte de este aviso, luego, el libro tiene una estructura circular, al inicio y al final se dice que se trata de ficción.

A lo largo de toda la novela se hace hincapié en el aspecto ficcional del texto, en el hecho de que todo lo narrado es ficción.

Al inicio digo que se trata de ficción como parte de este juego. Para mí es muy importante la ficción, el jugar con ella dentro del propio texto; es un juego que planteo, una reflexión en torno a la propia creación. De hecho, varias veces a lo largo de la novela digo que voy a escribir este mismo libro y luego la portada es el dibujo de una fotografía que yo y los otros dos personajes nos hicimos tiempo atrás en el Apolo.

tricotPodríamos decir que Tricot es una novela que juega con la autorreferencialidad.

Sí, en cierta forma, Tricot es una novela dentro de la novela; hay una reflexión, como te decía, en torno a la escritura, aunque evidentemente no planteo en absoluto un juego o una reflexión como la de Enrique Vila-Matas en Perder teorías o en otras de sus novelas.

Evidentemente en Tricot las alusiones no son ni tan explícitas ni tan frecuentes como en el caso de Vila-Matas, pero sí es verdad que hay un gran número de citas indirectas.

Sí, evidentemente, las referencias están allí, son el resultado de las distintas lecturas que he realizado. En la exposición que actualmente hay en el CCCB sobre Roberto Bolaño, hay una carta que el autor le escribe a Jorge Herralde y le cuenta lo mal que lo estaba pasando al escribir Los detectives salvajes. En la carta, Bolaño aseguraba que nunca más volvería a escribir una novela tan extensa y tan complicada como Los detectives salvajes y, sin embargo, años después publicó 2666. En cierta manera, en Tricot me interesaba adentrarme en la cabeza del escritor y observar lo que piensan y lo que viven durante la escritura de un libro. De allí las referencias a las lecturas.

En un momento, se parodia de todos aquellos que para no confesar que no han leído 2666 dicen que prefieren los relatos de Bolaño, ¿una parodia del cliché intelectual?

En determinados ambientes todos lo han leído todo, nadie se atreve a confesar que hay algo que no ha leído. En Tricot hay una crítica a un determinado mundo literario, aunque sobre todo al mundo amoroso.

De ahí que al inicio te preguntara si Tricot era parodia a los libros de autoayuda o de las novelas rosa.

En verdad, aunque la novela tenga principalmente un tono melodramático, son constantes los toques de humor, que aparecen incluso en los momentos más dramáticamente intensos.

Toda la novela está impregnada de ironía, incluso podría hablarse de sarcasmo.

Es un libro que nace de un gran sentimiento de tristeza, de melancolía. Meses atrás me apunté a un taller para aprender a tejer, y las chicas que yo hasta entonces no conocía, durante las sesiones, explicaban momentos y situaciones dramáticas que habían vivido a lo largo de su vida, sobre todo, situaciones y hecho relacionados con los novios, los maridos e, incluso, los hijos. De estas conversaciones nació el libro que, en ningún caso, quiere ser un ataque directo a los hombres.

Una particularidad está en el hecho de que el prólogo, escrito por Nacho Vigalondo, lleva por título «porque tenemos que amar a las mujeres» y el epílogo, escrito por Dídac Alcaraz, «porque tenemos que odiar a las mujeres».

Sí, el prólogo y el epílogo sirven para enmarcar la narración que hay en medio, a la vez que me permiten ofrecer la perspectiva masculina, casi como un contrapunto. Además, si se observa el nombre de los capítulos, se verá que la narración se estructura como si se tratara de una sinfonía.

Los movimientos sinfónicos sirven como notas a pie de página al contenido de los capítulos, como comentarios que tú realizas sobre el contenido que les sigue.

Sí, esto me permite mostrar que dentro del aparente caos y desorden del libro, hay una estructura y esta estructura es precisamente aquella que se construye entorno a los movimientos sinfónicos. Por otro lado, la construcción de la novela parte de la destrucción del orden de la familia tradicional, de allí que comience el libro haciendo mención a la familia Panero y la película El desencanto.

Junto a la destrucción del modelo tradicional de familia, se hace evidente también el peso de la tradición. Por mucho que queramos, ¿no conseguimos librarnos de ella?

Sí, de hecho Tricot es la novela acerca de un fracaso, Tricot cuenta el fracaso de las tres protagonistas que nunca llegan a fundar La liga de las mujeres extraordinarias y que, por tanto, no consiguen desprenderse de la tradición. Al fin, es casi una invitación a liberarse de los ideales tradicionales que se nos imponen y a perseguir la propia felicidad, independientemente de la tradición.

En la novela, la librería Pequod se convierte en el lugar de reunión de las «tejedoras» y como un punto de referencia constante.

Es el CCCB de Gracia, el centro en torno al cual gira la vida cultural de Gracia.

Ainhoa Rebolledo (foto © Dinah Robledillo)
Ainhoa Rebolledo (foto © Dinah Robledillo)

Gracia es el escenario donde todo acontece; muchas de sus calles, algunos bares, se convierten en lugares emblemáticos para los protagonistas y Pequod es la metáfora que los reúne a todos.

Gracia es un barrio que cuando eres de provincia no conoces, si no vives en Barcelona y nunca la has visitado, Gracia no es un nombre que te resulte familiar y que consigas localizar en el mapa. En cambio, una vez aquí, es un barrio que tiene muchos significados con respecto al resto de la ciudad. Gracia es un mundo, al menos creo yo, bastante endogámico y a la vez es una realidad que una vez que la conoces no te puedes alejar. Y, luego, Pequod es un lugar especial, una librería que en tan sólo dos años se ha convertido en un punto de reunión, de intercambio, todos los que allí vamos nos conocemos…

En cierta medida, podría decirse que Tricot es un libro más cercano al modelo anglosajón, sobre todo, a la narrativa underground norteamericana, pero también a la realidad underground  londinense recreada, como la norteamericana, por la literatura, así como por el cine o la música.

¿Un poco al estilo de Jack Keruac? Ojalá así fuera. La novela está impregnada de influencias provenientes del cine y de la música; las protagonistas, de hecho, quieren hacer un biopic de sus vidas y cuando hablan de su pasado parece que están relatando una película que acaban de ver. Por otro lado, diría que Tricot no responde al esquema clásico y, sobre todo, su estructura responde al modelo común a las novelas más comerciales o a los mismos best sellers; en este sentido, Tricot resulta una novela beat, es confusa, desordenada, fragmentada…

Además, utilizas un lenguaje extremadamente coloquial, tu estilo es particularmente rápido y ágil, como si se tratara de la más fiel transcripción de una conversación.

Tricot se conforma de secuencias, de anécdotas y las descripciones son muy escasas. De hecho, a las protagonistas apenas se las describe, y apenas se hace mención a su infancia y al trabajo que realizan. No quería hacer una descripción exhaustiva de los personajes, como tampoco de las calles y de los lugares.

En efecto, puede llamar la atención la casi ausencia de adjetivación.

Sí, precisamente he intentado omitir todo posible exceso de adjetivación; he querido limitar a un solo adjetivo cada palabra.

Borges decía que si el adjetivo es el correcto, no es necesario añadir otro.

Exacto, no es necesario añadir nada más, pues al fin y al cabo el lector conoce y descubre a los personajes a través de sus acciones, a través de lo que se narra y no de lo que se describe. Tricot no deja de ser una novela escrita para entretener, así que era necesario eliminar cualquier exceso estilístico, quería escribir una novela que fuera directa, que suscitara rápidas y continuas impresiones, por eso prevalece la narración a la descripción.

Anna Maria Iglesia
@AnnaMIglesia

 

Anna Maria Iglesia

Anna Maria Iglesia (1986) es licenciada en filología italiana y en Teoría de la literatura

y literatura comparada; Máster en Teoría de la literatura y literatura comparada por la

UB. Es colaboradora habitaual de Panfleto Calidoscopio, ha publicado breves ensayos

en la Revista Forma de la UPF y reseñas en 452f. También ha publicado artículos en El

núvol o Barcelona Review.

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