En su libro PoesÃa silenciosa, pintura que habla (Ed. Acantilado, 1999) Neus GalÃ, profesora de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra, analiza el tópico horaciano Ut pictura poesis (Como la pintura, asà es la poesÃa) inspirado en el célebre planteamiento de Simónides de Ceos La poesÃa es pintura que habla, y la pintura poesÃa muda. La novedad del trabajo radica en su aportación más que exhaustiva sobre las condiciones en que dicho topos –de larga y provechosa tradición- aparece por primera vez en Grecia. Entre las interesantes conclusiones de este trabajo, hay alguna de gran actualidad: el posible carácter mercenario del arte, su dimensión ética y polÃtica, su relación con la mimêsis, o el potencial poder de la producción artÃstica, manipulable en todos los sentidos de la palabra.
La poesÃa en sus inicios era oral, tenÃa un carácter sagrado, venÃa inspirada por los dioses y las musas, quedaba registrada y almacenaba en la memoria humana y era recitada por aedas. Pero vivió una importante metamorfosis con la escritura, que dio como resultado la posibilidad de una poesÃa escrita. Cuando el poema se convierte en un artefacto manipulable, se hace, inevitablemente, humano. El poeta inventa, programa, adapta su materia prima al igual que el resto de artesanos. La poesÃa escrita se desacraliza y buscará regirse por sus propias reglas.
En este proceso de desacralización, la palabra escrita origina un cambio de mentalidad que desencadena grandes consecuencias; porque crea sus propios mensajes, modifica el contenido de lo que se comunica, y hace posible que la epopeya salga de la memoria viviente de los hombres. La convierte en texto y, por consiguiente, susceptible de ser sometida a operaciones de revisión, crÃtica, corrección, reorganización, interpolación, eliminación.
Con el establecimiento de un texto homérico definitivo aparece además la idea de un original, un referente escrito respecto del cual toda variante se entenderá como desviación (y en algunas ocasiones angustia). Es precisamente esa idea de un original que surge con la escritura la premisa básica para el nacimiento, no sólo de una literatura, sino de un pensamiento teórico acerca de ella. Por el contrario, en una civilización oral el discurso no remitÃa a original alguno, era palabra en el tiempo, evento. Era pura creación, esto es, como un proceso en el que el no ser se convierte en ser.
La percepción objetualizada –es decir, cosificada- de la palabra es justamente lo que posibilitará la comparación simonÃdea entre poesÃa y pintura, dos prácticas que hasta entonces habÃan sido tradicionalmente autónomas la una de la otra. El principal interés del Ut pictura poesis para la autora consiste en el hecho de que llevó a Platón a definir la poesÃa por asimilación con la pintura, como actividad mimética (pura imitación) y separada de la recta razón, relegándola desde entonces a un territorio, el mundo del arte, del que ya no saldrá. Una poética escrita que Platón expulsa de la Ciudad Ideal, dotándola de una dimensión artÃstica –o sea, menor-, y hermanándola con la pintura. Este vÃnculo modificará completamente la esencia de la poesÃa.
En 400 años, el tiempo que va de Homero a PÃndaro, la palabra del poeta experimenta un gradual y profundo proceso en el que pasa de don a tekhnê. Los poetas tienen en común con los pintores y artesanos la posibilidad de manipular el material del que disponen. Se profesionalizan. Conceptos como invención y autorÃa comenzarán a estar claramente supeditados a la composición por escrito del poema. Los poetas elaboran poemas de encargo, en un mundo en que ya es posible crear, comunicar y archivar por medio de la escritura.
Neus Galà sabe transmitir en su estudio la trascendencia de esta metamorfosis en la que la poesÃa adquiere una potencial dimensión mercenaria. Ésta llega también, y por la misma vÃa, de la mano de Simónides de Ceos, quien defendió esta vÃa materialista de las artes y su propiedad. Él mismo vende por primera vez un producto poético a un mecenas. Este gesto representó una innovación brutal en el campo de la producción poética.
Recupero la lectura de este libro en un momento de actualidad: el conflicto de las pensiones que sacude la literatura española, donde uno de los mayores afectados es el gran poeta y premio Cervantes Antonio Gamoneda, quien dice que podrÃa dejar de escribir, o mejor dicho, de publicar, para no tener que dejar de cobrar su pensión. Sin ánimo de entrar en un debate que no me corresponde, sólo creo oportuno constatar cómo, 2.500 años después, las leyes del mercado presionan con medidas fiscales sobre la producción poética. Una fase más de desacralización de la poesÃa.
Ya lo dijo el poeta: Poderoso caballero es don dinero.