A la luz de lo que sabemos es el debut de Zia Haider Rahman (1971), nacido en Bangladesh y afincado en Reino Unido, novela enorme, novela total, novela enciclopédica, que ha recibido una excelente acogida en Inglaterra y que ahora nos llega publicada por Galaxia Gutenberg.
Sabemos que el narrador, un pakistanà de clase alta, en medio de una crisis matrimonial, acaba de encontrarse en su casa con un antiguo amigo y compañero de estudios, Zafar, a quien le ha costado reconocer, pues su aspecto es el de un pordiosero. ¿Qué ha pasado con su amigo durante todos esos años? De eso, precisamente, trata la novela. El narrador invita a su amigo a que se quede unos dÃas para que le cuente qué le ha ocurrido, y enseguida se despliega un torrencial ejercicio de la memoria, esa construcción tantas veces defectuosa, enriquecida y deformada. Zafar describe la memoria asÃ:
“En algún sitio leà a un investigador explicando que cada vez que recordamos algo, nuestra memoria futura de ese recuerdo cambia, como si rescribiésemos o sobrescribiésemos la memoria con una nueva memoria después de cada uso en un palimpsesto en desarrollo.â€
Ciertamente la estructura de la novela se parece a una rescritura constante: sabemos que el narrador a veces cita unas grabaciones de las conversaciones que se desarrollan durante los dÃas que Zafar pasa en su casa (algunas de las cuales están comentadas con notas al pie); a veces echa mano de anotaciones que Zafar ha dejado en unos cuadernos, y otras rescata sus propios recuerdos. De modo que asistimos a una “digresión tras otraâ€. No sabemos si confiar o no en lo que cuenta Zafar, tampoco si el personaje nos cae bien o mal, pues no deja de señalar lo injusto y muchas veces abusa de su pedante conocimiento en todos los ámbitos (literatura, matemáticas, ciencia, derecho internacional, finanzas, etcétera) para exponer sus propios recuerdos o razonamientos. Zafar es un matemático de origen humilde y mente brillante, un sabio que ha perdido la fe, un hijo de la ilusión por la democracia que prometÃa las mismas oportunidades para todos que al poco se estampa contra una pared. Zafar está resentido y resignado a la vez. Por supuesto que hay una historia de amor, pero sobre todo un pormenorizado análisis del conflicto étnico y de clase:
“Para cierto tipo de ingleses, el subcontinente sigue siendo India. Con todo, no recibà ni una sola mirada de complicidad de ninguno de los sentados a la mesa, una mirada que dijera que yo también era británico. Pero habÃa otra presunción que era más difÃcil de sobrellevar: la de clase.â€
El contexto es el de la crisis financiera mundial (en la que el narrador ha participado activamente como financiero y de quien es una de sus vÃctimas, pues están a punto de despedirlo), el de la guerra de Afganistán (adonde Zafar acude como abogado experto en corrupción), la Inglaterra monárquica y defensora de los privilegios de las clases altas, aquella “que defiende siempre el pasado, presentando una batalla silenciosa al futuroâ€, y, a la vez (entre otras tantÃsimas cosas) una crÃtica al orientalismo:
“Todo lo que ve Occidente está pasado por el tamiz de Occidente. El lector occidental, que ya es la persona más aventurera del mundo, tiene miedo, porque le han enseñado a temer Oriente. Esta situación -mezcla de hechizo, mÃstica y peligro: los ingredientes del buen sexo desenfrenado- es la garante y la que autoriza que degraden a Oriente. Es la base para crear el temor.â€
A la luz de lo que sabemos es novela que se desparrama, crece por los bordes, reescribe sus esquinas, arranca y da marcha atrás. El estilo es serio, cuidado, sin afectaciones. Una ambiciosa primera novela de tipo filosófico y de denuncia social, pero a ratos thriller de las corruptelas de guerra y las financieras, que se presta a leer lápiz en mano, pues su extraño ritmo, entre la velocidad de los diálogos y las más pausadas reflexiones sobre temas diversos, nos induce a un estado intermedio entre la meditación, la intriga y el conocimiento.