Delitos a largo plazo. Jake Arnott
Traducción de Fernando Garà Puig
Roja&Negra – Mondadori (Barcelona, 2009)
La obra de Jake Arnott sobre el célebre gangster Harry Starks fue recibida por la crÃtica británica como un acontecimiento literario que, con el paso del tiempo, está adquiriendo trazas de clásico. Publicada originalmente hace diez años (y hasta ahora inédita en nuestro paÃs), Delitos a largo plazo funciona como presentación del personaje basado en Ronnie Kray, el más peligroso de los famosos gemelos Kray, que se destacó por su falta de escrúpulos, su gusto por la moda, la música y el cine, su nada disimulada homosexualidad y su tendencia a meter en lÃos a quien se pusiera por delante.
Arnott articula su obra en cinco actos que funcionan como relatos independientes pero inseparables, distribuidos de tal manera que resulta tentador experimentar con el orden de la lectura aunque, por los arcos narrativos creados por el autor, es preferible respetar la arquitectura con la que fue publicada.
Por si fuera poco, son cinco también los narradores que utiliza Arnott para darnos a conocer a Starks a través de sus historias, por lo que la perspectiva se transforma en cinco puntos de vista, cinco versiones del personaje que acaban siendo una sola al concluir la lectura. No es de extrañar que, rizando el rizo, utilice diferentes formas narrativas moldeándolas dependiendo del personaje que protagonice su parte, destacando el relato «Honores de disolución» en el que un aristócrata de tres al cuarto utiliza su diario a modo de confesión escrita.
Una de las virtudes de este «novelón» es la de ofrecer un retrato veraz de la época, haciendo uso de todas las herramientas para ubicar al lector (desde la música, el cine, el vestuario -importantÃsimo en todo momento- o la decoración de los locales en los que se mueve el elenco de personajes). La decadencia de los ’60 tuvo su punto álgido en el momento en que la prostitución y, sobre todo, la pornografÃa, se convierten en el negocio fácil donde llegan a coincidir todas las clases sociales, como promotores o como vÃctimas. Ese mundo de baja estofa está presente en la novela, contrastando con el glamour, el savor faire y la sofisticación de los ambientes de moda que también acogen a los protagonistas de una de las mejores obras de género. El humor, la fina ironÃa, la sutileza y, a la vez, la brutalidad que hábilmente maneja Arnott, le hace estar en la lÃnea de los mejores autores de novela negra, más cercano a clásicos como Hammett o Chandler que a sus contemporáneos.
Esperamos ansiosos la continuación, Canciones de sangre, cuyos primeros pasajes se han incluido al final del libro.
José A. Muñoz