Enrico Brizzi | Foto: Twitter

Imaginarios entre la ficción y la realidad

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Enrico Brizzi | Foto: Twitter

Nocturna Ediciones reedita Jack Frusciante ha dejado el grupo, ópera prima del escritor italiano Enrico Brizzi, publicada originariamente en 1994, con primera edición en castellano en 1997, y que pasado cuarto de siglo desde su aparición arroja ahora unas sensaciones muy diferentes a las de entonces.

La novela de Brizzi, quien fue prematuramente llamado el “Salinger de Bolonia”, fue un éxito inmediato de ventas en el momento de su publicación y una novela que posee, tanto en su momento como ahora, el aura de retrato generacional. En su lectura se hace patente el deseo del escritor de transmitir el angst de la juventud, en este caso italiana, de mediados de la década de los años noventa. Ya en su título tiene una referencia directa al guitarrista del grupo Red Hot Chili Peppers, quien abandonó el grupo californiano en el momento en que pasaron de ser un grupo de recorrido reducido a un fenómeno de masas. Brizzi usa su nombre, y el hecho de que se fuese de la banda en ese preciso instante, como metáfora del coming age que crea alrededor de su protagonista, Alex, un joven de diecisiete años que comienza a abandonar, más mental que físicamente, el entorno familiar y social, también emocional, en el que ha estado resguardado hasta entonces. A este respecto, la novela de Brizzi asume una estructura narrativa que resulta recurrente en este tipo de obras de formación vital, de paso de la adolescencia a una juventud limítrofe con la edad madura, adaptándose, en cuanto al lenguaje, a su época para conferir a la historia de un halo realista que transmita de forma casi inmediata al lector lo que está sucediendo, como muestra ese diario grabado de Alex en cintas de casete.

Nocturna Ediciones

Casi veinticinco años después de su escritura, Jack Frusciante ha dejado el grupo posee la condición atemporal que confiere los temas que trata a modo general (ese paso de edad abandonando la pubertad hacia la juventud, el abismo que se abre con la madurez, los deseos y las necesidades emocionales, el intento de gestionar distintas formas de concebir la realidad…) con el retrato de un momento muy preciso y, sobre todo, la clara conciencia de estar haciéndolo. Porque Brizzi despliega por sus páginas un sinfín de referencias, musicales, cinematográficas y literarias, que crean un mapa que, a mediados de los noventa, podía producir familiaridad al lector, y que, ahora, se alza como retrato, bastante preciso, de esa época casi de forma antropológica (y que tendrá mayor impacto en este sentido para quien haya vivido, de una manera u otra, durante esos años, máxime si coincide aproximadamente con el edad tanto de Brizzi como de su personaje en la novela). Brizzi crea unas imágenes y conforma una atmósfera que resultan casi de laboratorio, pero no debido a su trabajo, directo y honesto en su plasmación, límpido y fresco en su ejecución, sino porque ya desde mediados de los noventa se fue creando una suerte de configuración estética epocal que, tanto en la literatura como en el cine, han creado una iconografía que transita por las páginas de esta novela.

En este sentido, si Jack Frusciante ha dejado el grupo fuese una novela escrita en nuestro presente no tendríamos más remedio que ver en ella una suerte de reconstrucción de imaginarios de los noventa; contextualizada, se presenta como una obra impresionista que recoge, de manera abrupta y sentida, el momento de su escritura. Así, seguimos a Alex por las calles de Bolonia con la bicicleta como símbolo no solo de movimiento, de ir hacia delante, también como forma todavía adscrita a su pasado, a esa infancia/adolescencia que está abandonando. Alex es el joven que duerme hasta tarde, que solo piensa en los grupos de moda y tiene sueños de un futuro épico, que conoce al joven Martino, de trágico devenir, y se siente fascinado por sus gustos, por su forma de vivir. Y, en medio, está Aidi, la joven de la que se enamora y quien está a punto de marcharse del país, a pesar de que Alex es incapaz de sentir deseo sexual hacia ella, uno de los elementos más llamativos de la novela en cuanto a su alejamiento de ciertos arquetipos relacionados con el despertar sexual. En este sentido, diríamos que Brizzi se acerca más al Slacker de Richard Linklater que al Larry Clark de Kids. A la par, Alex se enfrentará, por su forma de vida, con su familia. Es decir, un marco reconocible, que resulta operativo en todos los sentidos, pero que tiene su potencial en la forma en la que Brizzi trabaja la estructura subvirtiendo el lenguaje, con un trabajo literario que busca transmitir de forma directa la realidad del momento, aunque pueda resultar, a primera vista, descuidado y poco elegante.

Jack Frusciante ha dejado el grupo nos traslada a unos años muy precisos y sirve, ahora, para poder reflexionar sobre la introducción de cierta cultura norteamericana en Europa. Es relevante pensar que, aunque la novela se desarrolla en Italia, es más que posible extrapolarla a otras latitudes europeas, dado que revela una suerte de gusto compartido y la hegemonía de unos imaginarios y de unas formas culturales populares que traen consigo unos sentimientos muy particular que tienen tanto que ver con esos años como también con los siguientes, esto es, con aquello que fueron dejando en el interior una generación que, como Alex, se encontró en una época de supuesto crecimiento en todas las esferas. Y en el fondo, no era más que una cortina de humo de cuestiones que estaban por revelarse con toda su crudeza en los años venideros. Los noventa como un gran espectáculo de bonanza que, con perspectiva, como puede apreciarse durante la lectura de la novela de Brizzi, dejan una visión más bien difusa de lo que realmente fueron.

Israel Paredes

Israel Paredes (Madrid, 1978). Licenciado en Teoría e Historia del Arte es autor, entre otros, de los libros 'Imágenes del cuerpo' y 'John Cassavetes. Claroscuro Americano'. Colabora actualmente en varios medios como Dirigido por, Imágenes, 'La Balsa de la Medusa', 'Clarín', 'Revista de Occidente', entre otros. Es coordinador de la sección de cine de Playtime de 'El Plural'.

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