Ninguna figura de autoridad o pronunciamiento moral está exenta de compromiso crÃtico. En esta era desencantada en que las paradojas y los epigramas son publicaciones de Facebook o consignas coreadas por los manifestantes, la timidez autoconsciente de Alain Badiou (Rabat, 1937) consigue lo imposible: la ironÃa de su Manifiesto por la filosofÃa (1989; Eterna Cadencia editorial, 2019; Traducción de Irene Agoff) equivale a la eficacia de la poesÃa, “la dimensión secreta, esotérica, de la sofÃstica, ya que lleva a lo más extremo la flexibilidad, la variancia de la lengua†(Modernidad). Permite que los argumentos se unan de manera oblicua. Colectivamente, aporta un boceto de vida sin reclamar nunca la naturaleza de la autobiografÃa, sino lo elÃptico, lo fragmentario.
Para el ojo exigente del francés, la complicación, lo contradictorio y lo contingente, suponen la lucha por la libertad que se enfrenta a nuestro lenguaje simplista. Para ello, el autor reflexiona sobre el propósito de la comunicación: enmascarar la intención, hacer aflorar documentos socialmente justos, polÃticamente ejemplares, escritos imposibles de implementar, diseñados para elogiar actos de virtud:
“¿Es la verdad el no-velamiento velado cuyo riesgo solamente asuma el poema en palabras? (…) ¿Debemos continuar, o retener, la meditación de una espera?†(Modernidad).
Los argumentos propenden a la paciencia: frente a las parpadeantes iniciativas de la buena voluntad, la sistematización del tedio. Pero, ¿tenemos tiempo? Férrea la esperanza que postula el creador de Pequeño manual de inestética (1998), reincidente en las reformas de la ilustración.
En el trigésimo aniversario de su publicación, afronta este Manifiesto la apropiación agresiva, la expansión del totalitarismo, la privatización de los servicios, los legados de la colonización cultural, el imperialismo de la estulticia, la corrupción gubernamental, la internacional hipocresÃa, en la que “el dogma de la utilidad reaparece siempre para disculpar que realmente no se quiere, lo que se llama querer, la inutilidad para todos†(¿Nihilismo?). Escritas en el pasado siglo, las disquisiciones lucen proféticas en su temprana sensibilidad al medioambiental daño. Dispara el dramaturgo y novelista sus cadenas de argumentos explosivos: quiere que ardan apasionados, públicos, no pasivos, planetarios, Ãntimos.
¿Puede el pensamiento salvarnos? Al fin y al cabo, “la desorientación es conceptualizable†(Poetas). Se preconiza la digital revolución, el desplazamiento forzado, la calumnia de los activismos. Hoy que el conocimiento se ha convertido en utopÃa, conviene regresar a este ensayo polémico. Ahora que “toda verdad es sin objeto†(…) la filosofÃa debe anudar la destitución del objeto, la inversión de la instancia del Dos, al pensamiento de lo indiscernible†(Cuestiones). En lugar de enfrentarnos a los desafÃos inmediatos, recurrimos a este libro para reflexionar sobre la intelectual debacle que nos asola, si “el pase nuestro es el de un platonismo de lo múltiple†(Genérico).
La yuxtaposición elÃptica aborda las complejidades con la amplitud de una discusión sostenida, un proyecto en curso que permanece inacabado, abierto a sus lectores. Escrito hace 30 años, este mordaz estudio conserva toda su relevancia, exhuma verdades controvertidas sobre la modernidad, incursiones analÃticas contra la enfermedad de lo público. Si “poema, matema, polÃtica inventada y amor son, exactamente, los diferentes tipos posibles de procedimientos genéricos (…) del que ningún saber puede fijar el nombre, ni discernir antemano su estatuto†(Genérico), la experiencia reverbera para encontrar un idioma que pueda expresar la subjetividad. Lejos de apaciguar los descontentos, la exclusividad liberal de la reforma se reevalúa interminable.