No es habitual que un creador, un poeta, confiese las dudas que le produce la creación, la escritura; tal vez, no tanto el escribir como el porqué de escribir. El barcelonés Àlex Reig nos hace una sorprendente confesión en la introducción a su segundo libro, Artefacto vacÃos, que acaba de aparecer en la colección El Gato Errante de Versos & Reversos Editorial (2015): primero se pregunta ¿Qué quiere decir este libro y hacia dónde va?, a lo que él mismo responde: yo no lo sé. Insólito, sin duda, que un autor arriesgue hasta tal punto y ponga (exponiéndose) sus propias dudas en primer plano y confÃe asà plenamente en sus lectores y en la buena predisposición de los mismos ante una confesión de estas caracterÃsticas. A continuación los incrédulos dirán: si el autor no lo sabe, ¿quién lo va a saber?
Sorprendente, entonces, también resulta el mismo tÃtulo del libro, esos artefactos vacÃos parecen presagiar que nos encontraremos ante poemas artificiosos y, por tanto, huecos. Sin embargo, el libro lleva un subtÃtulo bastante informativo y que nos sacará de cualquier duda: O la ronda eterna de los enamorados. El contraste que se crea entre el tÃtulo y el subtÃtulo nos permite observar que nos encontramos ante un libro con bastantes dobleces, que se dibuja y desdibuja de la mano de un autor joven pero que no hace de la autocomplacencia ni de la soberbia (tan comunes hoy en dÃa) sus armas creativas, sino casi que podrÃamos decir que todo lo contrario: construye un libro desde la duda, pero no una duda existencial o psicológica, sino una duda mucho más concreta: una duda que tiene que ver con su propia visión de la creatividad y con el sentido de su creación, de la poesÃa misma.
Debo poner como lector, para que nadie se lleve a engaño, mis cartas sobre la mesa: que prefiero los autores (y también los artistas) que dudan antes que las personas que están siempre seguras de todo lo que hacen; tal vez porque yo dudo continuamente y, por tanto, me siento muy identificado con esa autoflagelación que supone adentrarse en la creación sin estar seguro de que se está acertando con el camino emprendido o con el resultado final. No obstante, esta duda no nos puede dejar paralizados, nos ha de impulsar hacia adelante en una búsqueda sin lÃmites que, en el caso de Àlex Reig le hace decir cosas como:
(…) y por eso no existen novelistas
ni cuentistas, ni filósofos, ni libros
que salven el mundo (…)
Pero, frente a las dudas hacia la naturaleza de la creación poética, o en contraposición, Ãlex Reig construye el relato de sus paseos con la persona que ama, esa ronda eterna de los enamorados, unos paseos que se extienden entre Barcelona y ParÃs (el pasado y el presente del autor) y que se basan y se sustentan en la corporeidad de lo que somos, en el deambular de nuestra existencia, y que tiene sentido, precisamente porque esa corporeidad que nos forma es la misma corporeidad que forma el resto de cosas del universo, también para la persona a la que amamos:
Dos cuerpos llenos de barro sentimental (…)
En esos paseos, en esa ronda eterna, Ãlex Reig se cita con más personas, se cita con Paul Valery (y su cementerio marÃtimo) y con Pier Paolo Pasolini (y su segunda pelÃcula, Mamma Roma). Y se cita también con el antipoeta por antonomasia, el chileno Nicanor Parra quien, precisamente, publicó en 1972 sus poema visuales bajo el tÃtulo de Artefactos, donde tomaba forma tanto su conocido sarcasmo ante la realidad, a través de imágenes mordaces con mensaje explÃcito, asà como su irreverencia ante la poesÃa tradicional, dando forma a su manera de ser antipoeta, o sea: a la contra. Ãlex Reig también escribe a la contra de esa poesÃa moderna que exige importancia desde la vacuidad y desde el discurso que lamenta la poca atención que despierta la poesÃa en el mundo actual:
Que suerte
que la poesÃa
sea tan vana
e inútil
que nadie
la pague.De lo contrario
me sentirÃa
como una mierda.
Efectivamente, Ãlex Reig no se vende, y con estos Artefactos vacÃos nos interpela como lectores para que le acompañemos en esa búsqueda creativa y vital que hace de la incertidumbre algo más que insatisfacción o escepticismo: auténtica poesÃa.