Otoño, de Ali Smith, es el primer volumen de la tetralogÃa, Cuarteto estacional, que ahora publica Nórdica Libros. Un ambicioso proyecto por parte de la escritora escocesa quien ha retratado en las cuatro novelas el presente británico en el contexto del llamado Brexit.
“De modo que la imagen también era fantástica en el otro sentido, como imagen de un doble fantástico, esos dobles espectrales que nos persiguen desde el otro mundoâ€.
Daniel Gluck tiene más de cien años, vive en una residencia de ancianos y recibe puntualmente la visita de Elisabeth Demand. Hace años, a comienzos de la década de los años noventa, siendo una niña, acudÃa a casa de Daniel, quien vivÃa justo al lado de la suya, entablando una extraña amistad, sobre todo a ojos de su madre, Wendy. Haciéndose pasar por su nieta, Elisabeth consigue un pase de visitas y se sienta al lado del anciano, quien sueña con la muerte, para leer Un mundo feliz, de Aldous Huxley.
Con Otoño, Smith intenta a través de la ficción conformar una visión del estado anÃmico de un paÃs mediante una intersección del pasado con el presente siguiendo de cerca en algunos aspectos, Historia de dos ciudades, de Charles Dickens. AsÃ, surge una dialéctica entre Elisabeth y Daniel cuando, siendo ella una niña, él la descubre libros, obras de arte y composiciones musicales. AsÃ, Smith crea un relato Ãntimo entre dos personajes que acaban elaborando una visión amplia de una parte de la realidad en el que convergen programas de televisión, la obra escultórica de Barbara Hepworth o de la artista pop Pauline Boty y celebridades como Christine Keeler. Entre idas y venidas en el tiempo y conversaciones, Smith escribe una novela que tiene el tiempo, más allá de la trama, como punto esencial de la novela en cuanto a cómo afecta no solo al envejecimiento, sino también, y fundamental, cómo la percibe cada individuo en su cotidianidad.
“¿A qué te gustarÃa jugar? Te doy dos opciones. Una. Toda imagen cuenta una historia. Dos. Toda historia cuenta una imagenâ€.
Daniel entra y sale de un estado de conciencia entre la vida y la muerte, ajeno a una realidad que Elisabeth vive con demasiada crudeza: su intento de renovar el pasaporte y la negativa que recibe por tener la cabeza muy grande en la fotografÃa es un ejemplo de la absurdidad del presente en el que se encuentra el paÃs. Una realidad que aparece también con el asesinato de Jo Cox o con comentarios en apariencia banales, pero que dan cuenta de una realidad compleja que para Daniel resulta ajena y para ella hiriente. Pero en sus conversaciones, tanto pasadas como presentes, y con los artistas que ocupan sus charlas, Smith nos habla sobre la importancia de quién controla la narración y el relato, sobre quién crea la ficción y, por tanto, sobre quién puede manipular la verdad y la mentira. Ejemplo de esto se encuentra en el recuento de la vida de la hermana menor de Daniel, Hannah, quien fue captura en Niza en 1943 al confundirla con otra persona. El pasado regresa al presente con formas extrañas, pero para nada desconocidas.
Otoño es la primera pieza de un trabajo más amplio, algo que no evita que pueda disfrutarse de manera individual como testimonio directo de una época, como comentario de un momento de tránsito hacia un lugar que todavÃa se desconoce al completo. Y lo hace de manera brillante, con referencias veladas, o no tanto, a la literatura británica, albergando el deseo de escribir una novela que quede como reflexión profunda y literaria sobre un estado de las cosas y sus consecuencias.
“Es como si la democracia fuese una botella que alguien puede amenazar con romper para hacer daño con ella. Es una época en la que las personas hablan sin que lo que dicen llegue a convertirse en diálogo.
Es el fin del diálogoâ€.