«La leche tibia del cielo se derrama en silencio sobre todas las cosas».
Asà comienza Sur esta imponente y magistral novela de Antonio Soler que ha merecido el premio de AndalucÃa de la CrÃtica 2019, fallado recientemente en Málaga, ese lugar donde “todas las cosasâ€, y añado, todos los seres que la habitan pueden ser «los otros», en alusión a la cita de Octavio Paz en el frontispicio de Sur:
«…La ciudad de la que no podemos salir nunca sin caer en otra idéntica aunque sea distinta; la ciudad, realidad inmensa y diaria que se resume en dos palabras: los otros».
Asà es como Soler construye los cimientos y andamiaje no solo de una historia sino de la propia vida, la nuestra y la de los otros. Desnuda su voz Soler al socaire de un discurso narrativo brillante, desgarrador y tan ágil que a veces parece que se abismará en segundos por no se sabe qué precipicio o dónde, pero que nunca sucede porque es tal la maestrÃa y el tratamiento de las situaciones y los personajes, amén de las técnicas narrativas, incluidas las que corresponden a las nuevas tecnologÃas (whatsapp), que el lector no puede salir de la espiral en la que ha sido envuelto, y asà hasta el final. La descripción e interiorización de la psicologÃa de los personajes es como un magma, una luz que deslumbra, pero no para cegarte, sino para iluminar el camino de las sombras que cruzan la ciudad -Málaga- de un extremo a otro.
Si en anteriores entregas Soler no habÃa sido capaz de conquistar enteramente a lectores y crÃticos -a algunos al menos-, aun a sabiendas de que la presencia del narrador puro que es estaba merodeando, en cambio en esta novela su autor se vacÃa hasta lÃmites insospechados, creando una nueva manera de narrar, de la que deberán aprender los jóvenes que ahora se inician en el difÃcil arte de novelar. En Sur Soler ha creado un microcosmos -quizá no tan micro-, un lugar, un territorio propio -como aquel Celama de Luis Mateo DÃez- en el cual conforma, mediante un juego de espejos extraordinario, lo que se esconde y no se dice, pero está ahÃ, vivo, esperando el momento de su reflejo en cosas y seres. Esta no es una novela cualquiera, una novela de circunstancia, sino “la novelaâ€, y creo no equivocarme si digo, la novela del siglo XXI. Un hecho cotidiano, aunque en la forma pudiera no parecerlo, cual es el descubrimiento de un cadáver cubierto de hormigas, y a partir de ahà que bien podrÃa pensarse en una historia policÃaca, Soler nos conducirá por toda una ciudad, por su variopintos personajes y barrios malagueños; nos descubrirá, en suma las entrañas de la ciudad.
PodrÃa parecer desmesurado y pensarse que con 200 personajes que fluyen por las páginas de esta novela, su autor acabarÃa desbordado y a punto de enloquecer, o al menos, de abandonar su escritura, pero ocurre todo lo contrario, se crece con cada situación y cada personaje hasta el punto de conciliar todas las formas expresivas y concitar al lector a no detenerse, a seguir hasta el final, exhausto pero feliz de haber conseguido culminar esta particular colmena «que convierten a Málaga en un universo emocional», como asà se señala en el fallo del jurado del Premio AndalucÃa de la CrÃtica. Un ambiente envolvente está presente a lo largo de sus casi 500 páginas, la vibración de unas vidas en una cotidianidad que sorprende por su forma de narrarla, de introducir sus códigos y claves para entender unos hechos tan normales como mágicos a la hora de llegar al lector en forma de grafÃas, como si de un sueño se tratara, porque nunca se sabe a ciencia cierta, por el mantenimiento de una tensión discursiva apabullante, llena de matices y elementos que al mezclarse desconciertan por su equilibrio y armonÃa a pesar de que pudiera sentirse todo lo contrario.
Esa es, verdaderamente, la fuerza de Soler, también zu gran virtud, al menos para quien esto escribe. Multiplicidad de historias y personajes en un mismo lugar, en una misma ciudad, la del burgués y la del paria, el empresario y el parado, el drogadicto y el médico, la fiesta y el dolor, el sexo y la mentira, la vida y la muerte, pero todo enhebrado con la maestrÃa y el dominio de la palabra en todas sus formas posibles. Soler no ha querido dejar ningún hilo suelto, y por ello, ha tomado para sà las riendas del relato y los personajes, para que nada ni nadie se desbandara, se apartara del camino trazado consciente y concienzudamente, sin prisas pero sin pausa, dÃa a dÃa, como si de un encaje de bolillos se tratara o una filigrana cordobesa. Es verano en la ciudad (agosto para ser exactos) y un calor húmedo lo impregna todo, también al lector que lo siente y lo padece conforme avanza en la lectura; un viento terral que va y viene de un lado a otro, del centro a los extremos y viceversa; la rutina de los dÃas que golpean la ciudad y sus habitantes. La noche y el mar como elementos aglutinadores del discurso narrativo; la vida y la muerte como esencia de un tiempo finito. Sin duda que Soler ha escrito la mejor de sus novelas hasta ahora, dirÃa que, posiblemente, la novela referente de la literatura española del siglo XXI.