En el fragmento 434 de Athenaeum, Friedrich Schlegel se pregunta:
“¿Debe entonces la poesÃa ser pura y simplemente dividida? ¿O permanecer una e indivisible? ¿O alternar [weschesln] entre separación y vÃnculo?â€.
La pregunta se encuadra en la crisis del idealismo trascendental kantiano, que tiene dificultades para explicar la escisión de la consciencia. Por lo que, el filósofo alemán, propone una vÃa entre la fractura y la unidad que pasa por hacer del fragmento la forma de la filosofÃa universal. En Gespräch über die Poesie [Charla sobre poesÃa], el filósofo traslada los postulados a la literatura y sostiene que solo reconociendo la especificidad y la autosuficiencia de las partes, cada poema, se puede alcanzar una unidad de la forma que actuarÃa como la proto-forma de un proto-autor.
Bajo esta introducción me gustarÃa hablar de Quadern del frau de Albert Balasch que en la nota de introducción al libro apunta:
“Un dÃa quise desaparecer. Y entonces intenté comenzar a explicarme. Este volumen recoge, corregidos y reordenados, algunos textos publicados en los libros A fora (1999), Què ha estat això (2002), Decaure (2003), Les execucions (2006) i La caça de l’home (2009), y otros inéditos. Lo miro todo y veo un perro abandonado en alta marâ€.
Puestas en paralelo, las propuestas del filósofo y del poeta, iluminan aspectos sobre escritura, identidad y tiempo. Las ideas de Schlegel se sitúan entre finales del XVIII y principios del XIX y constatan algunos de los puntos que centraran la atención de las filosofÃas de la sospecha y que, trasladados a la literatura, de forma sucinta, desembocaran en reflexiones sobre autorÃa, referencia, obra y lenguaje. Cuando Balasch escribe “un dÃa quise desaparecer. Y entonces intenté comenzar a explicarme†constata ese vacÃo existencial que es el punto de partida que pretende rodear a través del lenguaje y, en concreto, de la poesÃa. Podemos aquà hacer alusión a la tesis de Paul De Man sobre la autobiografÃa y en la que sostiene que la identidad no es un inicio sino antes el resultado del proceso de escritura. Balasch intenta explicarse sin saber dónde llegará y si llegará a algún lugar y trae más preguntas que respuestas. Leemos en el epÃlogo:
1. El origen del lenguaje es el origen del hombre.
2. No hay nada que explique el origen del lenguaje.
3. El lenguaje es, en esencia, consciencia nuestra y de ignorancia. Consciencia de ser en el tiempo.
4. El tiempo es costumbre.
5. La costumbre desasosiega y despierta la curiosidad. No sabes qué hacer e intentamos hacer algo.
6. El desasosiego y la curiosidad pretenden literalmente matar el tiempo. Eso es la verbosidad, la ficción.
7. La ficción es el paisaje que nos ocupa y el único que es verdad.
8. Cuando la ficción se ha desenmascarado se abre la responsabilidad con el lenguaje. La revuelta, la ironÃa, el canto de la ficción, que es el fraude, es la única posibilidad de decir la verdad.
9. Cantamos la ficción porque es la única forma de decir la verdad.
10. El lenguaje, asÃ, es gracia y error. Imposibilidad y culpa.
Quadern del frau es una obra que destroza y redime. Ficcionar para decir la verdad es ser consciente de los lÃmites del lenguaje y de la dificultad de encontrar sentido. Una tarea que está abocada al fracaso pero que halla en ese fracaso su justificación. El lenguaje es gracia y error. En Reflexiones, Hölderlin escribe:
“La verdad más verdadera es, únicamente, aquella en la que también el error se vuelve verdad, en la medida en que es la verdad que dispone al error en el todo de su sistema, en su tiempo y lugar. La poesÃa más elevada es también aquella en la que lo no poético se vuelve poético porque, en el todo de la obra de arte, se dice en el tiempo y el lugar oportunosâ€.
Balasch escribe “Matar el tiempo†y habla de robar al rÃo de Heráclito un instante eterno en la búsqueda de sentido, de constatar, como Frost, que Nothing gold can stay, como Borges, que las cosas no sabrán nunca que nos hemos ido, o como Nabokov que “La belleza ha de morir: la belleza muere siempre, la forma muere con la materia, el mundo muere con el individuoâ€. También lo doloroso pude ser cierto:
“Escribo porque ya no puedo rezar. Y preferirÃa pedir perdón por unas cuantas cosas antes que soportar alguna otra. Por otro lado, morirán todos aquellos que amamos y el vacÃo no se hará ni más grande ni más profundo. Continuaremos delirando con nuestro cuerpo de carnicero. SÃ, hay algo repugnante en eso de extender sÃlabasâ€.