Si leer es una forma de acaparamiento, escribir sobre lo leÃdo es un ilustrado sÃndrome de Diógenes que consiste en aferrarse a lo efÃmero, en apilar conocimientos de lo inútil en teorÃas más o menos prácticas. Un incompleto archivar, a base de prejuicios, vademécums de promesas. Tras haberse decantado por James Joyce y Katherine Mansfield, confiesa la prescriptora:
“Sé que en lugar de estos autores que elegà pude haber optado por otros, pero no muchos otros (…) como los aquà adoptados, que además de ser continuadores de la tradición, abren caminos, tanto en la observación del ser humano como en la forma de expresar dicha observación†(Del cuento).
Se suceden sucintos manifiestos acerca de los sofismas de, pongamos, Carlos Monsiváis o Fernando Pessoa, en conformidad con el actuarial prejuicio de “una observación o una enseñanza, pero no un lamento personal: o no un lamento solo personal†(Del aforismo).
Se cumple la colección de microexégesis La buena compañÃa (Navona, 2019) en su acordado contrato a base de propuestas. Al igual que Antonio Machado o Natalia Ginzburg, “con cohesión pero sin una meta predeterminada (…) un fragmento de conversación que se lleva a cabo sobre el papel y con un interlocutor imaginario†(Del ensayo literario), urde la poetisa, ensayista, traductora y articulista mexicana Bárbara Jacobs (Ciudad de México, 1947), un estudio en múltiples tesis. “Es la búsqueda del conocimientoâ€, sostiene en Del escritor ensayista, refiriéndose a Borges o Burgess, “lo que subyace en el ánimo de un creador que se entrega a la tarea de escribir didácticamenteâ€.
Bibliófila nada conservadora, lectora compulsiva, selecciona y expulsa, restringe y reproduce, procesa cánones mediante erosiones y eliminaciones. Justifica existencias discontinuas, no examinadas en las especificaciones de la autora de La dueña del hotel Poe (2014). Mapas sin geografÃa, movimientos sin desplazamientos, coberturas a distancia transcritas, “no son [William Styron o Malcolm Lowry] modelos tanto por lo que cuentan como por el valor de sus autores de excavar en sus emociones y exponerlas con verdad, con inteligencia, intensamente y con claridad†(Del testimonio de escritor). Se transgreden los lÃmites para alcanzar una verdad propia, basada en filias y fobias. Se despliegan, según el modelo de Bioy Casares o Augusto Monterroso, versiones y aversiones, recreaciones de lo cultural, “asuntos sujetos a tantas variantes de juicio, gusto y hasta compromiso, que el resultado es una arriesgada declaración de principios†(Del escritor antólogo).
La no ficción que desafÃa al género de no ficción se convierte en La buena compañÃa en un género por derecho propio, mientras combina emparejamientos reducidos a opúsculos, como los de T. S. Eliot o Erika Mann, “iluminadores en el sentido en que lo puede ser la ilustración de un libro para niños, para ignorantes o, en sus formatos, hasta para ciegos†(De prólogos…). Sobreviven los múltiples movimientos a las purgas de almacenamiento, en estanterÃas de humo. De este volumen puede decirse lo mismo que la Premio Xavier Villaurrutia 1987 dice del A Certain World de Auden:
“No es un homenaje a los autores que recoge y nombra; es una abierta solicitud de soporte, de apuntalamiento, de trazo que lo retrate a él y que lo puntualice de la manera más franca y desnuda posibleâ€.