El quadern gris (Edicions 62) vuelve a estar en las librerÃas, en la edición crÃtica llevada a cabo por el filólogo NarcÃs Garolera. Si bien este tipo de ediciones suelen ir acompañadas por un sinfÃn de notas a pie de página que explican las intervenciones del/los responsables de la edición, en esta ocasión la editorial ha decidido, acertadamente, no incluir nada a parte del texto de Pla. En el prólogo, NarcÃs Garolera señala el carácter de las modificaciones practicadas, lo cual es suficiente para hacerse una idea de su trabajo. Sea como sea, las sucesivas ediciones de El quadern gris fueron objeto de complejidades que han hecho necesaria una edición como la de Garolera.
Pla entregaba a sus editores manuscritos con letra diminuta y de difÃcil comprensión, en papeles llenos a rebosar. Los textos eran primero mecanografiados, y de dicho proceso surgÃan ya los primeros errores de transcripción. Luego pasaban a manos del corrector, que durante muchos años fue Bartomeu BardagÃ. A pesar de que este último aseguraba que su labor se limitaba simplemente a un lavado de cara (subsanar erratas y corregir algunas faltas ortográficas y poca cosa más), se ha podido comprobar que las múltiples ediciones publicadas hasta la fecha presentan un importante número de erratas, además de tergiversaciones y modificaciones bastante discutibles con respecto al manuscrito original. Con frecuencia, los textos sufrÃan incluso intervenciones de Josep Vergés, que fue el editor de Pla durante gran parte de su trayectoria. Xavier Fabrés, uno de los más incisivos biógrafos del escritor de Palafrugell, ha llegado a señalar que es difÃcil saber dónde acaba Pla y dónde empieza Vergés, dada la influencia del editor —también de Palafrugell— en el curso de la carrera literaria de Pla.
Se calcula que Garolera ha efectuado unas cinco mil enmiendas, un trabajo sin duda minucioso. De ello no debe deducirse que las anteriores ediciones de El quadern gris tengan que tirarse a la basura. La labor de Garolera, a quien la Fundació Pla de Palafrugell le facilitó una copia del manuscrito original, se ha centrado en devolver un texto lo más fiel posible a lo que escribió Pla.
Joan Fuster fue de los primeros en alertar de la necesidad de poder acceder a los manuscritos de Pla tras su muerte, ya que él mismo habÃa podido leer muchos de ellos y comprobar que sus ediciones posteriores en Destino presentaban cambios significativos. Posteriores estudios en la misma lÃnea de investigación han contribuido a que la exigencia planteada por el escritor de Sueca haya sido atendida, al menos en parte.
El quadern gris, que narra la forja de un escritor y su posterior advenimiento en el mundo adulto, fue presentado en 1966 como el dietario de juventud del escritor en su época universitaria. Gracias a investigaciones posteriores, principalmente de LluÃs Bonada, en la actualidad ya sabemos que estamos ante un falso dietario, escrito en buena parte en los años 1918-1919, pero ampliado y reelaborado durante las tres o cuatro décadas siguientes.
NarcÃs Garolera ha trabajado “como quien restaura una obra de arteâ€, realizando cambios puramente ortográficos, superficiales, y siendo respetuoso al máximo con los ampurdanismos. Si bien nunca se puede considerar ninguna edición como definitiva, lo cierto es que en este caso que estamos como mÃnimo ante la edición más fiel de El quadern gris de cuantas se han dado hasta las fecha.