A menudo, en mis visitas a librerÃas de confianza, me pregunto cuál es el lugar de la poesÃa en la actualidad, y sólo –tras buscar de manera intuitiva y azarosa– encuentro un rincón, una esquina, una estanterÃa, una mesa pequeña para los libros de poesÃa de todos los tiempos y en todas las lenguas. No me lamento, tan solo constato el limbo poético, el soporte convertido en paréntesis que incluye tan poco espacio, que reserva tan nimio lugar para la poesÃa en el vertiginoso ámbito cultural de hoy. Además, la incógnita tiene una respuesta proporcionalmente inversa: suelen ser las pequeñas librerÃas, las literarias, las pocas de este estilo que sobreviven aún en nuestras ciudades, las que más poesÃa expondrán; mientras que cuanto más grande es una librerÃa, cuanto más mastodóntica y, necesariamente, más comercial, dispondrá de menos poesÃa, por no decir de casi ninguna.
Por supuesto, el lugar común dice que se lee poca poesÃa, y parece más que evidente a la vista del mercado editorial y, a pesar del esfuerzo de pequeñas y medianas editoriales por editar bien –con libros agradables a la vista y al tacto– y buscar calidad literaria, sin duda, el acceso al público lector es cada vez más difÃcil, al menos a través del papel impreso. Y, a continuación, cabe preguntarse por la poesÃa en sÃ, visto el cúmulo de estÃmulos literarios y, en general, culturales que se suceden, ¿merece la pena leer poesÃa? Acaso, teniendo en cuenta su limitada influencia, ¿es una pérdida de tiempo?
Mientras reflexiono sobre estas cosas, llega a mis manos un libro como Habitación en W del placentino afincado en Barcelona Ãlex Chico. Su cuarto libro de poesÃa, tras La tristeza del eco (2008), Dimensión de la frontera (2011) y Un lugar para nadie (2013). Lo primero que podemos constatar es su constancia y su dedicación a la poesÃa, y lo siguiente es la presencia, ya desde los mismos tÃtulos de sus libros, de un espacio creativo vivido -el lugar, el eco, la habitación, la dimensión, la frontera-, en su obra. En Habitación en W, probablemente más que en sus anteriores libros, el poeta nos hace partÃcipes de la búsqueda de su lugar en el mundo y también del lugar de la poesÃa, juntando ambas búsquedas en una única: dar razón de ser a la vida misma. AsÃ, comienza el libro con estos versos:
Pregunto por la distancia
entre el libro y la vida
y accedo a la ventana para ver el mundo.
La distancia, esa investigación sobre la magnitud de la literatura en la vida, es la que hace de la poesÃa de Chico una experiencia con forma coherente y naturaleza definida. Asimismo, el libro viene preñado de referencias literarias –que no eruditas o culteranas– incluida la misma W del tÃtulo, una letra extraña al alfabeto español, pero que es, en realidad, un homenaje al francés George Perec, -quien publicó, en 1975, W ou le souvenir d’enfance-, uno de los mejores exponentes de la experimentación aplicada a los lÃmites formales de la creación literaria.
Asimismo, el viaje se convierte aquà y de la mano del poeta en el momento propicio para que literatura y vida se fusionen y felizmente se confundan. AsÃ, podemos encontrar en el libro pasajes a BerlÃn de la mano de Heinrich Mann, o a Varsovia, o a los desolados paisajes urbanos de Hopper. Además, en ese constante transitar entre la vida y la escritura, podemos encontrar otros ejemplos de personificación del espacio en la literatura universal, o de cómo un nombre de persona, un apellido, llega a ser a su vez un lugar, como ocurre con Swann o Guermantes, que son convertidos por Marcel Proust en parajes recordados o revividos por el protagonista de À la recherche du temps perdu. De forma análoga, dice Chico en Habitación en W:
Tú eres esos lugares.
El cuarto en el que escribes.
Al fin, el lugar de la creación literaria se puede identificar con el instante de la creación misma y, asÃ, ser la habitación desde la que se escribe; pero, además, la escritura como tal permite al poeta sobrepasar o derrumbar cualquier muro, cualquier distancia, vivir y vivir más que su vida, y esforzarse por transitar desde la inmovilidad, por recorrer los espacios fÃsicas y mentales entre su realidad y su creación. Y en un estupendo ejercicio de metapoesÃa, Chico nos describe el espacio de la poesÃa precisamente desde lo no evidente:
No es un lugar,
es un reverso.
Por supuesto que sÃ, con libros como este de Ãlex Chico merece mucho la pena seguir buscando el lugar de la poesÃa en las librerÃas.
De Chico leà en su momento Dimensión de la frontera y quedé con esa mosca amable posada en una oreja y susurrándome «oye, qué bien este chico ¿no?».
Olvidar lo significativo es complicado, aplazarlo suele ser la solución provisional que todos tomamos. Asà que gracias por recordarme a este poeta que dice cosas como esta:
(…)
«Porque nadie es capaz de olvidar la suma de muertes
por las que transcurre su vida».
Un saludo.
este es un poema que yo cree es como un verso por que no es tan largo y si no me creen que yo lo hice busquen donde sea este poema pero nunca lo encontraran y dice asÃ: los pajaros cantan en tus oidos las mariposas vuelan a tu alrededor las flores vailan bajo tu sombra y los animales pasan con mucho amor
hola yo soy cherelin quisiera ser poeta de grande luego con esos poemas voy a componer canciones y las cantare para ser famosa y ganar dinero para mi familia