Un año. Juan Emar. Prólogo de Enrique Vila-Matas
La casa de cartón. MartÃn Adán. Prólogo de Vicente Luis Mora
Ediciones Barataria (Barcelona, 2009)
“Nosotros (…) nos atenÃamos a la olla podrida literaria española y americana. Porque, como en la Ãnsula Barataria, es manjar de canónigos y ricachonesâ€
(MartÃn Adán, La casa de cartón)
Antes del famoso boom latinoamericano de los sesenta, hubo otro en esas mismas latitudes, quizá más importante por pionero y libertador. La literatura del otro lado del charco decidió integrarse en la veloz modernidad del siglo XX y soltar amarras culturales con la Madre Patria para navegar y descubrir otros horizontes que la transformaron, dándole más brÃo, estilo y fuerza experimentadora.
Los hombres que propiciaron esta revolución siguen siendo grandes desconocidos. Estos malditos involuntarios vivieron su época bajo el signo de la más profunda incomprensión. Ahora su obra recobra vida mediante Ediciones Barataria y su colección Humo del sur, serie de doce tÃtulos anuales, dos por bimestre, prologados por prestigiosos autores españoles.
Juan Emar abre el baile desde su afán rupturista, corroborado por el origen de su nom de plume. J’en ai marre. Estoy harto. Nacido en Santiago de Chile en 1893, desarrolló su actividad en varios campos de la creación, formando parte del colectivo de artistas plásticos Montparnasse, del que podemos destacar a los hermanos Ortiz de Zárate. En 1917 publicó Torcuato, debut que precedió a un largo silencio, roto en los años treinta, cuando vieron la luz varias novelas breves y el conjunto de cuentos Diez, relatos en los que exhibe un demoledor instinto de fractura en relación al pasado. Emar será ninguneado durante años y morirá en 1964 sin dar a conocer su proyecto más ambicioso, Umbral, novela de cuatro mil páginas dividida en cinco libros, finalmente editada en 1996. Para su presentación en nuestro paÃs la editorial barcelonesa ha optado por Un año, breve texto que glosa el transcurrir de un hombre obsesionado con el número 14 a lo largo de doce meses agitados desde fragmentos y vivencias que pese a su apariencia surrealista hablan con voz certera sobre la realidad y sus fenómenos. Las alegorÃas fluyen y los significados emergen a medida que avanzan las páginas. La prosa juega y expresa una profunda necesidad de cambio con sÃmbolos que marcan una evolución en el camino a seguir desde que Cristo resbala, se da un fuerte golpe en la nuca y sus clavos aterrizan punzantes en sus piernas. La muerte del hijo de Dios tiene su continuación en el deslizarse de los vocablos, metáfora útil para comprender la honda preocupación de Emar por apartar la ropa vieja y formular con el abecedario nuevos vestidos que en Un año lucen, y no sólo por el lenguaje, guerrero contra el tópico por influencia de Vicente Huidobro. El chileno bebió mucho vanguardismo durante su larga estancia en Paris y ello se nota en ciertas temáticas que van desde el uso de elementos cotidianos de modernidad, su pesadilla con el teléfono y la risa, hasta la plena conciencia de lo únicos y especiales que son los momentos carentes de trascendencia histórica. La rotunda imaginación del autor no le impide escarbar en terrenos filosóficos para apuntalar sus teorÃas. El bien y el mal son un punto erróneo de partida para comprender lo que nos rodea. Conviene prescindir de maniqueÃsmos para avanzar y fundirse con la naturaleza o el medio urbano, partes integrantes del devenir humano, totalidad benéfica que debe ser plasmada si se quiere captar una totalidad pura, cosmogonÃa de la repetitiva rutina y sus accidentes con vistas más allá del horizonte convencional.
MartÃn Adán o el atrevimiento
Rafael de la Fuente Benavides nació en Lima el 27 de octubre de 1908. Conjugó en su seudónimo una especie de plenitud humana. MartÃn significa mono en Lima y Adán fue el primer hombre. Con tan sólo veinte años publicó La casa de cartón, novela que en muchos momentos puede recordar a las sinfonÃas urbanas que tanta fortuna cosecharon en los años posteriores a la Primera Guerra Mundial, tanto en cine como en literatura. Su endiablada prosa penetra en todos los matices de la calle, invadiendo baldosas, balcones, farolas, malecones, asnos y un largo etcétera con una exhuberancia propia de su juventud, que reparte colores a cada paso que da y llena el estilo de una carga lÃrica que llega al paroxismo en el capÃtulo Poemas underwood, mezcla de aforismos con toque de greguerÃa, pequeños versos maquillados y una feroz crÃtica, estéril en más de una ocasión, hacia nombres ilustres de su tiempo, como si la mofa irónica sobre ellos le diera un inexistente plus. La mención a Pirandello, Proust, Joyce, Spengler y otras personalidades parece más bien un pedante e innecesario exorcismo de un autor novel preocupado por no dar la talla y mostrar ante sus compatriotas una cultura excepcional al alcance de muy pocos, alarde de frÃvola erudición que el conjunto exculpa por brillantez, originalidad y atrevimiento.
No creemos que sea casual la elección de dos novelas donde la desaparición de un amigo articula un discurso tendiente al encuentro de nuevas fórmulas y conocimientos, como si la existencia terrenal, demasiado apagada y conformista, fuera insuficiente para hallar la piedra filosofal válida para derribar los muros de la tradición y avanzar hacia senderos desconocidos que indudablemente beben de Europa y adquieren forma propia desde caracterÃsticas locales. Otro aspecto que vincula Un año con La casa de cartón es la insatisfacción del amor, burla de quienes desean iluminaciones metafÃsicas porque los pies se cansaron de la tierra yerma y aspiran a flechazos metafÃsicos con vistas al futuro que es su escritura, santa arma decisiva al finiquitar de un difÃcil plumazo el vetusto edificio colonial y sus anquilosamientos culturales. Trazando la lÃnea de la vanguardia en el continente andino lograron abrir la puerta al prohibido prohibir que abrazara una inmensidad donde fuera posible, y asà fue, jugar al psicoanálisis, perseguir viejas, hacer chistes…todo, menos morir.
Jordi Corominas i Julián
http://corominasijulian.blogspot.com
Cierto, son escritores desconocidos, al menos yo no los he leido.
El Modernismo Hispanoamericano (http://www.hiru.com/es/literatura/literatura_08400.html) guarda a grandes e importantes escritores. Trascendental movimiento.
(¿La madre patria? ¿Te refieres a la época prehispánica?)
Una muletilla de mas esto de la madre patria con todos los matices que le quieras aplicar:))
Uno de los matices que me recuerda esto de «madre patria» es una anécdota que vivà en España, te la cuento brevemente: Iba en un ferri y otro de los pasajeros era un valenciano. Me dijo que de donde era y le dije que de México. Asà se fue la conversación cuando me expresa: «Nosotros a Latinoamérica les llevamos la lengua». Le contesté: «Â¡Cierto!, es que éramos mudos». :))