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Paisajes literarios, paisajes reales, paisajes recordados

Después del éxito de 'Canto yo y la montaña baila', Anagrama publica la traducción al castellano de 'Los diques', primera novela de Irene Solà con la que ganó el Premio Documenta 2017 | Foto: Distelapparath, Pixabay

Los diques (Anagrama, 2021), primera novela de la escritora Irene Solà, fue publicada originalmente en 2018 en catalán por L’Altra Editorial como ganadora del Premio Documenta 2017, y ahora se edita en castellano tras el amplio reconocimiento de su segunda novela, Canto yo y la montaña baila (Anagrama, 2019).

Para el lector que llegue a Los diques tras Canto yo y la montaña baila, es posible que tenga la sensación de estar ante una suerte de borrador de esta, como una primera novela en la que Solà plantea temas y recursos estilísticos que, después, desarrollará con mayor fuerza en su segunda novela. Pero lo cierto es que, a pesar de las indudables conexiones entre ambas obras, existe también unas diferencias que hacen que Los diques se presente como una primera novela más que notable.

Anagrama

Tras una estancia de tres años en Londres, la joven Ada regresa a su pueblo mientras piensa qué hacer con su vida. Es verano -la novela se estructura en cuatro partes correspondientes a los meses de junio, julio, agosto y septiembre- y Ada emprende un proyecto: escribir una novela o una serie de relatos, que bien puede ser la novela que el lector tiene entre manos. Así, los capítulos se desdoblan: por un lado, la historia real de Ada, sus reencuentros y sus recuerdos; por otro lado, los relatos que surgen de esas experiencias personales que Ada convierte en literatura, en ficción, mediante una vampirización de lo real que, en determinados momentos, provocará a la joven algunos problemas con sus amigos y familiares. Así, Solà crea en Los diques un dispositivo narrativo a modo de espejos que establece un juego metaliterario donde la ficción y la realidad confluyen y crean divergencias entre sí, dando forma a un conjunto que, en el fondo, entendemos, todo es una ficción orquestada por la escritora para indagar sobre qué implica escribir, como Ada indica a su padre, sobre las cosas que se conocen.

Pero Solà, más allá del juego literario, está interesada en el poder de la fabulación y la creatividad para, a partir de elementos reales, trascenderlos y llegar hacia otros lugares, crear nuevas realidades mediante la literatura. Así, Los diques, como lo será Canto yo y la montaña baila, supone una celebración de la imaginación para conformar territorios narrativos que parte de estructuras más o menos reconocibles que se transforman constantemente, que nunca son lo que parecen. En sus manos, lo real adquiere la forma de un tiempo suspendido, como el recuerdo, el cual es en el fondo inexistente, dado que dejó de existir cuando acabó. Solo queda la memoria, la rememoración de un momento, de un instante, de un lugar o de una acción, que, por sí mismos, no son nada si no adquieren una forma.

Ada escucha los testimonios, atiende a las conversaciones; y a partir de sus palabras no reconstruye esos relatos, sino que los construye de nuevo, dando forma a nuevas realidades literaria. La memoria y lo mítico, lo documental y lo inventado, la palabra y la imagen, se unen para crear unos paisajes literarios que remiten a un realismo en pugna interior -y que en Canto yo y la montaña baila toma una forma diferente y más acusada- para no perder esa construcción que sirva para crear unos contornos reconocibles, albergando en su interior unas realidades que remiten a imaginarios diversos que buscan trasladar al lector hacia esa memoria y esos recuerdos, que toman forma y sentido gracias a la ficción y la creación.

Unos paisajes que Solà recrea mediante un magnífico trabajo para recrear los detalles tanto físicos como sensoriales, con una total ausencia de la nostalgia para hablar de una experiencia, la de Ada, que busca en el pasado las respuestas a su presente, encontrando que solo en él puede vislumbrar el sentido hacia su futuro. Una novela sobre el tránsito de una edad a otra, sobre la búsqueda personal en un ámbito colectivo y familiar, en el que surge la melancolía ante aquello que no se podrá recuperar, pero también la celebración por todo aquello por venir y la posibilidad, además, de indagar en la vida, propia y ajena, para encontrar el material para la creación.

Israel Paredes

Israel Paredes (Madrid, 1978). Licenciado en Teoría e Historia del Arte es autor, entre otros, de los libros 'Imágenes del cuerpo' y 'John Cassavetes. Claroscuro Americano'. Colabora actualmente en varios medios como Dirigido por, Imágenes, 'La Balsa de la Medusa', 'Clarín', 'Revista de Occidente', entre otros. Es coordinador de la sección de cine de Playtime de 'El Plural'.

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