Cómo provocar un incendio y por qué, de Jesse Ball, es un libro que resulta más interesante por aquello que revela a modo de sÃntoma, es decir, por su capacidad para testimoniar un malestar particular, que por su forma de exponerlo literariamente.
La protagonista de Cómo provocar un incendio y por qué, y también su narradora, es la joven Lucia Stanton, quien ha perdido a su padre, mientras que su madre se encuentra ingresada en un centro de salud mental. Vive con su tÃa, una mujer abierta al mundo, de gran inteligencia y con unos preceptos morales de gran solidez, pero que sufre tanto de una salud delicada como de una falta de ingresos que permita a ambas vivir de manera mucho más holgada. De este modo, la intimidad, la vida cotidiana, de Lucia, se encuentra en un filo: sin padres, con una tÃa que puede en cualquier momento fallecer, su vida es incierta. Una fragilidad emocional que ha llevado a Lucia a distanciarse de todo hasta que un dÃa en el instituto descubre a un grupo o club, “La sociedad del fuegoâ€, a través del cual encuentra el que quizá sea el camino para canalizar todo ese interior convulso que la conduce a puntuales manifestaciones violentas, como una que hace que sea expulsada del instituto.
Junto a ese contexto Ãntimo, Ball nos ofrece otro fresco más amplio, aquel que conecta con manifestaciones recientes basadas en el descontento, en una agresividad y una violencia creciente que conducen hacia la destrucción en una radicalidad que busca poner el mundo en llamas para acabar con las desigualdades y los privilegios, asà como hacer tabula rasa y empezar de nueva. El problema, como en el caso de Lucia, es que se tiene claro que algo debe cambiar, pero no se tiene claro qué hacer después que todo haya caÃdo. La falta de alternativas tras la destrucción se erige como el gran problema. Qué construir sobre aquello que se ha derribado.
Cómo provocar un incendio y por qué resulta muy interesante como detector de estas problemáticas, de estos malestares, pero quizá falla en conjunto a la hora de elaborar un relato literario conveniente y convincente a su alrededor. Ball opta por un estilo fragmentario que transmite el cao interior de Lucia, pero no es capaz del todo de organizar el material para transmitir un ritmo adecuado. Esto no impide que la historia se pueda seguir con facilidad ni que el discurso quede ahogado, pero sà impone demasiado esfuerzo para volver a encontrar el interés en el relato.
Otro problema de Cómo provocar un incendio y por qué es que la voz narradora de Lucia contrasta enormemente con el personaje. Es decir, se nota demasiado que Ball es quien está hablando, quien se expresa a través de ella. La voz adolescente o juvenil deviene en demasiado adulta en contraste con las dudas que el personaje expresa: su iniciación en el mundo adulto a través de la violencia y la destrucción no tiene relación, o la tiene muy puntualmente, con la seguridad discursiva de lo que está planteando Ball en sus páginas.
Este cierto caos estructural y narrativo, sin embargo, no anula el interés global de la novela a la hora de plasmar un presente convulso, totalmente desnortado, a la hora de afrontar la realidad. En ese sentido, Lucia representa una manera de mirar al mundo lleno de malestar, de incomprensión, que tiene tanto que ver con su edad como con ciertas tendencias juveniles actuales que buscan, no sin cierta razón, una reestructuración del mundo. En este sentido, Cómo provocar un incendio y por qué es una novela que puede ser relevante y muestra que Ball ha sabido leer bien esos sÃntomas, pero no acaba del todo de redondear su propuesta en su intersección de estilos y formas literarias. Desde luego, aunque involuntariamente, logra con ello que lo caótico del mundo de Lucia venga expresado por lo literario, pero se acaba imponiendo más la tesis y las ideas que lo artÃstico.