Luis XIV de Francia y de Navarra (1638-1715), el llamado “Rey Sol†o Luis el Grande, despertó el 15 de enero de 1686 con molestias y dolores en la zona perianal: tenÃa una fÃstula. Desde ese dÃa, el monarca tendrá que lidiar durante algo más de un año, con una enfermedad dolorosa e incómoda, de complicada operación y cuidados debido a la falta de conocimiento y a unas medidas de higiene que, incluida para la realeza, no eran las mejores.
José Ãngel Barrueco aborda en Culo de gallina [Download Luis XIV] (2021, La Uña Rota) el relato de esos meses de sufrimiento del rey y lo hace atendiendo, como correlato, a su propia enfermedad: el escritor también sufrió esa misma dolencia y, cuando descubrió que la compartÃa con tan renombrada figura histórica, entró en una suerte de obsesión por averiguar más sobre cómo lidió en el siglo XVII con una enfermedad que, en términos generales, a nadie le agrada exponer de manera pública. Y, sin embargo, en el caso del monarca, con el paso de los meses, acabó trascendiendo más allá de las estancias palaciegas y supuso todo un reto médico y quirúrgico tratar la fÃstula entre sangre y pus y, como decÃamos, unas condiciones higiénicas deficientes.
AsÃ, Barrueco se adentra en la historia mediante un libro corto, conciso y lleno de humor en el que se percibe el ejercicio literario para abordar un tema y unas circunstancias hirientes desde una perspectiva desinhibida y cómica, y, quizá, a su vez, para reducir el recuerdo de su propia enfermedad y mirarla desde la distancia y con cierta hilaridad. De esta manera, estamos ante una narración cronológica construida mediante fragmentos que dan como resultado un libro que puede ser tanto una novela breve como un ensayo narrativo muy libre en su forma. Barrueco interrumpe constantemente la lectura mediante notas al pie que, a veces, señalan las fuentes; en otras, simplemente comenta, despista, invita al juego. En todo momento deja claro que estamos ante unos acontecimientos que sucedieron y sobre los que hay cierta información más o menos objetiva; pero también aclara el alto nivel de invención por su parte, de intervención de lo histórico mediante la ficción, especulando cómo debieron ser, por ejemplo, las conversaciones o los momentos más Ãntimos de los que no se tiene información alguna. Tampoco tiene problemas el autor en aclarar que se ha basado en previos trabajos de ficción, como pelÃculas, a la hora de imaginar algunos elementos de la época. AsÃ, con ese trabajo hÃbrido de fuentes y de la intersección de géneros hasta borrarlos, Barrueco trasciende su trabajo, es decir, va más allá de lo narrado en sus páginas para ofrecer un libro que puede verse y leerse como un experimento literario sobre cómo afrontar un suceso particular y concreto del que se tiene cierto conocimiento, pero insuficiente en general, y se necesita de otros elementos, en particular, la ficción, para completar esos vacÃos. Algo que conduce, y quizá de ahà esa referencia en el tÃtulo hacia nuestro mundo digital, a los diferentes imaginarios que nos pueden ayudar a la hora de construir una época pasada. Y, además, lo hace desde el humor, con un tono que interpela al lector a modo de conversación y conformando una suerte de comentario sobre la novela histórica y su construcción.
En Culo de gallina Barrueco es posible que haya exorcizado no tanto su recuerdo doliente de la enfermedad como la posibilidad de hablar de ella. Se sitúa en un lugar que oscila entre el primer y segundo plano para hacerlo desde un humor muy serio o desde la seriedad del humor mientras acompaña al lector por un itinerario de dolencias que explican el proceso curativo y las peculiaridades de sufrir una fÃstula. Y, a su vez, ofrece al lector una vÃvida imagen sobre la posibilidad de pensar el pasado mediante recursos actuales que, aunque no sean fidedignos y, en ciertos casos, procedan de la ficción, sirven para reconstruir la realidad pretérita de una manera que, quizá, no sea exacta, pero que se encuentra muy cerca de cómo pudo acontecer.