“Y pese a todo, la belleza persiste, y también la elocuencia y la profundidad de pensamiento, y nos pertenecen a todos porque son la prueba más significativa que podemos tener de lo que es posible en nosotrosâ€.
¿Qué hacemos aquÃ? (Galaxia Gutenberg, 2020), publicado originalmente en 2018, recoge quince textos, la mayorÃa conferencias, de Marilynne Robinson, una de las mejores escritoras contemporáneas en lengua inglesa, como ponen de manifiesto novelas como Gilead (2005), En casa (2008) o Lila (2015), en las cuales creó un universo propio a través de diferentes personajes que ha extendido recientemente en su relato Jack and Della (The New Yorker, Julio 20, 2020). Los textos fueron escritos entre 2016 y 2017 y muchas de las ideas que plantea, dos años después, surgen como prólogo a algunas cuestiones que, estando presentes entonces, han tomado mucha más fuerza en la actual esfera pública de Estados Unidos. Quince textos en los que, finalmente, denuncia cómo se ha entregado el pensamiento a la ideologÃa en un momento el que “se están cuestionando con insistencia el valor de las humanidades, esas acertadamente llamadas disciplinas que nos hacen plantearnos qué han sido, son y serás los seres humanosâ€.
El tÃtulo elegido para reunir estos textos resulta significativo, en cuanto a que Robinson interpela al lector desde él a través de una pregunta con connotaciones metafÃsicas que, a lo largo de los quince ensayos/conferencias, se ocupa no tanto de contestar como de buscar respuestas. Posibles respuestas. Y lo hace siendo fiel, como no podrÃa ser de otra manera a estas alturas de su carrera tanto en el terreno académico como en el de la ficción, a un compromiso con una tradición y una identidad que surge del protestantismo y que implica una posición teológica -antes que religiosa- y polÃtica que hunde sus raÃces en el llamado Puritanismo norteamericano, el cual se ocupa de rescatar en varios de sus ensayos para crear una genealogÃa del mismo y matizar muchos de los lugares comunes existente sobre él a través de la recuperación de figuras como John Wycliffe y los Lollards, John Calvin, Oliver Cromwell o el teólogo del siglo XVIII Jonathan Edwards.
“Una teologÃa para nuestra época reintegrarÃa al Ser. Nuestras formas de comprender el mundo en la actualidad, nuestros sistemas de pensamiento e ideologÃas tienen una autoridad para nosotros que nos lleva a tomarlos como explicaciones exhaustivas de la realidad, en lugar de como, en el mejor de los casos, instrumentos del entendimiento apropiados para usos concretosâ€.
Robinson no mira hacia ese pasado desde la nostalgia, a la cual ataca vehemente, ni tampoco impone, nunca lo hace, una mirada religiosa cerrada y única. La escritora asume que sus ideas y valores se encuentran en contraposición a las ideas y valores imperantes en la cultura occidental actual. Sobre todo, en cuestión a una tendencia que ha apreciado con el paso de los años: la reducción del respeto hacia el ser humano y el humanismo. Para Robinson, el humanismo surgido en la edad moderna tenÃa una base cristiana que, ahora, cree necesario no tanto recuperar como (re)considerar y resituar de cara a poner freno a una devaluación de la humanidad. De esta manera, Robinson, desde diferentes acercamientos, reclama el posicionar al individuo en el centro, pero no en base al egoÃsmo capitalista actual, sino como forma de alcanzar el bien de todos.
La escritora despliega a lo largo de estos textos una mirada al mundo en la que reivindica una visión que va más allá de lo tangible y habla de una realidad sentida que no tiene nada que ver con lo meramente emocional. Para Robinson, y lo expande al terreno de lo creativo, los individuos deben mirar más allá de lo que tienen delante o, mejor dicho, trascender lo real para relacionarse, precisamente, con la realidad. Robinson aboga por un trabajo personal e individual de introspección a través del pensamiento para alcanzar una mayor comprensión de aquello que nos rodea como base para poder expandirlo en la sociedad. La esperanza, la fe y el amor son las tres virtudes teologales que más maneja en sus quince ensayos, en alguno de ellos haciendo hincapié en una tradición que más recuperar para el presente, Robinson expone como base a partir de la cual reconfigurar un presente abogado a una deshumanización producto de un vacÃo y una trivialidad que tienen sus raÃces en un cinismo producto de un mundo sin referentes.
“El periodo moderno ha quedado ensombrecido por la penumbra, la nostalgia, la desilusión, la anomia, el despojamiento, la pérdida de fe, la deshumanización, la atomización, la secularización y diversas aflicciones del mismo tipo. Se ha convertido en una jaula de hierroâ€.
Por supuesto, Robinson no esconde en momento alguno su pensamiento y su fe. A este respecto, quien conozca la obra de la escritora no deberÃa sorprenderse. Sin embargo, Robinson en momento alguno impone una visión ni considera la religión como la salida a los problemas actuales que ha detectado. De hecho, en varios textos defiende el espacio académico y universitario público y denuncia su caÃda en desgracia en Estados Unidos para potenciar el acceso a un conocimiento que, poco a poco, parece estar derivando tan solo hacia una elite y en la que la educación tan solo se dirige a preparar trabajadores para una economÃa globalizada. Robinson no reniega de lo racional en favor de lo religioso. Pero sà reflexiona sobre una unión entre ambos que va más allá de la fe y la creencia para que el mundo tangible y material pueda ser trascendido en busca de algo más elevado para el ser humano y que no debe estar sujeta a operaciones mercantiles desde la base educacional que produce, finalmente, un mundo competitivo tendente a la violencia.
Muchos de los ensayos de ¿Qué hacemos aquÃ?, alguno de manera directa, también proporcionan claves sobre la ficción de Robinson, o, mejor dicho, sobre la forma en la que aborda la escritura. AsÃ, en sus novelas, a través de un estilo elegante y brillante, con una gran capacidad para indagar en lo cotidiano, incluso en el silencio, la escritora plantea cuestiones relacionados con la fe y la ética mediante una mirada que ahonda en la condición humana. En sus ensayos, expande esta idea, la complementa, mediante la búsqueda en el interior de una tradición para poner remedio a una amnesia histórica -y ya histérica- colectiva contra la que Robinson ofrece una mirada hacia el pasado como forma de construir un presente y un futuro. Sin ello, es imposible, para Robinson, el progreso humano.
“La belleza es una conversación entre la humanidad y la realidad, y nosotros formamos parte esencial de ella, aportando nuestros singulares talentos de reflexión y creaciónâ€.