Merma de Benito del Pliego, recientemente aparecido en la editorial tinerfeña Baile del Sol, deslumbra desde la primera letra: nos interpela hasta el punto de dejarnos ciegos y hambrientos, saciados y visionarios, porque de poesÃa se trata esta ausencia, esta extinción, este llevar al lÃmite la expresión escrita, esta lucidez que penetra y revienta, desdibuja, afila y clava. LÃmite, se trata del lÃmite, de la frontera que existe entre el signo escrito y la aspiración a expresar, entre lo que existe y lo que escribimos; pero también se trata de su destrucción, de su confusión, de su dilapidación: de despilfarrar ahorrando, de abstraer las palabras como chicles masticados de creación que permiten la novedad expresiva; consiguiéndolo, incluso, en la desconfianza de su propio significado. Porque se trata de decir lo que se fragmenta, lo que disminuye; se trata de un calcetÃn vuelto del revés, que se acaba tal y como comienzan los libros de poesÃa, con una cita, y que comienza tal y como acaban los libros de poesÃa, con una poética. Desde el vacÃo en plenitud, desde lo que no se dice, en plenitud colmada, Benito del Pliego juega y se envicia y nos contagia en series numéricas, rayuelas, autodefinidos, en poesÃa que se respira hondo y se lee con aspiración a médula ósea, de pérdida y hallazgo; poesÃa despojada de poesÃa que sorprenderá abiertamente a los lectores que se desnuden de prejuicios.
AgustÃn Calvo Galán, 2009
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