Otro final. VV.AA.
Editores: Manuel Hidalgo y
Amparo Serrano de Haro
451 Editores (Madrid, 2009)
Cualquier antologÃa o volumen escrito por varios autores resulta todo un riesgo. Por regla general, de los relatos recogidos podrán interesar algunos, pero los lectores pueden sufrir grandes decepciones al descubrir que una buena parte no llegan a la calidad deseada.
451 Editores está apostando por antologÃas inéditas no aptas para puristas. Aquellos que consideran un sacrilegio tocar/retocar grandes obras maestras de la literatura, mejor que no se acerquen a su colección «Re:make», una especie de gamberrada en la que una selección de autores de sobras conocidos en España se dedican a versionar-reinterpretar-parodiar (a cada uno que se le asigne lo que toque) argumentos, personajes, novelas y géneros. Bécquer, Shakespeare, Poe, Lope de Vega, Las mil y una noches, Drácula, Frankenstein… ya han sido vÃctimas de estos, por otra parte, grandes lectores, con desigual fortuna.
El volumen que nos ocupa, Otro final, se las trae, porque ya no se trata de alterar piezas literarias: Quince narradores plantean un nuevo final para otras tantas pelÃculas clásicas.
Personalmente me encantan los juegos, acepto cualquier idea que pueda parecerme original, no me gusta encorsetar ni etiquetar, por lo que mi acercamiento al libro fue a través de la curiosidad y el afecto que siento por algunos de los implicados en el proyecto. Pero… comienzo a pasar páginas y no le encuentro maldita la gracia a la propuesta, excepto en algunas (pocas) ocasiones.
Resulta lógico pensar que quienes se planteen leer estos relatos son, en su mayorÃa, aficionados al cine que conocen las obras referenciadas. Una valoración de la antologÃa requiere de un conocimiento previo de las cintas que han sido tocadas con «la gracia» de ser incluidas en ella. En caso contrario, el interés decae una barbaridad y no se llegan a entender muchos de los cambios pergeñados. Lo mismo podrÃamos decir del resto de libros de esta colección.
Una vez entendido esto, nos adentramos en la creatividad de los autores. Por lo que se nos cuenta, cada uno ha podido escoger su pelÃcula sin ningún tipo de presión. Se deduce, por ello, que han escrito sobre una obra que les gusta, les emociona, conocen y pretenden homenajear, cada uno en su estilo. La lista no puede ser más ecléctica: Cumbres borrascosas, Muerte en Venecia, Doctor Zhivago, El tercer hombre… Relacionando narrador con pelÃcula nos damos cuenta de que sÃ, encajan más o menos, tiene sentido y están conectados. Lo que no significa que las musas hayan inspirado a todos.
No me gustan los ya agotadores chascarrillos gays de Mendicutti (Con faldas y a lo loco, «of course»); tampoco me satisface la vuelta de tuerca que Amparo Serrano de Haro nos ofrece, convirtiendo Casablanca en una telenovela; discrepo con que Vicente Molina i Foix ofrezca un final alternativo flojÃsimo de Psicosis; reconozco el esfuerzo de Pedro Zarraluki al enfrentarse con los personajes de Blade Runner y entregarnos un nuevo final alternativo (otro); me rÃo mucho con lo escrito por Eduardo Chamorro sobre Peter Pan, con esos personajes enganchados al polvillo de Campanilla (¿qué otra cosa podrÃa ser más que marihuana?); me enternece el inesperado «The End» de Bienvenido Mr. Marshall ideado por Manuel Hidalgo; abro los ojos ante la nueva perspectiva que Ãlvaro del Amo descubre en su tributo a Calle Mayor; y asiento con la cabeza al leer la emocionada historia infantil de Augusto M. Torres sobre Mogambo, en la que no nos muestra ningún desenlace diferente, sino que, en una proeza simple pero efectiva, recuerda que en España la censura ya se encargaba de cambiar lo que se contaba en el cine y los sueños húmedos, las primeras poluciones nocturnas, hacÃan, de la inocencia pecadora, el pecado inocente.
Como decÃa más arriba, para gustos los colores. La cuestión está en ser consciente de que un libro de estas caracterÃsticas puede producir más decepciones que alegrÃas.
José A. Muñoz
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