Voy a hablar de este pequeño tesoro de verdades Ãntimas: Metáfora y memoria, de Cynthia Ozick (Nueva York, 1928), editado por Mardulce y traducido por Ernesto Montequin, una recopilación de sus ensayos que calificaré de delicia, aunque se discrepe en muchas de sus ideas y puntos de vista. Delicioso, pues su escritura está aquà tan presente como en sus obras de ficción. Confieso que descubrà la escritura de Ozick con Los papeles de Puttermesser, una novela alocada y divertidÃsima, y me enamoré a la primera. Enseguida siguieron otras lecturas porque el enamoramiento tiene algo de obsesivo-compulsivo y también de ansioso, de entrega que roza lo fanático. Ella practica la ironÃa de Austen, la charlatanerÃa de Bellow, un humor delicado y un espléndido desparpajo.
Metáfora y memoria está dividido en dos apartados: Temas y Autores. Temas aúna ensayos de extensión variable que abundan sobre el artista, la escritura, el permiso de escribir, la modernidad, la metáfora y la memoria, entre otras cosas, aunque dirÃase que todos comparten cierto aire burlesco (aunque también enojado) de “todo tiempo pasado fue mejorâ€. Ozick se ensaña con lo periodÃstico, lo partidista, lo que anula la ambigüedad, lo que deja de lado, al mismo tiempo, la tradición como nutritivo sustento intelectual. Se enerva con el ruido constante de la información en la era de internet que tanto nos aleja del Ãntimo susurro de nuestras ideas. Aboga, pues, por la novela y por el ensayo, pues son los únicos que, a su parecer, consiguen conectarnos con nosotros mismos.
“¿Acaso la novela literaria, al igual que el ensayo personal, corre peligro de volverse obsoleta? De tanto en tanto suena alguna alarma académica y supongo que la novela puede caer en desgracia o pasar de moda, al menos en el largo plazo. ¿Dónde están, después de todo, las formas soberanas de antaño: la épica, la saga, el poema narrativo byroniano, la oda autobiográfica a la manera de Wordsworth? La magnificencia literaria ya no está en boga. […] Las formas y los géneros, al igual que todos los seres que respiran, tienen su ciclo de vida natural. Nacen dentro de un conjunto de condiciones sociales y agonizan cuando esas condiciones cambian. Pero si la novela languideciera -si, digamos, sufriera una metamorfosis completa y se transformara en una variante del periodismo o en una pelÃcula, como le ha ocurrido a muchas novelas populares-, entonces el último vehÃculo confiable de la vida interior (además de nuestras cabezas) se habrÃa disuelto en el aire.â€
(Atiéndase a lo que define como “languidecimiento de la novelaâ€, pues quizá hace rato que está ocurriendo.)
Autores reúne ensayos y algunas reseñas de diversos escritores, entre ellos, Susan Sontag, su adorado Henry James, Franz Kafka, Virginia Woolf, Truman Capote, Sylvia Plath y Fiódor Dostoyevski. ¡Selecta y clásica biblioteca! Aquà se explaya detenidamente en aspectos biográficos, en la relación del autor con su obra y, en general, se dedica a defenestrar algunas de sus obras o discutir con estos autores (o con los autores de los libros que reseña, que son biografÃas de esos autores). Rescato de esta maraña una cita que Cynthia Ozick señala como definitoria de aquello que entendemos como novela moderna. Me refiero a eso de que la obra sabe mucho más de sà que el propio autor:
“Las obras maestras de la literatura moderna, sin embargo, casi siempre apuntan hacia algo más subterráneo que la mera comprobación. El castillo, por ejemplo, parece saber más que el propio Kafka, más acerca de su propia sustancia y de su tono, más acerca de sus preocupaciones y de sus motivos, más acerca de la ilación de la mente de Kafka.â€
Aunque más brillante en la ficción que en el pensamiento, la prosa de Ozick persiste en el deslumbramiento incluso en esta colección de ensayos, donde no esconde su bagaje erudito, su combatividad judÃa y una personalÃsima manera de leer. Descubrimos un muestrario de su ideario de escritura y, a la vez, toda su indignación con respecto al rumbo hacia la banalidad que, desde su punto de vista, va tomando la cultura. Se nos muestra, al fin y al cabo, como una inteligente, perspicaz y adorable cascarrabias, y a menudo tiene razón.