El cuarto de atrás

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 Carmen Martín Gaite | Ilustración: Alexandra Pociello | WikiMedia Commons
Carmen Martín Gaite | Ilustración: Alexandra Pociello | WikiMedia Commons

Escribir es un sucedáneo de la conversación, afirmaba Carmen Martín Gaite en una entrevista realizada por Soler Serrano para el programa de televisión A Fondo. Hablar no es contar lo que sabemos sino relacionarnos con lo desconocido, confrontar las ideas, estructurar el pensamiento y darle sentido a las vivencias. La protagonista de la novela El cuarto de atrás encuentra sus contrapuntos a partir de una conversación con un misterioso personaje que aparece en su casa de Salamanca. La conversación se nutre de los mecanismos de la mayéutica para obligar al interlocutor a reposicionarse y reformular sus propias conclusiones. Ésta técnica presupone que la verdad se encuentra en nuestro  interior y, por tanto, no puede ser presentada de forma unilateral. El diálogo propone un intercambio que nos obliga a cuestionarnos y ampliar nuestro campo de visión.

“Estábamos las dos tan interesadas que nos olvidamos de poner la mesa para comer, y yo le dije que los cuentos bonitos siempre hacen perder la noción del tiempo y que, gracias a ellos, nos salvamos del agobio de lo práctico, y ese comentario motivó una tertulia muy sabrosa”.

Destino
Destino

El cuarto de atrás es un ensayo sobre el oficio de escribir, un libro de memorias y una novela fantástica. La mezcla de géneros es uno de los signos distintivos de la escritora salamantina, quien desde muy joven incursiona en la prensa y en la poética, escribe ensayos sobre la literatura, adaptaciones teatrales y guiones de cine y televisión. La riqueza de la novela radica en su capacidad de recurrir a diversos mecanismos para ahondar en la experiencia y sacarle el máximo provecho. La escritura es un juego de espejos del que nada queda al margen. La narradora-personaje es una escritora que se pasa las noches en vela esperando la llegada de la inspiración. Una de esas noches recibe la inesperada visita de un desconocido. El papel del misterioso personaje no es otro que el del interlocutor del cual se sirve la autora para entablar un diálogo y nutrir la escritura con códigos próximos a la oralidad.

La memoria es quien se encarga de revivir el placer de transitar pasadizos, recodos y desvanes. La habitación de atrás representa el lugar en el que habitan los recuerdos de la infancia, allí donde reina el desorden, donde se puede cantar a voz en cuello, cambiar de sitio los muebles, saltar encima del sofá y donde nada está prohibido. Sin embargo, en el año treinta y seis las necesidades lo transformaron repentinamente en una despensa en la que había que almacenar productos de subsistencia. A partir de entonces la infancia queda arrinconada y se pierde el gusto de jugar. El cuarto de atrás refleja asimismo el paso de la edad de la inocencia a la madurez. La curiosidad y la libertad se ven coartadas por la realidad. La imaginación se convierte en el último bastión de la infancia. La fantasía trasciende la literatura, si es posible imaginar una realidad nueva, es posible construirla. El viaje por la memoria ensaya un análisis introspectivo mediante el cual la protagonista intenta comprenderse a sí misma y explicarse a partir del insomnio y la falta de inspiración. Cuando el mundo se pone en contra de uno, lo mejor es inventarse uno nuevo.

La escritura es el instrumento mediante el cual la protagonista rescata del olvido todas las cosas que ha estado recordando, resonancias subjetivas de las vivencias pasadas. Realidad y ficción se confunden en unos límites difusos entre los cuales se mezclan las percepciones y las emociones. Todo pudo y no pudo ser un sueño. La literatura es un desafío a la lógica, un lugar en el que habita el misterio de la vida y al que solamente la curiosidad puede franquear su entrada. Contar una historia es un acto de valentía y atrevimiento que implica zambullirse en la experiencia para desgranarla y enfrentar las consecuencias que ello implica.

“Lo más excitante son las versiones contradictorias, constituyen la base de la literatura, no somos un solo ser, sino muchos, de la misma manera que tampoco la historia es esa que se escribe poniendo en orden las fechas y se nos presenta como inamovible, cada persona que nos ha visto o hablado alguna vez guarda una pieza del rompecabezas que nunca podremos contemplar entero.”

Carmen Martín Gaite es una de las escritoras claves de la literatura española por su capacidad de confrontar y cuestionar la realidad. El cuarto de atrás propone una pausa en el ritmo de los acontecimientos, una reflexión y la búsqueda de un encuadre nuevo que permita ensanchar las vivencias. La transición entre la infancia y la madurez es, asimismo, el reflejo de una generación que se ve forzada a abandonar la libertad. La vigencia de la obra estriba en el inconformismo y en la promoción de nuevos horizontes fundamentados en la construcción de una identidad propia que se gesta a partir de las relaciones con las demás personas y en el diálogo interno.

Jordi Pacheco

Jordi Pacheco (Girona, 1980). Graduado en Comunicación. Periodista y crítico. Director adjunto en revista 'Foc Nou' y colaborador en diversos medios entre los que destacan 'La Marea', 'El Ciervo' y 'Revista de Letras'.

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