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La obra es a tres bandas (o cuatro, según se mire). Una mujer – Carolina - que ha inflado hasta el infinito su currÃculum se presenta a un puesto de trabajo que ni siquiera conoce con exactitud (hábil juego con las denominaciones incomprensibles que utilizan algunas multinacionales para designar sus departamentos). El director de Recursos Humanos es un ignorante que le interroga sin parar. Y una secretaria, lenta y torpe, va repitiendo lo que dice la aspirante. El puntal central de la obra está situado en un personaje misterioso inspirado en El castillo de Kafka, el señor Klamm, al que todos temen y el que jamás aparece en escena. Sus llamadas muestran el miedo a alguien que parece manejar los hilos del destino de los personajes.
Seguidamente, se nos presenta una segunda parte en la que la aspirante al trabajo ha de pasar un cúmulo de “simulacrosâ€, unas pruebas que intentan construir momentos cómicos, pero que se quedan en un serial de gags predecibles, a pesar de la fuerza interpretativa de Poveda.
Que la última apuesta de Sanchis Sinisterra desilusione, no ha de despistarnos. La Sala Beckett es una garantÃa, indiscutible, del mejor teatro, de la experimentación más puntera, y de la promoción de los dramaturgos que ya están pidiendo paso en la escena catalana e internacional. Su propuesta Obrador Internacional de Dramaturgia (con edición especial en verano) es un atractivo programa de talleres, cursos y formación en general, que demuestra que sigue siendo una sala necesaria para Barcelona, aunque la especulación inmobiliaria amenace constantemente con su desaparición. Esperemos que resista, como mÃnimo, 20 años más. Dirá mucho de la ciudad. Y de su teatro.
Albert Lladó (Barcelona, 1980) es editor de Revista de Letras y escribe en La Vanguardia. Es autor, entre otros tÃtulos, de 'MalpaÃs' y 'La travesÃa de las anguilas' (Galaxia Gutenberg, 2022 y 2020) y 'La mirada lúcida' (Anagrama, 2019).
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