
Las ciudades que ha habitado Sara Herrera Peralta son tratadas en algunos de sus poemarios como ejes que cohesionan su sentido. La poeta se sirve de ellas como catalizadoras de una autobiografía que se proyecta en los diferentes lugares en los que arraiga y transita. París es la ciudad de la que se sirvió en su anterior libro, Quién mire hacia abajo, pierde (Baile del Sol, 2013), y también es la ciudad que da sentido y organiza el conjunto de experiencias de este último, Documentum (Torremozas, 2014 – Premio Carmen Conde de Poesía), aunque desde una perspectiva bien distinta.
Si en Quién mire hacia abajo, pierde la voz poética se mueve por la ciudad de París en un trayecto marcado por líneas y estaciones de metro, curiosamente, el primer poema de Documentum, Enumeración, sitúa a esa voz en Londres, ciudad que precedió a París en la experiencia vital de la poeta, para enumerar un conjunto de vivencias que tienen como marco la capital francesa. Por tanto, este poemario funciona a modo de escrito que recopila, verifica y certifica una experiencia pasada a través de la memoria.
París ha sido tantas cosas
que París tiene que quedarse
a la fuerza en la memoria.
París, mon amour
Esa perspectiva desde la distancia y el paso tiempo, y la memoria como acopio de la experiencia, dotan a este poemario de una mayor magnitud estética y humana respecto, no solo a sus anteriores poemarios, sino a la actual producción poética. A continuación, voy a esbozar los puntos sobre los que se sostiene mi lectura. Se suele atribuir a Borges la afirmación de que en literatura solo existen cuatro temas: la infancia, el exilio, el amor y la muerte. En Documentum, la poeta recoge estás cuatro temáticas de una forma tan equilibrada que difícilmente el lector puede establecer jerarquías significativas. De hecho, en algunos casos aparecen de tal forma tratados que la introducción de uno de ellos supone el tratamiento de los otros, formando un telaraña de caminos que se cruzan y comunican. A modo premonitorio, así se expresa en los primeros versos del libro.
Londres es hoy un motón de niebla
con hilos que se entrelazan.
Enumeración

Si el poema citado, Enumeración, sirve de prólogo y va a exponer las líneas maestras del poemario, el otro citado, el poema largo París, mon amour, desarrolla una serie de hechos relacionados con esa cuádruple temática. Este poema, que retóricamente funciona como una acumulatio, refleja un París que, a modo de personaje al que se enfrenta la voz poética, la lleva tanto por las mejores como por las más adversas situaciones. En ese sentido, esa contradicción insita en la ciudad será la que marque los hechos fundamentales en la experiencia de la voz poética. Los hechos relacionados con la muerte, el amor o la necesidad de una orientación en la vida quedaran definidos por una serie de correspondencias por los que una vivencia satisfactoria sobrelleva otra experiencia marcada por la tristeza. De esta forma, la celebración del amor encuentra su correlato en la ruptura, la memoria familiar y el recuerdo del pasado en la muerte, o el establecer una orientación vital en la melancolía y la lejanía de los seres queridos. Así, en poemas como El cha-cha-chá, Por enésima vez Casablanca o La tumba de Cortázar, entre otros, emerge una visión de la contradicción de la existencia como núcleo del sentido de la experiencia del ser humano.
Cuando hablo, callo en realidad
Propongo una alabanza
En el desarrollo del tema del amor, la poesía de Sara Herrera Peralta muestra rasgos que la conectan con poetas fundamentales de la tradición occidental, Safo, y de las letras hispánicas, Alejandra Pizarnik. Con ambas conecta en una idea del amor como salvoconducto en la vida frente a lo adverso, y en la consideración de los amantes que, manifestando en sus cuerpos los efectos de ést, son considerados seres únicos.
Ven, toma mi cuerpo,
acaso mañana el temblor
Enumeración
En su poesía, la poeta muestra la aflicción y el profundo dolor con los que ha de convivir. Sin embargo, la postura que toma frente a ello origina -y aquí es donde establezco el punto por el que considero este poemario de una magnitud distinta- una respuesta de grandeza aún mayor. Frente al malestar, la herida y la ruptura, aparecen la fe en la vida, una creencia fundamentada en la honestidad y el trabajo, la alegría y el amor como motores de un devenir que da respuesta a la desavenencia del mundo. En este sentido, sin ser una poeta y un poemario simbolistas, se establece una aspiración hacia lo inasible, una creencia y una fe en esa radicalidad humana, que se sobrepone a cualquier circunstancia.
Mis abuelos hablaban de la guerra:
mi venganza, ahora, será vivir.
La enferma
Otros elementos significativos de Documentum, también presentes en otras obras de Sara Herrera Peralta, son una visión cosmopolita por la que celebra en la diferencia una nueva respuesta vital –que conecta con poetas como Lorca o Virgilio Piñera-, y un impulso ético como reflejo de cómo un determinado sistema de organizar la vida que no prioriza al conjunto de la humanidad afecta a la calidad de nuestras relaciones.
Las personas alegres tienden a ser raras
Y las felices. Y las buenas.
No se hizo para ellas el primer premio
Primer premio
Sara Herrera Peralta suele decir que no escribe pensando en el lector, que escribe para sí misma. Y sorprende esta afirmación, cuando uno como lector asiste a la capacidad de comunicación de su poesía, encontrando un espacio propio en ella. Con un estilo sencillo y un lenguaje directo propio de la esencia de los hechos y las cosas, que brilla por su sinceridad y su música profunda –como ya dijera el crítico Mariano Cruz, al que yo ahora subrayo-, la poeta apunta hacia un grado máximo de inteligencia con un claro referente en la poesía de Wislawa Szymborska. De esta forma, Sara Herrera Peralta desde una condición que parte de lo femenino singular consigue cavar muy hondo a través de esas grietas humanas, y esboza una mirada que aspira a lo universal, calando en la abigarrada existencia del conjunto de mujeres y hombres.