Alain Corbin | Foto: Fragmenta Editorial

En época de algarabía

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Alain Corbin | Foto: Fragmenta Editorial

“En este libro, la evocación del silencio de otros tiempos, de las modalidades de su búsqueda, de sus texturas, de sus disciplinas, de sus tácticas, de su riqueza y de la fuerza de su palabra tal vez pueda contribuir al reaprendizaje del silencio, es decir, del estar con uno mismo”.

El historiador y filósofo Alain Corbin publicó La Miasme et la jonquille en 1982, convirtiéndose desde entonces en uno de los pensadores más audaces, originales e importantes de lo que ha venido a llamarse la historia de las sensibilidades siguiendo el camino abierto por Lucien Febvre y la Escuela de los Annales, si bien, con el tiempo, el propio Corbin ha preferido adentrarse más en lo que podría denominarse historia de los sentidos.

Desde entonces, obras como la monumental y magnífica Historia del cuerpo, imprescindibles tres volúmenes coescritos con J.J. Courtine y G. Vigarello, Historia del cristianismo o El mar: terror y fascinación, han convertido a Corbin en un autor que destaca gracias a su capacidad para aunar profundidad y audacia discursiva en sus análisis. Algo patente también en Historia del silencio (Acantilado, 2019), breve ensayo, pero en el que Corbin sintetiza de manera magnífica todo su trabajo anterior en una obra que ahonda en la representación del silencio desde el Renacimiento hasta nuestros días, como apunta su subtítulo, en diferentes acercamientos artísticos y vitales al silencio mediante un estilo ensayístico muy narrativo.

“Hoy en día, es difícil que se guarde silencio, y ello impide oír la palabra interior que calma y apacigua. La sociedad nos conmina a someternos al ruido para formar así parte del todo, en lugar de mantenernos a la escucha de nosotros mismos. De este modo, se altera la estructura misma del individuo”.

Acantilado

Corbin divide Historia del silencio en dos partes, separadas por un interludio (“José y Narazet o el absoluto del silencio”), en el que aborda el silencio de José en la Biblia y que resulta, en su brevedad, concisión y análisis, verdaderamente brillante. Antes, cuatro capítulos que abordan el silencio y la intimidad de los lugares, el silencio de la naturaleza, la búsqueda del silencio y el aprendizaje y las disciplinas del silencio. Después, la palabra del silencio, las tácticas del silencio, los silencios del amor y del odio y, finalmente, en un postludio, lo trágico del amor.

Entre esos dos ejes, Corbin marca un itinerario en el que evidencia, desde el Renacimiento, las diferentes apreciaciones del silencio a través de filósofos, poetas, escritores, pintores, dramaturgos, cineastas, místicos, amantes de la naturaleza… La lista de nombres es larga y variada: Henry D. Thoreau, Charles de Foucault, Ignacio de Loyola, Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz, Kafka, Marcel Proust, Charles Baudelaire, Julien Gracq, Pascal Quignard, Jean-Marie G. Le Clézio, Rilke, Maurice Maeterlinck, Victor Hugo, Joris-Karl Huysmans… Corbin lleva a cabo un relato que busca tanto expresiones artísticas y representaciones como búsquedas personales y experienciales del silencio. Está interesado en ahondar en cada momento y en cada época, sin olvidar las expresiones personales, pero no tanto para conformar una enumeración como para entablar un diálogo atemporal en el que importa el contexto específico, así como la relación que se establece entre el pasado y el presente.

“Las búsquedas del silencio son múltiples, antiguas, universales. Impregnan toda la historia humana: hindúes, budistas, taoístas, pitagóricos y, claro está, cristianos, católicos y, tal vez aún, ortodoxos han experimentado la necesidad de beneficios del silencio: tal necesidad desborda, además, la esfera de lo sagrado y de lo religioso”

El gran interés de Historia de silencio no está tan solo, aunque sea más que suficiente, en el disfrute que supone su lectura en cuanto a la capacidad del autor para transmitir con una naturalidad alejada de lo académico unos conocimientos que apuntan a un trabajo recapacitado y asentado en unas reflexiones acumuladas; ni en tan solo un recorrido brillante por esa historia del silencio a lo largo de cinco siglos y diferentes expresiones artísticas y sociales y los cambios efectuados a la hora de afrontar el silencio en cada época, mostrando de manera clara ciertas ambigüedades y las variaciones entre un momento y otro a partir de la evolución social y tecnológica. Es una lectura que nos hace, y en especial en el último apartado, reflexionar sobre varios aspectos que atañen de manera directa a nuestro presente.

Porque Corbin no solo evidencia, de manera tan directa como indirecta, que vivimos actualmente en un mundo de ruido, de algarabía constante, en el que el silencio incluso se ha convertido en un estigma, en algo negativo; sino que pone de relieve que esto conlleva la destrucción de la capacidad de escucha del otro, del entendimiento, de la imposición constante de la opinión propia frente a la de los demás por el mero hecho de ser incapaces de callar. También porque ese no saber silenciar ahoga la reflexión personal, la autorreflexión. Porque Corbin muestra, en sus diferentes variedades, cómo el silencio no es el ahogo de la palabra, como tampoco lo es de la música, por ejemplo, pero sí que es -o puede ser- un espacio para el encuentro y el conocimiento personal. No lo hace de manera explícita, pero a base de contrastar épocas y motivaciones a la hora de encontrar y de expresar el silencio, el pensador francés logra que miremos a nuestro alrededor y constatemos cómo el individuo actual ha caído preso de ese ruido constante que, en términos generales, no dice nada.

En definitiva, Historia del silencio anima al lector no tanto a callar, como a buscar ese silencio interior que sirva de conocimiento y reflexión personal. Una manera de conocernos a nosotros mismos para, de ese modo, poder ofrecer a nivel social algo más que ruido ininterrumpido cuya aparición, en la forma que sea, es tan veloz en su aparición como olvidable tras ella. aunque no requiere de demasiado tiempo para crear una algarabía generalizada que no aporta nada.

“Venimos del silencio y nos hemos desviado de él cuando andábamos todavía a cuatro patas. Esta convicción autoriza una empresa de rehabilitación del lenguaje por el silencio, la que preconiza Wittgenstein en la estela de Henry D. Thoreau, quien estima que, para tomar de nuevo posesión de nuestras palabras, y por consiguiente de nuestras vidas, debemos pasar por el silencio”.

Israel Paredes

Israel Paredes (Madrid, 1978). Licenciado en Teoría e Historia del Arte es autor, entre otros, de los libros 'Imágenes del cuerpo' y 'John Cassavetes. Claroscuro Americano'. Colabora actualmente en varios medios como Dirigido por, Imágenes, 'La Balsa de la Medusa', 'Clarín', 'Revista de Occidente', entre otros. Es coordinador de la sección de cine de Playtime de 'El Plural'.

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