La editorial Ampersand, radicada en Buenos Aires, llega a España con Trance (2018), de Alan Pauls (Buenos Aires, 1959), escritor, crÃtico y profesor universitario, considerado uno de los más brillantes escritores-lectores en lengua castellana. Trance es una especie de glosario personalÃsimo que tiene por objeto la experiencia de lectura que todo escritor vivencia con indudable intimidad y compulsión. Este liviano artefacto pertenece a la colección Lector&s que incide precisamente en esta actividad anacrónica que hoy en dÃa se parece mucho a un acto rebelde: leer es “monogamia absolutaâ€, permanecer en sà mismo, apartarse de lo que sea que acontezca alrededor, no distraerse con esa continua ametralladora de estÃmulos, holografiar en la propia mente la voz de otro, fantasear con otras vidas.
Pauls nos habla de cómo se puede leer mal, ser leÃdo, también ser léido (cuando es la propia lectura la que ejerce la acción en el lector). Hay homenajes a sus maestros, a los libros encontrados, a la lectura como ejecución musical. Hay entradas que hablan de las posturas al leer, de la primera lectura, de la lectura silenciosa, del pudor de mostrar lo que se está leyendo. Hay otras sobre las relecturas, los subrayados, los traductores, las escenas de lectura, los lugares en los que se lee (casi todos). Hay menciones a leer entre lÃneas, a los hiatos de sentido para completar, ignorar, atravesar. Hay una referencia constante a la lectura como gula. Porque la lectura te posee, te conduce a un trance por momentos culposo. Además es un vicio, un pecado, una pasión, una obsesión, una militancia, un “shock eléctricoâ€, un abuso, una potencialidad ilimitada, una experiencia radical.
Por lo demás, la lectura lo contagia todo, porque no hay “fuera-de-textoâ€, y lo que se llama “percepción del mundo†se convierte en libro.
“Todo es legible, todo se presta a ser leÃdo –incluso, o antes que nada, las cosas no escritas, que prefieren encerrar lo que las escritas exhiben a la luz del dÃa. Leer (como pensar) es un verbo archiintransitivo, cuyo horizonte de objetos no tiene lÃmite.â€
Existe una relación demasiado estrecha entre un lector y un escritor, o puede decirse que un escritor no es otra cosa sino un lector demasiado activo. En este sentido, Jorge Luis Borges nos enseñó a leer a todos, dice Pauls, y el estructuralismo y Roland Barthes pusieron el foco en este tipo de escritor endeudado “hasta el cuello con la lecturaâ€. De hecho, el argentino confiesa haberse convertido en escritor para darle un sentido al goce de leer, actividad gratuita y generosa.
Dicen que leer te aÃsla de la vida, que es una actividad solitaria tanto como la escritura. Por eso siempre llega ese punto en que todo lector se formula la pregunta por la oposición leer/vivir:
“[…] ¿y si la relación de la lectura con la vida no fuera de oposición, ni de exclusión, ni de enseñanza, ni de complementariedad, sino –como sabe cualquiera que, con las pestañas ardiendo, se niega a apartar los ojos del libro que se las quema– pura y simplemente de histeria?â€
Trance es el testimonio de una deuda, una pasión, un fanatismo, una natural continuidad que todo lector teje entre la vida y los libros.